Capitulo 7

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Abrí los ojos y había una enfermera a mi lado inyectándome quien sabe qué en el brazo.

-Tranquila, en tu situación no puedes ponerte nerviosa.- le mire confundida ¿De que hablaba?

-Tienen que llamar a mi esposo.- indiqué acomodándome mejor en la camilla.

-Okey, pero antes debes hablar con alguien.- dijo revisando mi cabeza. Tenía la sospecha de que me habían suturado allí.

-¿Con quien? Necesito llamar a mi esposo.- volví a repetir. No sabía en dónde estaba mi cartera ni mi móvil, tampoco sabía en dónde me encontraba. Solo sabía que era un hospital por obvias razones.

-Lo llamaremos en cuanto declares cariño, tu tranquila, todo estará bien.- le mire totalmente asombrada, esta mujer me daba miedo.

Se retiró del lugar y me quedé allí sola revisando todo mi alrededor con la mirada. Minutos después ingresó a mi habitación un policía, no le reconocía de ningún lado.

-¿Te ha enviado Jairo?- pregunte acomodándome otra vez, esta camilla era una verdadera mierda la verdad.

-No, me ha llamado el personal del hospital. Señorita Cruz, ¿verdad?- pregunto mientras sacaba una libreta para anotar. Asentí con la cabeza, aunque ese movimiento me dolió.- pudimos saber su nombre por su licencia de conducir, necesito saber por qué usted llevaba un arma al momento en que la ingresaron al hospital.- trate de recordar lo que había hecho antes.

-Necesito que llame al comisario Torres, es mi marido. Él le dará todas las explicaciones necesarias, yo ahora, como ve, estoy algo confundida.- trate de deshacerme de él, Jairo me había dicho que en cuanto algún policía sospechara de mi, lo llame.

-¿El comisario Torres?- pregunto anotando en su libreta.

-¿Le conoce?- pregunte con esperanza.

-No, no se de quien habla.- suspire frustrada.

-Deme su libreta, le escribiré allí el número y usted lo llama.- él hizo lo que pedí y yo cumplí con lo que había dicho.- ¿Puedo descansar? Por favor.- pedí, todavía estaba algo mareada. El policía asintió y se retiró en silencio. 

Cerré los ojos durante varios minutos, si no me doliera tanto la cabeza hasta podría tomar una siesta.

-Señorita Cruz, tengo buenas noticias.- un médico ingresó al lugar con demasiada energía. -¿Como se encuentra?- pregunto acercándose.

-Bien, mareada.

-Es normal debido al golpe.- sonrió levemente y le mire sería.- ¿Quieres que te diga la buena noticia?

-Si, claro.- trate de sentarme pero no me lo permitió.

-Debes mantenerte en quietud, al menos hasta que te dé el alta. Tu bebé está bien, esa es la buena noticia.- le mire extrañada sin entender de que hablaba.

-Pero yo no estoy embarazada, yo tengo problemas para tener hijos.

-Pues creo que se han acabado porque tienes un hermoso feto de dos semanas y media allí.- señaló mi panza. Lo mire sin poder creerlo, no podía ser.

-He sangrado, he sangrado mucho hace tres días atrás.

-¿Y se ha detenido  de repente?- asentí.

-Es normal, algunas mujeres sangran los primeros meses pero luego eso se termina. Él o ella está bien.

-¿Está seguro?- todavía no le creía.

-Muy seguro, de hecho, quiero que vengas en una semana a tu primer ecografía.- asentí lentamente mientras el escribía en un papel.- ¿Vendrá alguien a recogerte?- pregunto.

-Le he pedido al policía que llame a mi marido.- él termino de escribir y me alcanzó el papel con la orden de ecografía. La guarde en uno de mis bolsillos y me quede quieta, me dolía la cabeza en serio.

-La enfermera te ha inyectado un analgésico, se te pasará en cualquier momento. Cualquier cosa me llamas.- sonrió y se marchó dejándome allí con todas las dudas posibles. 

Cerre los ojos, solo por unos minutos ya que la puerta se abrió bruscamente. 

-Mi amor, joder, me has asustado.- Jairo se abalanzó sobre mi para abrazarme.- ¿Cómo estas? ¿Estas bien? mierda, mira como tienes la cabeza.- observó detenidamente mi herida. 

-¿Puedes calmarte? Por favor.- aún seguía algo aturdida y la noticia que me habían dado no me ayudaba a tranquilizarme. 

-Lo siento.- dijo alejándose para darme un poco de aire. Le miré, él volvió a ser mi Jairo, el de siempre, el que tanto he extrañado estos días. 

-Te amo.- dije sin pensarlo, él estaba ahí para mi, como me lo había prometido el día de nuestra boda. En las buenas y en las malas. 

-Yo también, no te imaginas cuanto.- volvió a abrazarme y lo disfruté, volvíamos a ser solo nosotros dos, volvíamos a nuestra burbuja.

-Yo... tengo algo que decirte.- le iba a decir lo de nuestro hijo, no quería ocultárselo por mucho tiempo. Alguien golpeo la puerta y rodé los ojos, la paz solo duro pocos segundos. 

-Comisario Torres, tenemos algo que aclarar.- el policía que había venido anteriormente ingreso a la habitación. 

-Iré a hablar con el, tu aprovecha y descansa ¿si? vuelvo enseguida.- acepté la idea solo porque iba a salvarme de algún problema legal y esta vez, si pude dormir dado que el analgésico había hecho efecto. 

-Bebé...-escuche que alguien hablaba a mi lado. Me desperté sobresaltada ¿Quién mas sabía algo del embarazo aparte del personal medico?.- Tranquila cariño, siento haberte despertado. 

-Nunca me has dicho bebé.- Lo observe adormilada. Jairo sonrió.

-Me encanta decirte de todas las formas cariñosas posibles.- esta vez fui yo quien sonrió. 

-¿Has arreglado las cosas con la policía?- bromee. 

-Si, todo esta en orden.- acaricio mi brazo delicadamente. Se encontraba sentado a un lado de mi camilla. 

-¿Que ha pasado? en el accidente había una mujer que gritaba. 

-Si, me ha contado que se fracturó la pierna, por eso gritaba tanto.

-Por Dios, que horrible. 

-Están todos ingresados aquí en este hospital y los coches, directo al basurero.

-¿Mi coche ha quedado tan mal?

-No vale la pena repararlo, saldrá mas caro que un automóvil nuevo. 

-Joder...-traté de sentarme y fue imposible, aunque igualmente con la idea de que había un pequeñito dentro de mi, quería quedarme quieta en mi lugar hasta el parto, para no hacerle daño de ninguna forma. 

-¿Que era lo que querías decirme?- preguntó tomándome la mano. Lo observe detenidamente, estaba nerviosa, no quería confirmárselo aún, si lo llegaba a perder sufriría el doble. 

-Lo he olvidado.- mentí, tomé la decisión de no decírselo hasta no ver a mi bebé bien a través de esa pantalla. Verlo me ayudaría a superar todos mis miedos. 


La chica del expediente IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora