Capítulo 39

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Hablar con Robert hasta tarde la noche anterior había mejorado un poco mí humor, pero aún seguía sintiendo un vacío y era Bruno, después de lo que pasó esa noche no me ha enviado ni un mensaje. Me estaba preocupando. Ya eran las tres de la tarde de sábado, mi madre había salido para realizar unas compras y yo estaba en la sala viendo TV. Entonces tomé mi teléfono y decidí escribirle a mi viajero.

-"Hola Bruno, ¿Todo bien?

Y envié el mensaje, y como acto de presencia de mis nervios, comencé a morderme ligeramente las uñas y los dedos. En verdad la película que estaban pasando era interesante pero los nervios por recibir respuesta de Bruno no dejaban que me concentrara. Los minutos transcurrieron y ya no podía más, hasta se me había secado la boca, me levanté para ir a la cocina a beber un vaso de agua, mientras bebía el teléfono vibro anunciando la llegada de un mensaje, entonces dejé el vaso en la encimera, salí corriendo y salté al sofá como si de una leona cazando a su presa se tratase.

-"Hola Mack" -Robert.

Solté un bufido de frustración, no es que no quisiera hablar con Robert, pero me hacía falta mi amigo. En lugar de responder el mensaje le llamé.

-Hola Robert -saludé. -¿Cómo va todo? ¿Qué tal está Denis?

No pasó mucho para oír su voz.

-Hola Mack, que alegría oírte... -por su tono era deducible que estaba sonriendo. -...Me encuentro bien, las cosas van geniales aquí, mi hermana y yo hemos convertido la cocina en una panadería el día de hoy. Y Denis está afuera jugando con el perro, tendrá más de veinte pero sigue siendo un niño. ¿Tú cómo estás?

Sentí muchas cosas en ese momento, ternura, emoción, paz y algo de nostalgia, a la vez que tristeza y preocupación por Bruno.

-Estoy bien, sola en casa, mamá salió y... -el sonido del timbre me interrumpió.

Me quedé en silencio mirando en dirección a la puerta de entrada.

-¿Mack? -preguntó Robert.

Me levanté para ver de quién se trataba. Después de saber que Natalie había estado acechando a Robert y que ella ya conocía mi cara, cualquier cosa me provocaba desconfianza. Con lentitud caminé hasta la puerta y antes de cometer cualquier estupidez me asomé por la mirilla, para mí alivio no era ella.
Abrí la puerta.

-Dios santo, Jack, casi me da un infarto -lo tomé de un brazo y lo metí para que ningún vecino lo viera. -¿Qué haces aquí?

Pero en lugar de prestarle mucha atención oí como la voz de Robert retumbaba en la bocina del teléfono, entonces lo coloqué en altavoz.

-... monios haces ahí Silverman!? -se oyó media pregunta a gritos.

-Hay pero que amigo tan dulce, estaba preocupado, pasaba a ver cómo estaba Mack, veo que está viva y entera, entonces me puedo retirar en paz -pone expresión de agotamiento.

-¿Qué has sabido de Natalie? -preguntó Robert a su amigo.

-Nada, intenté seguirla unos días pero le perdí el rastro, espero que se haya dado por vencida, de todas formas, estoy pendiente de Mack.

Dicho eso me miró y me guiñó el ojo. Podía confiar en Jack y eso era un alivio.

-Gracias por eso Jack, no dejes de estar en contacto conmigo. -dijo en un tono más calmado.

-No te preocupes, adiós Robbie y adiós Mack, me tengo que ir, tengo trabajo que hacer -se despidió y luego de asegurarse que nadie veía la casa, salió rápidamente desapareciendo tras la puerta.

Tentemos A La Suerte |#1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora