Capítulo #27

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Bridget abre la puerta de su casa y se para unos segundos antes de que pueda entrar yo.

—¿Jodie? —grita alzando la voz—. ¿Jodie, estás en casa?

Nadie responde.

Enciende las luces y me hace un gesto para que entre. Así lo hago, esta cierra la puerta tras de mí, deja las llaves sobre el mueble de la entrada y sin pensarlo dos veces me acerco a ella agarrándola de la cintura y apoyándola suavemente contra la puerta de la entrada. Bridget jadea al notar su cuerpo contra la puerta y el mío contra el suyo. Sus labios están deseosos de encontrarse con los míos que le sonríen a pocos centímetros de su boca.

Me rodea el cuello con sus brazos y apoya la frente contra la mía. Quiero besarla de una vez por todas, no puedo más. Estoy notando el calor de sus labios, su aliento golpear mi cara. Me pego más a ella y esta vuelve a jadear con fuerza al choque de nuestros cuerpos.

Mi mirada se clava en su boca y esta hace lo mismo.

Ha llegado el momento, voy a besar los labios de Bridget.

Humedezco sutilmente mis labios y hago el amago de besar su boca, pero entonces ella ladea la cara en el último segundo haciendo que mi nariz se estrelle contra su mejilla.

¡No me hagas esto Bridget! Estoy a mil por hora y sé que lo deseas tanto o más que yo. Todo mi cuerpo está temblando y tengo tanto calor que me sobra la ropa.

—¿Qué pasa? —susurro sin apartarme ni un centímetro de ella.

Bridget me mira, haciendo que nuestras narices se rocen. Esboza una sonrisa y me separa poco a poco de ella.

—Creo que... es mejor si vamos parte por parte.

—¿Cómo?

—No tan deprisa, petarda —me da un cariñoso toque en la nariz y comienza a andar hacia el salón—. ¿Te piensas que va a ser tan fácil?

La observo mientras me habla, tratando de que no se me caiga la baba. Muerdo mis labios con fuerza y me voy detrás de ella aceptando eso de ir despacio.

Es mala... está jugando conmigo. Sabe lo excitada que estoy y por eso está ralentizando las cosas.

¡El puto momento que nunca pensé que llegaría ha estado a punto de llegar y no me ha dejado!

¡Maldita Bridget! Ella sí que sabe cómo caldear el ambiente.

Me siento en el sofá sin apartarle la mirada. Siento el corazón en la entrepierna y ella me está mirando sonriente. No sé qué quiere de mí pero se va a la cocina y vuelve con dos quintos. Se sienta a mi lado y me tiende uno. Lo agarro, pero en realidad ya no me apetece beber más, ahora solo me apetece ella. Y sin pensarlo dos veces hago otro intento de lanzarme.

Me incorporo con la intención de besar su cuello pero los actos reflejos de Bridget son para mi desgracia, demasiado buenos. Me pone una mano en la boca y me hace hacia atrás.

—No, no, no —susurra divertida—. Te he dicho que poco a poco, petarda.

Me dejo caer hacia atrás en el sofá y resoplo con fuerza sosteniendo el botellín entre las manos. A Bridget le parece divertido verme así, sufriendo por su culpa, porque no me deja ni rozarla. Me va a terminar matando.

—Eres mala, eh.

Esta alza varias veces las cejas y da un trago a su cerveza. Agarra el mando de la música y le da al play. Para mi sorpresa comienza a sonar una música sensual.

¿La tenía preparada o es que escucha estas canciones en su día a día?

—Cuéntame —dice sentándose cómodamente en el sofá con su cuerpo apuntando a mí—. ¿Te gustan solo las mujeres?

Llámalo DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora