Danielle me da un apretujón nada más verme entrar por la puerta, seguido de un cariñoso beso en la frente, muy cerca de mi ojo. La estrecho entre mis brazos y la levanto del suelo. Es un poco más bajita que yo. Y eso que yo mido 1,63. Así que no me cuesta nada tomarla. Danielle es una cabezota, pero también es la persona más cariñosa y babosa del planeta. Tengo que forcejar con ella para conseguir separarla de mí y hacer que deje de besar mis mejillas.
—Si es que te echaba de menos —dice separándose finalmente de mí.
—Sí, muy a mi pesar —bromeo—, tengo que decir que yo también a ti.
Danielle me da un empujón y me mira sonriente.
La persigo hasta su cuarto y quedo impresionada por lo desordenado que lo tiene todo. Se me hace raro pues ella es una persona que lo suele tener todo impecable. Así que esto me está dando una pista, me está diciendo que quizá mi amiga no está muy bien últimamente.
Esquivando unas cuantas cosas del suelo, llega hasta la mesa de su escritorio y agarra el guion de nuestra nueva obra.
—Perdón por el desorden.
—Te diría que no me importa pero... —frunzo los labios—, ¿te pasa algo?
—Sí.
La miro esperando una respuesta convincente.
—Que no tengo tiempo para nada —suelta de repente.
Ambas sonreímos. Me ha conseguido preocupar durante un segundo.
—Es que cuando llego a casa después de todo el día fuera —explica—. No tengo ganas de nada. Y me da una pereza recoger... y lo voy dejando y dejando. Y así está la habitación, que parece una pocilga. En la vida la he tenido así.
—Bueno, siempre hay una primera vez.
—Claro —dice mirándome fijamente—. Igual que tú vas a tener una primera vez con Bridget en seguida.
—¡Danielle!
No llego a entender por qué ha sacado el tema Bridget en este preciso momento, sin venir a cuento. Pero ahora mismo la estoy odiando con mucha fuerza. Parece que Danielle se ha obsesionado con mi historia y está dispuesta a llegar hasta donde haga falta para que todo salga bien.
Danielle se acerca a mí con una sonrisa ladeada. Esa sonrisa que solo yo sé entender. Me agarra de los hombros y hace que la mire fijamente.
—Tía... dímelo. Habéis follado.
Ruedo los ojos y resoplo mostrándome enfadada. Esta mujer es uni-tema, solo piensa en eso y nada más.
—¿Cómo vamos a hacer eso? —susurro.
—¿Te lo tengo que explicar?
—No.
Le aparto cuidadosamente las manos de mis hombros y retrocedo un paso. Me está empezando a poner nerviosa.
Salimos al salón, agarra su bolso y nos vamos a la calle. Poniendo rumbo a la sala de ensayo. Es el primer día que vamos a quedar toda la compañía para leer nuestra nueva obra.
Jane nos recibe con la mejor de sus sonrisas, dándonos un beso en la frente a cada uno según entramos por la puerta. Nos sentamos en el suelo, es una cosa que a los actores nos encanta. ¿Las sillas? No queremos eso. Hacemos un círculo y Jane nos hace sacar los guiones. Nos explica cómo quiere hacer más o menos el montaje de la obra y nos explica que ya tiene todo el vestuario encargado.
Comenzamos a leer la obra, cada uno leyendo su personaje. Jane nos interrumpe dándonos indicaciones sobre las escenas, sobre cómo quiere que sea cada cosa. Sobre los matices y cualidades de nuestros personajes.
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Llámalo Destino
RomanceSarah es una joven actriz que todavía no tiene muy claro su futuro. En sus ratos libres se desahoga escribiendo y pasa más tiempo del que debería en la acogedora cafetería de su tía. Allí, conocerá a la que se convertirá en una mujer muy especial co...