Capítulo #32

4.4K 281 105
                                    

El ensayo de hoy ha sido brutal. Uno de los mejores que hemos hecho desde hace por lo menos un mes. Jane nos ha dado miles de besos a todos al terminar porque estaba muy orgullosa de nosotras. Y una vez que estamos en la calle, me siento libre y con ganas de comerme el mundo.

Danielle llega y me abraza por atrás rodeándome con su brazo mientras andamos.

—¡Petarda! —dice vacilándome. Sabe que no me gusta que me llame así porque así solo me llama Bridget—. ¡Has estado genial en el ensayo de hoy, te lo tengo que decir! Es como que tu energía nos ha contagiado a todos y ha llenado la sala.

—Hoy me siento... fuerte.

Danielle me da un beso en la mejilla.

—Y me encanta que te sientas así. Hacía tiempo que no te veía tan viva.

Me paro en seco y la miro fijamente. No sé por qué voy a decirle esto ahora, pero siento que necesito hacerlo.

—Tienes que leer una cosa.

Mi amiga frunce el ceño y hace una divertida mueca con la boca.

—¿Qué cosa?

—Lo he... escrito yo —digo en un hilo de voz.

—¡Ala! —exclama impresionada—. ¡No me digas que es un relato porno o algo por el estilo, porque voy a flipar mucho!

Suelto una carcajada y niego rotundamente.

—No es nada de eso —quedo pensativa unos segundos—. Bueno, alguna escena fuerte tiene, la verdad. Pero es algo muy personal que quiero compartir contigo.

Danielle se lleva una mano al pecho sintiéndose muy halagada.

—¡Vaya! 

—Y cuando la leas, quiero que me digas algo. Pero si es algo malo mejor cállatelo —digo soltando una carcajada.

—Bueno... a lo mejor no tengo nada bueno que decirte y no te digo nada —vacila.

***

Me siento en el taburete y mi tía me mira con una sonrisa ladeada. Se acerca a mí y espera a que le diga algo. Solo con verme la cara sabe que hoy no he venido a desayunar, si no a hablar con ella.

—¿Qué te pasa a ti esta mañana? —pregunta sin quitarme ojo.

—Joder Alex... contigo no se pueden tener secretos. Creo que te odio.

Ella suelta una carcajada, sale de detrás de la barra y se sienta junto a mí poniéndome una mano en la rodilla.

—¿Qué has venido a decirme?

—Pues... —suspiro—. Que gracias. Muchas gracias por todo. No te puedes imaginar lo importante que eres para mí. La vitalidad que me aportas en el día a día y la vida que me dan estos ratos aquí contigo.

Alex frunce los labios y desvía la mirada. Noto que tiene los ojos llorosos.

¡No llores por favor, porque entonces empezaré a llorar yo también!

—¿Pero a qué viene esto ahora, loca?

Sonrío nerviosa y me encojo de hombros.

—Solo quiero que sepas que eres muy especial, tita. Y que me encanta cuando me vacilas o te metes contigo —la miro fijamente, esperando a que suelte alguna tontería por su boca pero está demasiado emocionada como para hacerlo—. Estoy en un punto de mi vida que pensé que nunca llegaría.

Llámalo DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora