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Fueron a la casa de Jughead. En el auto de Archie. No estaban haciendo más que estacionarse cuando el pelinegro se alza cómo más puede en su asiento para mirar la entrada de su pequeña casa. Dos gatos andan maullando a por él.

—Oh. Debo alimentarlos.— Jughead dice.

—¿Alimentas gatos callejeros?— Archie pregunta.

—Son lindos.— Jughead se defiende con una pequeña sonrisa y se baja del auto. Tomando el traje blanco de su amiga. Este estando en una bolsa plástica grande. Se baja del auto y mira a Archie. —¿Vas a entrar?— Pregunta el pelinegro.

—Es muy tarde... ¿Puedo?— Archie pregunta.

—Ninguna hora es tarde para un soltero.— Jughead dice y camina hacia su casa. Archie se le queda viendo.

«Alimenta gatos... Este hombre es demasiado amable.» Opina Archie. Apaga el auto y se baja. Arreglándose su gabán mientras mira hacia los lados.

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J

ughead le dio a los gatitos latas de tunas para comer y luego estaba preparándole café a Archie mientras que este se encontraba sentado en el mueble de la pequeña sala de estar. Mirando a su alrededor. Había un pequeño televisor colgando de la pared frontal y la cocina estaba atrás. El pelirrojo sentía que desde hacen rato su trasero estaba sobre algo más que el cojín del mueble. Y al dar un pequeño brinco para quitarse lo que sea que estuviera bajo su trasero, lo llevo a sus ojos y vio que era un boxer amarillo de nachos.

Se sorprendió un poco y alzó las cejas. Sonrío mezquino.

—Ya está el café.— Jughead dice llegando hacia el con una taza de café pero deja de sonreír al ver que el pelirrojo sostiene un boxer suyo.

—¿Nachos?— Pregunta el pelirrojo.

—Oye. No me hagas avergonzarme de mis boxers.— Jughead le pelea en un murmuro y toma el bóxer para seguir ofreciéndole la taza. Archie ríe antes de tomar la taza y beber de esta.

Jughead se sienta a su lado con una mala mirada por lo del boxer pero no le da mucha importancia. Toma el control reposado sobre la mesita frente a ellos y enciende el televisor. En el primer canal que aparece, se está transmitiendo una película romántica con un apasionado beso en una estación de trenes con una música melodiosa. Jughead está impresionado con lo linda que es la escena tanto emocionalmente como cinematográficamente así que permanece inducido en el televisor por varios segundos.

Archie lo nota. —¿Te gustan las películas románticas, Jug?— Pregunta el pelirrojo.

—Si no te diste cuenta en mi opera, soy muy sentimental. Me encanta el drama por más desinteresado que yo parezca en ello.— Jughead confiesa.

—Mm. Ya veo...— Opina Archie, asintiendo con la cabeza mientras toma de su café.

—Pero oye, mejor tómalo. Pon lo que quieras.— Le dice el pelinegro ofreciéndole el control con darse la media vuelta. Archie toma el control suavemente.

—¿Seguro de que es una buena idea dármelo a mí?— Pregunta el pelirrojo.

—¿No es buena idea?— Jughead pregunta con miedo y trata de jalar el control remoto devuelta a su pecho. Seguidas veces. Pero el pelirrojo no suelta el control remoto con una sonrisa. Jughead se espanta y sigue tratando de jalar el control hasta el punto en que (como es costumbre de los japoneses andar con chancletas o descalzos en la casa, Jughead andaba con sus medias blancas) subió un pie contra el pecho de Archie para empujarlo y logró tomar el control remoto con un suspiro misericordioso.

𝗥𝗼𝗺𝗲𝗼 & 𝗥𝗼𝗺𝗲𝗼 • JARCHIE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora