—¡Menos mal! Ya te iba a poner falta.
Grita mi tía viéndome entrar por la puerta de la cafetería.
—Pero ¿qué horas son estas?
Me siento donde siempre y le regalo una triste y apagada sonrisa. Me duele la cabeza. Han pasado dos días desde que salí de fiesta y todavía no he conseguido recuperarme del todo. No estoy hecha para estas cosas. Además, me he pasado todo el fin de semana pensando en el encuentro con Bridget en el coche. Y cada vez que esa imagen viene a mi mente siento un pinchazo en la barriga. Ojalá poder olvidar el hecho de que he besado a su hija. Ojalá poder volver atrás y borrar todo lo que pasó. Me siento fatal. Solo espero no volver a encontrarme con Jodie nunca jamás. La idea de que se lo haya podido contar todo hace que un escalofrío recorra mi cuerpo. Siento que quiero contárselo a Alex, pero no puedo; es imposible.
—¿Y esa cara de muerto que me traes esta mañana?
Si las miradas matasen, Alex habría muerto pulverizada justo en este momento.
—Cállate... y dame mi café.
—Me he enterado de una cosa —su voz suena tan misteriosa que tengo miedo de lo que vaya a soltar por su boca. Hace una pausa que se me hace eterna—. El sábado... ¿Quién te llevó a casa?
Pongo los ojos en blanco. Pensaba que sería algo más impactante lo que iba a decir. Respiro aliviada, sin que ella lo note.
—Qué rápido vuelan las noticias —me quejo.
—Es que ha estado aquí esta mañana bien temprano —explica refiriéndose a Bridget—. Entonces me lo ha comentado. Que te encontró por ahí tirada por la calle —vacila—, y te recogió.
—Sí, como a un perrito abandonado.
—Al final os vais a hacer amigas y todo.
Siento cómo mis mejillas empiezan a arder poco a poco al escuchar esto. Espero que no me haya puesto roja como un tomate. No me apetece dar explicaciones. Saber que Bridget le ha hablado a Alex sobre mí me hace sonreír. Eso quiere decir que se acuerda de mí. O quizá simplemente haya sido para sacarle conversación a mi tía y nada más. No quiero crearme falsas historias en la cabeza sobre esta mujer. Así que le saco otro tema de conversación para distraer a mi mente.
La siguiente hora me la paso hablando sobre series. ¡Me encanta hablar de series! Le pongo más pasión que nadie, sobre todo cuando se trata de alguna de mis favoritas. Podría pasarme horas y horas hablándote de diferentes capítulos, temporadas o personajes. Intercambiamos varios títulos para ver. Y cuando ya estoy a punto de irme, alguien se para a mi lado.
—¡Buenos días, petarda!
Casi me atraganto con el último sorbo de café.
—Bridget... Buenos días. No te esperaba por aquí a estas horas.
—¿No? Si quieres me voy —bromea.
—¿¡Pero qué haces aquí otra vez!? —grita Alex al verla sentada a mi lado.
—Creía que ya no te iba a ver, como me han chivado que has venido antes. ¿Quieres un café?
—Solo si tú te tomas otro —una sexy sonrisa aparece en su rostro. No puedo decirle que no.
Le pido a mi tía dos cafés y me acomodo en el asiento dispuesta a tener una larga charla con Bridget. Me siento de modo que todo mi cuerpo está apuntando hacia ella. Expresión corporal lo llaman. Inconscientemente le estoy mandando un mensaje a su cerebro de que estoy muy interesada en ella.
ESTÁS LEYENDO
Llámalo Destino
RomanceSarah es una joven actriz que todavía no tiene muy claro su futuro. En sus ratos libres se desahoga escribiendo y pasa más tiempo del que debería en la acogedora cafetería de su tía. Allí, conocerá a la que se convertirá en una mujer muy especial co...