Capitulo 22

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POV Jairo

-¿En donde está?- pregunto Gloria ingresando a la sala de espera, nerviosa.

-En cirugía.- respondí levantándome de mi lugar.

-Iré adentro, tengo algunos conocidos aquí.- habló Antonio mientras ponía una tarjeta de identificación en su pecho, allí decía que era médico.

-Esto es tu culpa, tu has llevado a esa zorra a tu casa.- atacó la amiga de mi esposa. Trate de no perder la paciencia, sabía que ella estaba enojada conmigo.

-He tratado de cuidarla, lo juro.- me excuse mirando al suelo.

-Pues parece que no la has cuidado muy bien, está en una sala de cirugía con el cuerpo abierto, joder.- suspiro agobiada.

-Tienes que calmarte, ella estará bien, lo sé.- hablé con la esperanza de creer mis palabras.

-Mira Jairo, has comenzado a caerme mal después de todo lo que has hecho así que evítame escuchar las mierdas que dices.- ella camino furiosa hacia la recepción.- necesito información de la paciente Stella Cruz.- Sabia que no iba a conseguir más que yo, me encargaba de preguntar lo mismo que ella cada diez minutos y la situación de Stella seguía siempre igual.

-Todavía no hay noticias señorita, le llamaremos en cuanto salga de su valoración postoperatoria.- era exactamente lo mismo que me habían dicho a mi.

Camino lentamente hacia la sala de espera otra vez y se sentó frente a mi, no había muchos lugares disponibles.

-Te juro que si le pasa algo te mato, es en serio.- advirtió.

-No será necesario que hagas nada, si le pasa algo a Stella yo mismo tomaré cartas en el asunto.

-Eres un cabron.- le deje insultarme, sabía que lo necesitaba y también sabía que no tenía idea de la verdad.- No entiendo por qué has podido engañarla así, ella es una persona espectacular, no merecía esa mierda.- su voz tembló y quise acercarme pero sabía que ella no lo permitiría.- ¿Tu no te das cuenta de que cuando está contigo solo sale herida? No solo emocionalmente sino que ahora también físicamente.- me hizo pensar y era verdad. Últimamente Stella sufría las consecuencias de mantenerse a mi lado.

-Estoy muy arrepentido, en serio.

-Deja de repetir lo mismo una y otra vez, tu arrepentimiento no alcanza.- limpio algunas de las lágrimas que cayeron de sus ojos.- ella puede morir hoy y tú seguirás con tu vida tranquilamente.

-No es así y lo sabes.- decidí detenerla, lo que decía ya no era verdad.- no tengo la obligación de explicarte esto, pero lo haré porque eres como familia para mi.- comencé. Por suerte decidió no interrumpirme.- Elidia me encontró en la comisaría un día, ella es la hija del comisario que secuestró a Stella. Estaba allí con la excusa de que quería saber más sobre lo que había pasado con su padre, entonces le ayude, porque pensé que ella no era igual a su progenitor, merecía una maldita oportunidad.- apreté los dientes recordando todo- nos encontramos fuera de la comisaría solo dos veces, una fue en el estacionamiento y otra en un bar.

-Ese día engañaste a mi amiga.- aseguro mientras se cruzaba de brazos.

-No, era lo que todos pensábamos, inclusive yo. Ese día discutí con Stella y mi peor error fue irme de la casa a beber un trago. Elidia estaba en ese bar, no conmigo, yo me la encontré después de varias copas. Nos fuimos a mi coche no recuerdo por qué, estaba ebrio.

-No sigas, me da asco escuchar.

-Déjame terminar.- ordene.- no tuve sexo con ella, me engaño, me hizo pensar que si cuando desperté. Te juro que ese día una parte de mi murió, supuestamente le había fallado a Stella. Un mes y medio después volvió a aparecer en la comisaría haciendo una denuncia en la que decía que la mafia le había amenazado. Debí iniciar un expediente y en cuanto termine, me di cuenta de que no había nadie que se hiciera cargo de ella, así que debí involucrarme de manera obligatoria.- suspire- me dijo que estaba embarazada un día antes de irnos a una nueva ubicación. Y se que estuve mal, pero decidí llevarla a casa para poder cuidarla yo mismo, necesitaba saber que lo que decía del embarazo era verdad.

-Y en tan pocos movimientos le has cagado la vida a Stella.- concluyó.

-No, he hecho lo que mejor pude. El niño no es mío, ella me ha engañado y he caído totalmente. Yo trate de actuar en buena fe.

-Y la has cagado.- se acomodó mejor para observarme- Mira Jairo, sé que me has explicado todo para que entienda, pero no por eso te perdonare, mi amiga ha sufrido demasiado por ti.

-No busco tu perdón Gloria, solo quiero que sepas que a pesar de que he fallado, deseo arreglar todo. Stella es lo mejor que tengo en la vida y estaré para ella cuando me necesite porque la amo y quiero estar en su vida siempre.

-Espero que cumplas, estaré controlándote.- dijo autoritaria. Sonreí levemente para asegurarle que todo estaba bien, si este era el precio que tenía que pagar para poder estar un poco más tranquilo entonces me dejaría controlar.

-Familiares o allegados de Luca Gonzales.- una doctora se adentró a la sala de espera y me levante apresurado.

-¿Como ha salido?- pregunte ansioso mientras me acercaba a ella.

-El señor Gonzales ha respondido bien a la cirugía, hemos podido bloquear la hemorragia y no fue necesario amputar nada.- suspire aliviado. Menos mal.- tendrá que estar por lo menos dos semanas internado, para que podamos controlar la herida.- asentí conforme.

-¿Y Stella Cruz?- cuestione.

-No puedo darle ninguna información de esa paciente ya que no la he atendido yo. Le sugiero que espere a que salga su médico, aunque por lo qué vi, sigue en cirugía.- volví a frustrarme, quería saber de ella cuanto antes.- en cuarenta minutos podrá pasar a ver a mi paciente si así lo desea.

-Muchas gracias.- y cuando termine de decir eso ella se retiró del lugar.

Volví a sentarme en donde estaba bajo la mirada de Gloria, ella aún se mantenía seria, no era la misma de siempre. A estas alturas ya hubiese hecho dos o tres chistes.

La chica del expediente IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora