Capitulo 2

383 39 2
                                    

-Explícame de una vez.- dije mientras entrábamos en nuestro restaurante favorito. Aquí festejábamos los aniversarios, cumpleaños y eventos especiales o tan solo compartíamos alguna que otra cena romántica. Esta vez solo veníamos a despejarnos, había sido un día totalmente triste.

-Primero siéntate.- indicó y lo hice despacio, mi cuerpo aún dolía. Él se acomodó frente a mi y llamó a Luis, nuestro mozo preferido. Ordenamos y me moví nerviosa en mi lugar, estaba demorando más de lo normal y tenía miedo de que me diga algo malo.

-Jairo, habla de una vez.- presione y rodó los ojos, había insistido desde que salimos de la casa.

-Bien ella es Elidia Nuñez.- acomodó su servilleta.

-Eso ya lo has dicho.

-Es hija del ex comisario Nuñez.- abrí mis ojos de par en par, en serio no me esperaba esto.- está implicada en una grande y necesita de nuestra ayuda.

-¿Nuestra ayuda?- aún no lo podía creer.

-Si, nuestra ayuda. He decidido llevarla a casa porque no hay otro lugar más seguro que ese.

-¿Que ha pasado con el protocolo? ¿te lo has pasado por los huevos o que?- dije enojada, no me gustaba para nada que traiga extraños a la casa y mucho menos a la hija del hombre que me había entregado a la mafia a cambio de dinero.

-No me hables así Stella, te estoy explicando bien las cosas.- hablo con paciencia.

-Bien, lo siento. Pero explícame mejor.- me cruce de brazos.

-Ella se quedará porque puedo vigilarla mejor ahí. Es una chica con un carácter algo fuerte y no suele respetar mucho las reglas, por eso se ha metido en problemas.

-Espectacular.- dije sin estar de acuerdo, si no respetaba las reglas afuera, mucho menos en la casa.- ¿Por que te han dado este caso? ¿No saben nada de lo que ha pasado? ¿O no lo recuerdan?

-Me han dado el caso porque los demás comisarios están con los horarios a tope.- Luis llegó a nuestra mesa y nos sirvió un poco de vino del que habíamos pedido.- Gracias.- dijo al beber de su copa. También le agradecí y el hombre se retiró.

-¿Te lo han consultado al menos?

-Sabes como son las cosas en la comisaría.

-No quiero tener nada que ver con Nuñez y su familia.- dije lo que pensaba, no podía guardármelo.

-Ella no tiene la culpa del padre que le ha tocado. Solo démosle una oportunidad.- está vez fui yo quien bebió del vino.

-¿Cuál es el problema que tiene?- pregunte un poco más calmada.

-Drogas.- alce una ceja.- tiene deudas.

-Otra vez con lo mismo.- otra vez el enojo se adueñaba de mi. No sabía si estaba preparada para poder soportar nuevamente lo que había pasado, aún estaba algo sensible con ello.

-Solo será por un tiempo, cuando pueda solucionar el problema se irá.- esto era una mala idea, una muy mala idea.

-¿No tendremos custodia?- negó con su cabeza.- ¿Y cómo estás tan seguro de que todo saldrá bien?

-Tu puedes entenderla, has vivido lo que ella está sufriendo, sé que la contendrás, eres buena con eso.

-¿Y la seguridad?

-Estaré yo en casa.

-Eso no me da seguridad.- esta vez fue él quien alzó una ceja.- Jairo, tu más que nadie sabe lo peligroso que es tratar con la mafia. En estos temas nada es seguro.

-¿Puedes confiar en mi? Solo un poco, no pido mucho.- puso su cara de cachorro triste y mi enojo cedió un poco.

-¿Cuantos años tiene?- pregunte tratando de tener paciencia.

-Veintiséis.

-Dos años menos que yo.- bebí más vino, algo de todo esto no me dejaba tranquila.

-Y es mucho más irresponsable, así que te pediré mucha paciencia.

-¿Por que no se va a una casa de esas del estado?- pregunte haciendo referencia a donde yo había estado.

-¿Quieres que me vaya de tu lado? - le mire, había tocado un punto débil.- si quieres que lo haga entonces me iré, por un tiempo indeterminado.- suspire pesadamente. Ahora era él quien me presionaba.- me lo he pensado lo suficiente como para estar seguro, no quiero irme de casa.

-Y yo no quiero que te vayas, pero todo se ha complicado.- trate de entender que era su trabajo, pero yo no llevaba coches rotos de mi trabajo a casa, aunque era una situación diferente.

-Piénsatelo.- pidió. Luis se acercó a nosotros con nuestros platos y los dejó sobre la mesa.

-¿Como va la familia?- le pregunte al mozo.

-Bien señorita Cruz, todo en orden.- hablo simpático.

-Envía mis saludos a Maria.- le sonreí levemente.

-Gracias, se los daré.- y así como termino de hablar se retiró.

-Eres tan...-Jairo me observo con ese amor que siempre encontraba en sus ojos. 

-¿Tan que?- observe el plato frente a mi, riquísimo. Lo sabía, aunque aún no lo había probado.

-Hermosa.- sonreí abiertamente, él me conquistaba todos los días y siempre llegaba a la misma conclusión, lo elegiría en esta y en mil vidas más.

-Te amo.- dije en alto, quería que él lo supiera todos los días de mi vida y no me importaba decirlo en voz alta.

-Yo te amo a ti cariño, ni te imaginas cuánto.- bebió un poco de vino antes de comenzar a comer y yo viéndolo recordé aquella vez, cuando aún no éramos ni siquiera novios y nos emborrachamos en la mansión. Parecía que el tiempo había pasado volando, pero nos encontrábamos en nuestra burbuja y no estábamos muy pendiente de ello.- está delicioso.- dijo mientras masticaba. Sonreí, me parecía perfecto, totalmente perfecto.
Comencé a comer mi comida, en verdad estaba delicioso, esta vez el chef había cocinado de maravilla, pero aquí era siempre así, estábamos acostumbrados a esta calidad.- en una semana es tu cumpleaños.- me recordó, siempre lo olvidaba.

-Dímelo más adelante, me olvidaré de todas formas.- puse comida en mi boca nuevamente.

-¿Que haremos? ¿Tienes algo pensado?- pregunto mirándome. Negué con mi cabeza, ni siquiera lo recordaba era obvio que no había pensado algo.

-Sabes que ya no festejo más mi cumpleaños, solo festejo que hace cinco años has vuelto a vivir.- recordé aquel momento horrible en el cual él se encontraba internado.- no sé qué hubiese sido de mi si morías.- hablé con melancolía y pena.

-Seguirías adelante porque eres fuerte y puedes con todo.- respondió concentrado en su comida. Sonreí irónicamente, él no tenía idea de lo que yo sentí aquella vez, si se hubiese muerto muy probablemente yo también.

Continuamos con la cena hasta quien sabe qué hora, no nos habíamos emborrachado, al menos no completamente y cómo nos entendíamos a la perfección, llegamos a casa sanos y salvos.

La chica del expediente IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora