Capítulo #4

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Danielle llega corriendo al escuchar que su canción favorita comienza a sonar, me agarra de una mano y me obliga a bailar con ella. En otra ocasión me hubiera muerto de vergüenza, pero llevo unas copas de más, así que bailo agarrada a ella, siguiendo el ritmo. No es que se me de tan bien como a ella bailar, pero hago lo que puedo. El sonido de la música está realmente alto así que mi amiga se acerca a mi oído para gritarme algo.

—Muchas gracias por acompañarme. Realmente necesitaba una noche de fiesta.

Se podría decir que prácticamente Danielle me ha arrastrado hasta esta discoteca. Por lo general, a mí nunca me encontrarías en un sitio de estos, pero por una amiga se hace lo que sea ¿no? Hemos tenido la esperada actuación esta tarde y mi amiga quería salir a celebrarlo. Y aquí estoy en una esquina, alejada de las luces de colores con una copa en la mano.

Bueno, corrijo. Con la tercera copa en la mano.

Danielle me deja sola de vez en cuando para meterse entre toda la gente, le encanta hacerlo. Diría que es la reina de la pista esta noche. Pues es la que mejor se mueve y está consiguiendo ser el centro de todas las miradas, cosa que Danielle adora ser. Su esbelto cuerpo y sus ojos verdes los cuales tienen luz propia, también la ayudan a ser el centro de atención. Ella es una de esas chicas que con tan solo chasquear un dedo, tiene a su lado a quien le de la gana; tanto hombres como mujeres. Eso a Danielle le da igual.

—¿Por qué no te metes conmigo en la pista? —grita en mi oído. Niego rotundamente mientras ella intenta arrastrarme hasta el centro tirando de mi mano—. No seas sosa, vente conmigo.

—No, de verdad —insisto soltándome de ella bruscamente. Así que se vuelve a infiltrar entre la masa de gente que baila al unísono un estúpido remix de una conocida canción de David Guetta; Say my name.

Las luces de colores se mueven tan rápido que me dañan la vista. Observo a lo lejos a mi amiga. No puedo evitar sonreír, ¡es tan feliz! Me apoyo en la pared, lo más apartada del resto de las personas y le doy un trago a mi copa dándome cuenta de que me la estoy bebiendo más rápido de lo que creía.

La llegada de alguien a mi lado hace que deje de mirar a Danielle. Una chica se apoya junto a mí en la pared y me mira sonriente.

—Hola.

—Hola —devuelvo el saludo solo por ser amable pero no quiero prestarle mucha atención, porque no quiero empezar una conversación. No quiero conocer a nadie nuevo, no por lo menos esta noche. Espero que la chica no haya venido a hablar conmigo, si no que haya venido a, como yo, apartarse un poco del resto de la gente. Además, este es el único punto donde da directamente el aire acondicionado, cosa que se agradece porque hace un calor terrible.

—¿Aburrida? —escucho que dice alzando su voz por encima de la música.

Me encojo de hombros. ¿Por qué se empeña en hablarme? Puede quedarse aquí, sintiendo el fresco del aire, en silencio.

—Soy Jodie —dice tendiéndome su mano. Se la estrecho firmemente y me veo obligada a seguirle la conversación.

—Sarah.

—Sarah —repite sin borrar la sonrisa de la cara—, encantada de conocerte.

Es una chica bastante mona de ojos claros y piel blanquita. Su pelo rubio y ondulado cae sobre sus hombros. Lleva unas botas altas y luce una camiseta en la que se puede leer: Love wins. Escrito dentro de un corazón con los colores del arcoíris.

—¿Has venido sola? —pregunta, yendo directa al grano.

—No. Mi amiga Danielle es aquella que está bailando como una loca en medio de la pista.

Llámalo DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora