Capitulo 24

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POV Jairo

Me removí incómodo en el sillón de la habitación de Luca, había un sonido que me tenía loco.

-Atiende ya, cabron.- dije adormilado.

-No puedo imbecil, el teléfono está del lado de mi brazo herido ¿como pretendes que lo haga?- abrí los ojos.- vaya cuidador de mierda eres.- bostecé y me levante de mi lugar. El teléfono de la habitación estaba sonando.

-¿Hola?- respondí luego de levantar el tubo.

-¿Se encuentra allí el señor Torres? Me han dicho que es el acompañante de esa habitación.

-Soy yo.- respondí pasando una mano por mi cara. En verdad estaba cansado, el sueño aún no se había ido del todo.-¿Pasó algo con mi esposa?- me despabile en segundos.

-No, con ella no. Pero le necesitan en emergencias.- fruncí el ceño. No entendía por qué me necesitaban allí.- Antonio el médico me ha dicho que le llame y le diga que busque a una tal Gloria.- indicó. Mi corazón comenzó a latir fuertemente, un feo presentimiento se instaló en mi pecho.

-¿No sabe que es lo que sucede?- cuestione nervioso.

-No señor, solo se que lo esperan en emergencias.- asentí como si me estuviese viendo y la llamada termino.

-¿Que ha pasado?- Luca estaba un poco mejor, al menos tenía un poco más de color en su piel.

-No lo sé, me llaman desde emergencias.

-¿Stella?

-No, Stella está en terapia intensiva. Eso es lo extraño, no se quien me podría necesitar en emergencias.

-Pues ve, estás demorándote.- acaté su orden y salí de allí pitando. Estaba muy preocupado, había enviado a Ortega con Elidia, de seguro algo malo había pasado.

Corrí por los pasillos aunque no se permitía hacerlo, no tenía interés de escuchar a alguien regañarme. Trate de controlarme, esta estadía aquí estaba siendo aterradora.

Me detuve en la puerta y observe el lugar en busca de Gloria, ella por algún motivo estaba aquí y eso no me dejaba para nada tranquilo.
Me acerqué a ella en cuanto la vi, lloraba, lloraba mucho.

-¿Que ha pasado?- pregunte agitado, correr tal vez no había sido la mejor idea. Ella se abalanzó sobre mi y me abrazo con sus pequeños brazos.- Gloria, habla por favor, me estas asustando.

-Ella...nosotros...Antonio...-No podía empezar ni terminar ninguna oración, se ahogaba. Lo que hacía ponerme más nervioso.

-Tranquila.- la separé despacio de mi y le di espacio.- respira profundo, trata de tranquilizarte así me explicas que ha pasado.- ella limpio su rostro que se encontraba totalmente rojo.

-Ha sido Raquel.- dijo el nombre de la abuela de Stella y mi corazón se detuvo.

-¿Que ha pasado con Raquel? Joder...-está vez era yo quien estaba perdiendo el control. Gloria no pudo evitar soltar varias lágrimas más.- habla, por Dios.- insistí.

-Le ha dado un infarto.- le mire sin poder creerlo.- estábamos en su casa, Antonio me dijo que no le diga nada de lo que había pasado, que era muy fuerte, pero no le hice caso, ella tenía derecho a saber lo que sucedía con su nieta.- busqué un lugar para sentarme, otra vez las piernas se me aflojaron.

-Ella está...¿Ella murió?- pregunte con un hilo de voz y puse mis manos sobre mi cabeza, lo que sucedía era la peor mierda de todas.

-No lo sé, Antonio ha ingresado con ella a la sala de reanimación, pero yo no la he visto para nada bien, le estaban haciendo rcp.- Gloria se acercó a mi.- Stella no me lo perdonará jamás. La he cagado.- comenzó a llorar de nuevo y se sentó a mi lado. La abrace, era lo único que podía hacer. Todas las palabras que podría decir ahora mismo estaban de sobra.

Pensé en Stella, si algo le pasaba a esa mujer ella no lucharía más. Se rendiría en cuestión de nada, le conocía. Y por un minuto y aunque me sentía mal por ello, me alivié de que mi esposa estuviese en coma. No se enteraría de nada de esto.

Pasaron cincuenta minutos exactos desde que llegué a emergencias, lo sabía porque estaba controlando constantemente el reloj que allí había. Antonio se acercó a nosotros totalmente agotado.

-Gloria, Antonio está aquí.- le sacudí levemente para despertarla. Ella le había pedido un sedante leve a una de las enfermeras. Podía llegar a entenderla, no teníamos descanso con las emociones y los nervios.

-Cariño...-se levanto de su lugar apresurada y corrió a abrazarle. Yo fui tras ella pero mantuve un poco de distancia, necesitaba aire fresco, ya estaba agobiado.

-Gloria, necesito que te sientes.- indicó Antonio.

-¿Por que? Dime lo que tengas que decirme ahora.- ordenó.- no necesito sentarme, ha salido todo bien ¿no?- pregunto con esperanza. Antonio le miro serio y yo me posicione detrás de ella con el presentimiento de que se desmayaría en cuanto él hablara.

-Raquel ha muerto, no he podido hacer nada al respecto.- suspire fuertemente, esto era mucho.

-¿Que dices Antonio? ¿De que mierda hablas?- Gloria perdió el control.

-Quiero que te sientes y me escuches bien.- habló claro el médico. Ella sin creer lo que le contaban camino hacia donde estaba sentada y se acomodó sobre la silla.- Raquel ha muerto, Gloria. Su infarto ha sido fulminante.

La cabeza comenzó a dolerme y me sentí mareado, no entendía que era lo que sucedía aunque haya escuchado claramente hablar a Antonio. Me senté junto a Gloria que aún no caía en nada.

-¿Es definitivo?- hice una pregunta estupida.

-Si Jairo, es definitivo. Ha muerto hace quince minutos. Hemos hecho todo lo posible para mantenerla con vida pero su cuerpo no ha aguantado.

-Joder...-cubrí mi rostro con mis manos. No sabía cómo le diría esto a Stella cuando despierte, destruiría su corazón completamente.

-Ha sido mi culpa, si tan solo no hubiese abierto la boca.- Gloria comenzó a llorar desesperadamente y Antonio la abrazó.

Esto se estaba poniendo cada vez peor, no sabía si era una prueba de la vida en mi contra o que, pero el tiempo se volvía tan doloroso cada vez que avanzaba. Había perdido todo el sentido de orientación, definitivamente no sabía cómo seguir a partir de ahora, estaba a ciegas.

La chica del expediente IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora