Esa noche Yamaguchi no dejó que Kageyama lo tocase. Para cuando llegó la hora de dormir, se alejó lo más que pudo.
Soñó con aquel día en el que pensó que ahí terminaba su propia historia, pero por primera en mucho tiempo se aguantó sus sollozos al despertar y se abrazó a si mismo. No quería nada de Tobio en esos momentos, ni si quiera su compasion.
Cuando se despertó fue directamente al baño donde observó su reflejo demacrado. Tenia ojeras y los ojos hinchados con un color un tanto rojizo. Suspiró, no se podía ver peor.
Sin despertar a Tobio que seguia durmiendo placidamente, fue hasta el cuarto de invitados donde terminó de empacar las cosas de Tsuki que este habia dejado el dia anterior al irse precipitadamente. Se quedó mirando la maleta un rato antes de decicidirse por llevarle él las cosas.
Su sorpresa llegó cuando fue hasta la sala y se dió cuenta que Kageyama estaba ahí, mirando la tele ya despierto. El pelinegro lo miró sonriente, ignorando la maleta que traia en la mano.
—Buenos dias, cariño... ¿piensas salir?
Yamaguchi entre cerró los ojos fastidiado, erá mas que obvio que sí. Pregunta mas idiota no podía haber hecho.
—Iré a devolverle las cosas a mi amigo, el cual por cierto echaste de golpe.
—¿No puede venir él a recogerlas?
¿Iba en serio?
—No, no quiero que lo mates, gracias — respondió sarcastico.
Ambos se quedaron en silencio un rato. Tobio se paró y fue hasta donde su amado, donde lo abrazó con fuerza. Yamaguchi por su lado sintió su tipica comenzon en los ojos, pero se concentró en no hacerle caso. No podía ceder tan facilnente.
—Cuando salgas, por favor quita la llave de entrada de la maseta — dijo Kageyama sujetandole de los hombros —. Se ve a simple vista y cualquier puede entrar. Ya te había dicho antes que la escondieras en otro lado...
Una mueca se instaló en la cara del peliverde. Ya se había acostumbrado a dejarla ahí, después de todo el edificio en sí era bastante seguro.
—Lo haré, pero luego.
Cuando Yamaguchi ya estaba cruzando la puerta para irse, Kageyama logró sujetarlo de la muñeca a tiempo para retenerlo. Lo jalo hacia él y lo besó ahí mismo, sin si quiera darle tiempo a replicar al peliverde.
—Regresa temprano.
—No te prometo nada.
(...)
Luego de casi perderse por las calles, Yamaguchi logró llegar a la casa de Tsukishima en una pieza. Claro, tuvo que guiarse del google maps y de las personas a las qué lograba pedir indicaciones, pero solo eran pequeños detalles.
—Pasa, tengo algo que mostrarte — fue lo primero que le dijo el rubio al abrirle la puerta con una sonrisa —. Deja mis cosas en la entrada, ya luego las arreglo.
Yamaguchi no estaba seguro si lo ultimo fuese cierto, pero lo dejó pasar al ver la gran alegria que emanaba Tsukishima. En realidad, no lucia diferente de lo usual, pero había algo en sus ojos brillando que dejaba intrigado al peliverde.
La casa de Tsukishima era bastante amplia. No parecia que vivia con alguien mas, pero realmente era demasiado para solo una persona. Tal vez era rico...
—No, no soy rico — dijo sonriendo de lado Tsukishima —. Mi madre se mudo con el resto de ma familia a otra parte y yo me quedé, de otra manera no tendría tanto...
—¿No te sientes solo? — pregunto Yamaguchi, quedandose plantado en medio de la sala sin saber que hacer o como actuar.
¿Y si mejor huia?
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Infiel [Haikyuu]
DragosteYamaguchi ha conocido a su pareja desde que son niños. Siempre han compartido todo con el otro, incluso sus corazones. Se han amado por años, y se esperaba que aquello no cambiase. Sin embargo ¿por qué regresó con un holor diferente? ¿Por qué a empe...