Capítulo 5- Tsukishima Kei

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Cuando Daichi, amigo y jefe de Yamaguchi, vio el estado del pecoso al llegar al trabajo, le dio la orden de retirarse temprano.

Yamaguchi intentó replicar, argumentado que ya había estado fuera mucho tiempo, pero su jefe no escuchó palabra alguna. Nadie en la oficina podía estar tranquilo cuando el ángel sonriente parecía haberse ido y en su lugar solo había una sombra oscura llena de cansancio.

En aquellos momentos, nada parecía más importante que el peliverde descanse y se recupere. Aún así, Yamaguchi no supo dar explicaciones a su estado y, luego de varios intentos, se rindió para finalmente agarrar sus cosas y retirarse.

No quería volver a casa.

El lugar que alguna vez fue un ambiente lleno de sueños y esperanzas, ahora para él solo parecía una cuna de amargos recuerdos.

Con sus manos temblorosas, marcó el número de su amado y se quedó a la espera de que contestara. La llamada ya iba a acabar cuando la voz de Tobio se hizo presente, arrancando un suspiro de alivio en Yamaguchi.

—Amor, mi jefe me dio el día libre — murmuró sin ganas de explicar la razón —. Estoy cerca de tu trabajo ¿te parece si voy y almorzamos juntos?

—Lo siento cariño, estoy algo...ocupado — respondió Tobio al otro lado de la línea con un tono algo inquieto —. No creo que sea capaz de salir a almorzar.

— ¿Estas...estas trabajando en el nuevo proyecto?

—Sí, me alegra que comprendas — esta vez fue el turno de Tobio de suspirar —. Lo lamento, en serio. Viendo tu estado en los últimas días, me preocupa que te pase algo.

Yamaguchi tuvo que morderse el labio para no preguntar si estaba con Hinata. Si Tobio decía que no pasaba nada, entonces debía creerle. Lo que menos quería, era tener un ataque de pánico y celos en medio de la calle. Tenía que confiar en su pareja, debía hacerlo.

Tal vez, solo tal vez, eran únicamente ideas suyas.

—Gracias por preocuparte amor, pero estoy bi...

Fue ahí cunado Yamaguchi, quien estaba absorto en la llamada y no prestaba verdadera atención a su alrededor, chocó contra otra persona estrepitosamente. El celular cayó a penas a unos metros de él, pero poco podía preocuparse de eso cuando todo su cuerpo se retorcida adolorido por el descuido.

—Deberías tener cuidado — gruño la otra persona, poniéndose de pie primero —. Fíjate por donde caminas, pecoso.

—Lo lamento en serio.

Yamaguchi entró en pánico y recogió con prisa su celular, sin atreverse si quiera a levantar la mirada aún cuando sentía la penetrante mirada del otro sobre él.

—Anda, párate, estamos interrumpiendo el paso —dijo la persona con impaciencia, extendiendo una mano.

El peli verde dudo unos segundos antes de tomar aquella mano, pero prefirió aceptarla antes de que más miradas ajenas y curiosas se posaran sobre el pobre chico pecoso tirado en el suelo.

Cuando finalmente levantó la cabeza para poder hacerle frente a quien le había ayudado (y tropezado con él de paso), tuvo que darse un tiempo para poder recordar como es que uno respiraba correctamente. Se había quedado pasmado, no podía negarlo.

El chico que se encontraba frente a él poseía un cabello rubio corto y unos ámbar que parecían hipnotizar a cualquier que los mirase. No hacía falta decir que hasta Yamaguchi se había sonrojado, incapaz de procesar que había chocado con semejante persona.

—L-Lo lamento, de nuevo — balbuceo  el pecoso —. Andaba en una llamada y no prestaba....

—No me interesa saber eso ¿sabes? —lo cortó el rubio — Ya estoy llegando tarde a mi trabajo, no necesito perder más tiempo escuchando tu vida.

Yamaguchi sintió como se estremecía ante aquella intensa y cruel mirada. El no era pequeño, sin embargo a su lado por un momento se sintió el más enano del planeta.

—¡P-Perdón! Yo no...no quise... — volvió a bajar la mirada, con todo el rostro contraído ya sea por la vergüenza o todo lo que venía sintiendo últimamente.

El chico chasqueo la lengua y empezó a buscar algo dentro de su bolsillo. Yamaguchi ya no sabía si te tenía que quedar o esa era una señal para que huyera de una vez.

—Toma. — cuando el rubio noto que el pecoso no levantaba la mirada, rodó los ojos, preguntandose porque hacia aquello —. Es para ti, tómalo.

Yamaguchi volvió a mirarlo alarmado, con temor de que fuera algo malo, pero su cara se transformó en cuanto vio el el objeto que se le ofrecía. Aquel chico, le estaba brindando un pañuelo. Algo en su interior, le hizo querer ponerse a llorar, ya sea por la confusión, la sorpresa o la tristeza que sentia debido a...todo.

—Si vas a ir por ahí mintiendo, diciendo que estás bien, entonces al menos finje mejor. No es bueno aguantar la tristeza— murmuró el otro con lo que parecía un tono de fastidio —. Como sea, tan solo no te rindas y todo estará bien. Adiós.

El pecoso tuvo que tomar el pañuelo para comprender que todo el camino hasta esa caída había querido llorar y que no se lo había permitido hasta ese momento. Tuvo que volver a mirar a esa persona para entender que había querido desesperamente que alguien se diera cuenta de la batalla que libraba en su interior y lo mucho que lo estaba desgastando.

Y un completo extraño, lo había leído en a penas unos minutos.

Cuando reacciono, el chico ya se había alejado un poco, pero si no llegaba a averiguar su nombre sentía que nunca más iba a estar en paz. Algún día, debía darle las gracias.

Así, sin saber la razón, agarró todo el aire que pudo y grito.

—¡Tu nombre! ¡¿Cuál es tu nombre?!

El rubio se paró de golpe y volteó a mirarlo. No entendía que le pasaba a aquel pecoso ¿tal vez se había golpeado demasiado fuerte la cabeza?

—¡Mi nombre...mi nombre es Tadashi!

Por alguna razón, aquella escena le enternecio bastante al rubio. Un pequeño chico gritando en medio de la calle su nombre, uno que según había notado estaba sufriendo por dentro por tan sólo una llamada. Se quiso golpear cuando pensó que era lindo.

—Tsukishima Kei — respondió también alzando la voz.

Tsukishima sonrio un poco y siguió su camino sin volver a mirar atras. Sin notar la sonrisa que había creado en alguien que por dentro se iba marchitándo.

El invierno a penas había empezado.

Infiel [Haikyuu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora