Capitulo 4

301 37 2
                                    

-Hola cariño.- dije ingresando a mi casa. Estaba todo extrañamente en silencio y por un momento dudé en que él estuviera allí.

Camine por el living y deje mi cartera sobre uno de los sillones. No había nada desordenado, tal vez me sorprendí, porque lo esperaba.

-Jairo..-alce la voz pero nadie respondió. Busque en el baño y nuestra habitación pero allí no estaba. Camine hacia la cocina y por la ventana pude verle, estaba sobre una escalera en nuestro patio.- ¿qué haces?- pregunte saliendo al exterior, él se veía concentrado en lo que estaba haciendo.

-Hola mi amor.- me miro por unos micro segundos y luego volvió su vista a lo qué hacía.- estoy instalando cámaras, las necesitaremos.

-¿Ha acabado ya el gran hermano? ¿O tendré que seguir esperando?- escuche una voz femenina tras de mi.

-Véte a tu habitación Elidia, que ya termino.- respondió mi marido. Lo observe detenidamente y luego me volteé a ver quien era la chica.

-¿Que tal, guapa?- se acercó a mi peligrosamente y fruncí mi ceño.- me han dicho que eras guapa pero no me imaginé que tanto.

-Elidia...-la voz de Jairo se escuchó en tono de advertencia.

-Lo siento comisario, es que las chicas así me ponen de una manera...- me observó de arriba a abajo, de tal manera que me sentí ultrajada solo con esa mirada.- mejor me voy antes de que me espose otra vez.- y así sin más, sé marcho hacia adentro. Me di vuelta totalmente sorprendida, buscaba explicaciones, algo que me hiciera entender lo que había sucedido aquí.

-¿Te he dicho que es algo especial? Puede que te sientas un poco incomoda al principio, pero después te acostumbras.- Jairo bajo de la escalera y se acercó a mi- te he extrañado.- beso mis labios tiernamente.

-¿Ella es lesbiana?- pregunte, aún no salía de mi asombro.

-Ella es bisexual, creo.- asentí entendiendo.- no debes preocuparte tanto, es simpática cuando se lo propone.

-Okey...- no estaba para nada convencida de su presencia en mi casa. Ella era atrevida y por como estaba vestida, supongo que estaba más acostumbrada a estar en la calle que en una casa. Jairo me abrazo logrando desconcentrarme.

-Tengo que advertirte algo.- dijo acariciando mi espalda.

-¿Hay más?- pregunte ya sin sorprenderme. Esa chica era una caja de sorpresas.

-Ella está en abstinencia, no ha consumido drogas desde que ingresó a la comisaría.- me separé de el solo para mirarle.- debes tener cuidado, puede ponerse agresiva en cualquier momento.- sonreí irónicamente, lo que me faltaba.

-¿Has consultando con un médico al menos? No lo puedo creer...-Jairo volvió a abrazarme, como si haciendo eso pudiera lograr que mi enojo se vaya.

-Ya lo hemos consultado y ha iniciado un tratamiento. Todo estará bien.- cerré los ojos. Ha dicho que todo estará bien muchas veces en estos días, no sé si trataba de convencerme a mi, o a él mismo.- ¿Que quieres cenar? Cocino yo.

-No lo sé, pregúntale a tu invitada, es su primer día aquí dale un gusto al menos.- dije respirando su perfume.

-Está bien, le preguntaremos y ya de paso te presento.- dijo separándose de mi y tomando mi mano. Nos dirigimos hacia adentro y caminamos hacia la habitación que teníamos por si en algún momento agrandábamos la familia. Claramente esa habitación no estaba cumpliendo con su fin, ya que ahora era un pequeño búnker de protección para una extraña, pero estaba bien con eso.

Jairo abrió la puerta y cuando vi lo que tenía enfrente me espante.

-Joder, lo siento.- grito mi marido mientras se tapaba los ojos.

-No hay problema, si quieren sumarse hay lugar.- Elidia se estaba masturbando frente a nosotros. Cerré la puerta de un solo golpe y mire a Jairo de mala manera.

-Lo siento cariño yo no tenía idea...-seguía con sus ojos tapados.

-Deja de ser tan payaso, he cerrado la puerta ya.- se destapó los ojos y me miro arrepentido- no voy a soportar otra escena de estas en mi casa. Te doy solo una oportunidad a partir de ahora, si la desperdicias me iré yo y te dejaré aquí con esta guarra.- me di vuelta y camine enfadada hacia nuestra habitación. Lo que había visto me había dejado totalmente descolocada.

"¿Cómo estás? Soy Fernando, me he olvidado de agradecerte hoy, así que te escribo para eso. Gracias."

Leí el mensaje en mi móvil y no pude evitar sonreír un poco, él si me había agradecido, solo estaba buscando un pretexto para escribirme.
Le respondí con una burla y bloqueé el celular, me acostaría tan solo un momento. Necesitaba un poco de paz y quietud, no había tenido la oportunidad desde que perdí el embarazo.

-Vístete y sal de una vez, coño.- escuche a Jairo gritarle muy probablemente a una puerta y rodé los ojos. Segundos después escuché cómo abrió la puerta de nuestra habitación.- amor ¿estas dormida?- pregunto en un susurro y suspire, era obvio que no estaba dormida.

-¿Que quieres?- pregunte de mala manera.

-¿Cenarás con nosotros?- sabía perfectamente que él estaba queriendo tratar de hablar conmigo, pero estaba lo suficientemente enojada como para hacerlo.

-No, coman ustedes, luego iré yo.- él suspiro pesadamente y se retiró del lugar. Esto iba a ser más difícil de lo que pensaba.

Dormí una pequeña siesta, lo necesitaba después de este día de trabajo. Unas risas me despertaron y me levante de mal humor. No estaba consiguiendo la paz que necesitaba dentro de mi propia casa.

Camine hacia la cocina pero no pude evitar ver la escena que se había montado en el living, mi esposo y esa chica estaban mirando una película, juntos, demasiado juntos para mi gusto.

-¿Que hacen?- pregunte preocupada. Ambos voltearon sus rostros rápidamente hacia mi dirección y se separaron al instante.- olvídenlo, iré por un poco de agua, sigan con lo que hacían.- camine rápidamente hacia la cocina y sentí como Jairo apagaba el televisor.

-Se que se vio mal desde tu punto de vista.- habló tras de mi y rodé los ojos sin que me viera.- no debes preocuparte por nada, ella tan solo estaba bromeando.

-Si, claro y yo me chupo el dedo.- me serví un vaso de agua y lo bebí al instante.

-No pienses así de mi, por favor. Sabes que no podría hacer nada que te haga daño.- le mire detenidamente tratando de descifrar sus palabras. Se acercó lo suficiente como para sentir su aliento.- solo te deseo a ti y a nadie más que a ti, lo juro.- beso mis labios sin absoluto permiso, pero le deje. Debía confiar en el, después de todo era mi marido.

La chica del expediente IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora