Yamaguchi no sabía que hacía ahí exactamente. Sus manos temblorosas sujetaban una caja de almuerzo que posiblemente ya estaba toda revuelta de lo inquieto que había estado todo el camino hasta allí. Sí que se estaba arrepintiendo de su pequeña travesía.
—Disculpe... ¿Se le ofrece algo? Lleva parado ahí un buen tiempo ya... — preguntó una voz a su espalda.
—Ah...sí — respondió el peli verde volteando a ver a la recepcionista que le miraba impaciente —. Disculpe, más bien.
—No es nada — sonrió un poco al ver todas aquellas pecas dispersas en el rostro de Yamaguchi que le hacía parecer un ángel —¿Y bien? ¿En que lo puedo ayudar? ¿Tiene alguna cita?
—Mi...mi pareja trabaja aquí. Kageyama Tobio. Departamento de ventas, sección deporte — murmuró esperando no equivocarse —. Le vine a dejar un recado.
La recepcionista se le quedó mirando unos segundos intrigada, hasta que al fin se dignó en asentir lentamente.
—¿Desea irle a dejar el recado usted mismo? A esta hora, el edificio no anda muy lleno, y fácilmente puede ir usted en persona.
—¡Sería genial! Si es posible, quisiera que no se entere. Ya sabe, sorpresa — contestó con emoción.
—Bien, alguien vendrá a guiarlo. Un momento por favor.
La mujer sonrió de lado y marcó una serie se numeros, para finalmente perdirle a alguien que venga a recoger a la "pareja de Kageyama Tobio" .
Yamaguchi no pudo evitar sonreír con genuina felicidad al oír su título. Por unos minutos, todas las inseguridades desaparecieron y se sintió dueño incluso del mundo.
AL menos, por unos minutos.
Eso incluso ya era mucho desear.
Luego de esperar por unos minutos, un chico un tanto bajo se dejó ver por el pasillo con una gran sonrisa. Yamaguchi supuso que él sería quien lo iba a guiar, por lo que le devolvió tímidamente el saludo.
Pero...algo no iba bien. Un dolor traicionero parecía ir surgiendo en su pecho a medida que aquel chico se acercaba. No sabía si era porque se acercaba el momento de ver a Tobio o por qué aquel chico, que sonreía como los ángeles, le daba mala vibra.
Tenía que calmarse, aquella inquietud solo empeoraba su condición y le parecía tan irracional como ridícula. Se sintió bastante estúpido por un momento. Estaba exagerando todo.
Sí...era eso, solo estaba exagerando.
—¿Hola? ¿Me escucha?
Yamaguchi tuvo que retrocede unos pasos cuando reaccionó, ya que el chico se le había acercado demasiado al intentar hacerlo despertar de su trance.
—P-Perdón — se disculpó — estaba pensando en otra cosa...
—¿No iba a venir Tanaka? —. El chico de la agencia se encogió de hombros —. Ah...como sea, guíalo tú ya que estás aquí.
—¡He oído que tienes un recado para Kageyama! — el chico rodeo los hombros de Yamaguchi y lo inclinó hacia él — ¡Es sorprendente que tenga amigos que se preocupen de esta manera por él!
—Ah, yo...
Yamaguchi iba a aclarar el asunto, pero algo en él hizo que se tragara las palabras. No le debía explicaciones a nadie, ni menos a gente que no conocía.
—¿Vamos?
El chico sonrió y Yamaguchi bajo la cabeza. No le gustaba aquella sonrisa.
Tuvieron que subir por varios ascensores y escaleras para poder llegar hasta la zona donde trabajaba Tobio. Momentos en los que el chico intentaba hacerle conversación al peliverde, y en los que este solo se limitaba a asentir o a mirar a otro lado.
Quería ver a Kageyama. Quería verlo de una vez.
—Uff, llegamos — suspiro el chico con cansancio —. Es la quinta vez que vengo aquí en el dia, no puedo decir que no es agotador. Maldito edifico gigante.
—¿Vienes seguido? — cuestiono Yamaguchi sin poder evitarlo.
—Se podría decir que sí — respondió a la vez que se encojia de hombros, restándole importancia —. Creo que hasta vivo por esta zona.
—¡Ah, es aquí! — dijo el chico, deteniéndose de golpe frente a una de las tantas puertas — Dejame hacerlo por ti.
—¿Perdón?
—¡TOBIO, TIENES VISITAS! — gritó el chico con una estruendosa voz, a la vez que abría la puerta de golpe.
En aquel momento Yamaguchi no sabía como reaccionar. Lo había llamado Tobio... ¿No? Lo había llamado por su nombre...
¿Eran así de cercanos? ¿Quien era....?
—¡Hinata boke, te dije que tocaras antes de entrar! ¡No siempre voy a tener tiempo para ti! — se oyó el grito desde adentro de la oficina.
—¡Pero Tobio...!
Yamaguchi se quedó de piedra. No era otro que Kageyama, no había duda. Era él. Y el chico...era Hinata. ESE Hinata.
Cuando recordó aquella sonrisa brillante de Hinata, quiso vomitar. Aquel chico era feliz mientras él se hundía en un pozo sin fondo.
No era justo.
Cuando las puertas se abrieron completamente, Tobio pudo visualizar a su pareja que lo miraba con el corazón roto reflejado en sus ojos. Su voz se apagó de golpe y parecía que las palabras no podían salir, pero no entendía el por qué se ponía así si él no había hecho nada malo.
¿Por qué Yamaguchi parecía estar a punto de desmoronarse? ¿Por qué sentía que su corazón apretaba con culpa?
— ¿Yamaguchi? — logró decir — ¿que haces acá?.
El peliverde se mordió los labios sin saber bien como reaccionar. Se supone que él no sabía nada, por lo que ponerse a llorar o a gritar no tendría sentido. Por otro lado, Hinata se le había quedado mirando, sorprendido por todo el escenario que se había montado.
¿Que debía hacer? Aquella persona que le había arrebato su felicidad, lo estaba mirando.
Entonces, unas palabras empezaron a sonar en su mente "... recoger a la "pareja de Kageyama Tobio". Y se empezó a cuestionar hasta que punto aquello era verdad.
—Yamaguchi, pasa por favor.
Yamaguchi se sobresalto al sentir la mano de Kageyama en su hombro. No había notado cuando había llegado a él.
En aquél momento, su única reacción fue apoyarse en su pareja, ocultando s su rostro del pequeño pelinaranja que había empezado a odiar.
—Sí, yo...te traje comida —murmuró contra su pecho.
—Hinata, déjanos a solas. Ya te puedes ir — indico Kageyama, preocupado por Yamaguchi que parecía empezar a temblar.
—¿Por qué de repente eres tan formal?
Yamaguchi se estremeció ¿que tan verdad eran sus suposiciones? ¿No que iba a confiar más en su pareja? ¿Qué eran estos celos?
—No me hagas repetirlo — murmuró Kageyama con dureza.
Luego de unos momentos, los dos al fin se quedaron a solas, lejos de la vista de todos. Abrazados. Personándose sin saber ni comprender por qué.
Yamaguchi sentía que ya estaba llegando a su límite. Y sin poder evitarlo, tuvo que preguntarlo.
—¿Te parece tierno?
—¿De qué hablas? — comentó Kageyama entre confundido y preocupado.
—Hinata ¿Él es tierno?
Kageyama no contestó, algo le decía que no lo hiciera. En cambio, agarró el rostro de Yamaguchi y lo giró, para así poder besarlo con la dulzura y fuerza que el creía que ambos necesitaban.
Yamaguchi, con ese beso, quiso llorar uba vez más. Pero no lo hizo, estaba harto del dolor que empezaba a sentir de nuevo.
Iba a confiar en Kageyama, de otra manera, no iba a poder seguir sonriendo. Al menos, eso creía aquella tarde.
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Infiel [Haikyuu]
RomanceYamaguchi ha conocido a su pareja desde que son niños. Siempre han compartido todo con el otro, incluso sus corazones. Se han amado por años, y se esperaba que aquello no cambiase. Sin embargo ¿por qué regresó con un holor diferente? ¿Por qué a empe...