Capítulo #26

3.4K 248 97
                                    

He traído a Bridget a otro bar unas tres calles más abajo. Le he prometido invitarla a una cerveza y lo voy a hacer. Y si quiere hasta la invito a dos o tres más.

Nos hemos sentado y hemos pedido. No queremos nada de comer pues ya hemos tomado el aperitivo en el otro sitio.

Nada más sentarse, Bridget me observa con una sonrisa de oreja a oreja. Parece que le está gustando esto de estar pasando la mañana conmigo y no me puedo alegrar más.

—Eres una borracha —bromea—. No te lo piensas dos veces cuando se trata de cerveza.

Suelto una carcajada y me apresuro a corregirla.

—No, perdona. Cuando se trata de pasar un buen rato... contigo.

—¿Cuando te dicen cosas bonitas también liberas endorfinas? —pregunta bromeando—. Creo que me estoy poniendo roja como un tomate.

Le regalo una mirada muy sexy y me hago hacia atrás en la silla. 

Vaya, vaya... está nerviosa, poniéndose roja como un tomate. Creo que lo estoy haciendo bastante bien porque está captando que hay algo más por mi parte. Solo espero que quiera lo mismo que yo y por supuesto, que me lo de.

—¿Entiendes por qué Alex ha alucinado tanto al ver que hemos quedado?

Bridget se encoge de hombros.

—La verdad es que no. No estamos haciendo nada malo, ¿no?

—Yo diría que no. ¿Por qué no voy a poder tomar una cerveza con su amiga?

Esta me regala una dulce sonrisa y alza las cejas.

—O tres o cuatro.

Ambas nos reímos a la misma vez. Estoy sintiendo una conexión muy especial con ella. Una que no he tenido nunca desde que la conozco y por primera vez la encuentro bastante receptiva. Al final va a ser que no son ilusiones mías y que a Bridget también le gusto.

—Me caes muy bien Sarah —confiesa—. Me gusta estar contigo. Nunca pensé que podría llevarme tan genial con alguien mucho menor que yo.

Frunzo el ceño y la miro seriamente, haciéndome la ofendida.

—Oye, que tampoco nos llevamos tanto.

—Bueno, tú me entiendes. Normalmente yo me muevo con personas de mi edad —me mira sonriente armándose de valor para decirme—. Pero es que tú eres un mundo aparte.

El camarero nos deja las cervezas que hemos pedido sobre la mesa y de nuevo brindamos. Tras esto, acerco mi silla sutilmente un poco más a ella pero lo nota. Se da cuenta de la jugada y se remueve incómoda en el asiento. No hace ningún comentario al respecto, cosa que agradezco. Juraría que tenerme tan cerca la pone muy nerviosa.

—¿Te han dicho alguna vez...? —ni yo me creo lo que estoy a punto de decirle. Trago saliva antes de hacerlo—. ¿Que tienes unos ojos preciosos?

Bridget alza las cejas y da un trago a su cerveza sin saber dónde meterse. Niega en rotundo, entonces su mirada se encuentra con la mía para quedarse aquí durante un largo rato.

—¿No? ¿En serio? ¿Y qué pasa con ese hombre con el que estuviste... no se cuantos años? ¿Es ciego?

La noto tan vergonzosa que me estoy derritiendo por dentro, pero no dejo de mirarla. Estoy esperando muy atentamente su respuesta. Me muero por saber si ese hombre realmente la admiraba tanto como lo hago yo desde el segundo uno que entró por la puerta. Dudo mucho que lo hiciera, la verdad. Empiezo a pensar que no valoraba lo que tenía en casa.

Llámalo DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora