Capítulo #22

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Danielle y yo estamos paseando sin tener un rumbo fijo. Simplemente hemos quedado para dar una vuelta y ponernos al día de todo. Tenía que contarle mi conversación con Bridget. Estaba segura de que iba a alucinar.

—¿Y te insistió en que la próxima vez se lo tenías que decir?

—Sí. Varias veces.

Danielle sonríe mientras aplaude alegremente.

—Se le cae la baba por ti, Sarah —sentencia—. Te digo que ella ya no sabe qué hacer para que le entres.

—Pero, ¿qué dices?

—Ella no quiere dar el paso porque quizá no está segura. Y me apuesto esta mano —la pone delante de mis narices—, a que está buscando la manera de que le entres tú.

Niego en rotundo. Sigo sin compartir las teorías de mi amiga.

—Las personas pueden tener amigos sin llegar a algo más, eh. Y creo que Bridget me considera una amiga.

—Si ya, claro. Una amiga que está tan desesperada por comerte que hasta se ofrece a llevarte a una función.

Le doy un fuerte empujón y esta se zarandea unos pasos, apoyándose contra la pared. Me mira muerta de la risa, no sé si me está hablando en serio o se está quedando conmigo. Porque otra cosa no, pero a Danielle le encanta quedarse conmigo.

Continuamos andando en silencio. Ella se acomoda sus gafas de sol y se hace una elegante coleta. Sin siquiera mirarse al espejo, ha conseguido hacérsela a la perfección.

El sol comienza a picar y andar nos vuelve sedientas, así que decidimos ir a tomar una cerveza.

Danielle me pide que por favor la deje que me lleve a uno de sus bares favoritos donde tienen una gran variedad en cerveza y unas tapas de muerte. Sin pensarlo dos veces, accedo. Ella tiene buen gusto para la comida, lo más seguro es que también me guste a mi.

Voy hablando con ella mientras me guía hacia el bar. Y estoy tan entregada hablando que cuando me vengo a dar cuenta, estamos en la calle donde vive Bridget.

El corazón se frena en seco al igual que mis pasos. Danielle se para, mirándome extrañada.

—¿Qué pasa? ¿Te has dejado algo en casa?

—No, es que... esta calle...

—¿Qué pasa con esta calle? —Danielle mira a su alrededor buscando una respuesta.

Me he puesto colorada en cuestión de segundos y mi amiga lo nota. Me agarra de los hombros, mirándome más de cerca con una maléfica sonrisa en la boca.

—¿Qué pasa con esta calle? —susurra entendiendo perfectamente lo que pasa.

—Aquí vive ella.

Danielle retrocede unos pasos y se lleva las manos a la cabeza, ahoga un grito de emoción y me mira fijamente.

—Menuda puta casualidad —suelta en un hilo de voz—. Así que el destino nos ha traído hasta aquí.

—Es unas casas más allá —explico comenzando a andar hacia el lugar. Danielle me persigue—. Esta casa de aquí.

Señalo la casa con el dedo y la cara me cambia por completo al ver a Bridget limpiando la puerta principal de espaldas a nosotras.

La cara de mi amiga es todo un poema y me mira con la más adorable de sus sonrisas.

—Si esta es la casa —susurra—, intuyo que esa de ahí que nos está dando el culo... es ella.

Llámalo DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora