Capítulo 48

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Silenciosamente se fue acercando y yo retrocedía. -¿Qué haces? -pregunté sintiéndome nerviosa.

-Nada... Solo quiero estar cerca... -susurró acercándose aun más. 

Al sentir como mi espalda tocó la pared mi piel se erizó, Robert dio un paso mas y colocó ambos brazos a cada lado de mi cabeza acorralándome. -Haré que no olvides mis labios, jamás. -acercó su rostro al mío para comenzar  a besarme, inició en mi mejilla bajando lentamente por mi cuello, luego al hombro  y entonces se le ocurrió pasar a mis clavículas. 

-Robert...-apreté mas el agarre a la toalla, mi cuerpo temblaba, esos besos se sentían bien, pero a la vez un cosquilleo interno me ponía demasiado nerviosa. 

—¿Qué sucede? -preguntó sin parar de besarme.

La mano que tenía libre la coloqué en su pecho y lo aparté de mí poco a poco, mi cuerpo no dejaba de temblar, me sentía vulnerable.

—Nos pueden descubrir -susurré mirando angustiada a la puerta con el corazón acelerado.

Él me miró de pies a cabeza y sonrió. —Nadie nos va a descubrir, y sé que no quieres que me detenga.

—No, no quiero... -lo miré a los ojos y comencé a empujarlo hasta hacerlo retroceder. —Quiero que sigas besándome, en los labios, mis mejillas, mi cuello... -seguía empujándolo poco a poco y al ver que detrás de él ya estaba cerca uno de los asientos del vestidor me detuve. —Pero lo que más quiero en este momento... ¡Es una disculpa! -le di un empujón haciéndolo caer sentado y le coloqué uno de los pies sobre el pecho para que se quedara quieto. —Fuiste un idiota hoy Robert, a parte de causarme dolor físico viniste a acusarme de infidelidad y aparte... -un escalofrío me silenció por un momento. —Aparte te acercas y me besas de esa manera, sí me gusta... Pero quiero una disculpa por lo que me hiciste, solo por algo de lo que ni siquiera estabas seguro. -le di un empujón con el pie para pegarlo a la pared con fuerza.

Robert estaba algo atónito, su mirada solo denotaba sorpresa, sin embargo, sus manos se volvieron traviesas pues se ubicaron en mi tobillo y comenzaron a subir y bajar por mi pantorrilla con suavidad. —Ya comienzas a verte como una mujer... Decidida...-subió sus caricias hasta mi rodilla. —Fuerte... -subió un poquito más de la rodilla. —Feroz... -subió hasta mi muslo quedándose ahí, acariciando mi piel la cuál de erizó.

Estaba furiosa, pero la sensación era espectacular.

—No me engañas Mack, podrás estar molesta, pero te gustaría que siga subiendo... -susurró seductoramente.

Mi cabeza estaba hecha un lío y para empeorar las cosas Robert, con un movimiento increíblemente rápido, se puso de pie colocando mi pierna la rededor de su cadera para ponernos muy cerca, tal vez, demasiado cerca...

—Estas temblando -dijo con su rostro muy cerca del mío mientras apartaba un mechón de mi cabello.

«Por supuesto que estoy temblando, nuestras caderas estan muy juntas y juraría que puedo sentirlo duro contra mi»

—Ver que tú cuerpo reacciona así me recuerda lo inocente que eres... -movió su cabeza a un lado para colocar sus labios sobre mi hombro y luego de besarme allí pronunció con mucha suavidad las palabras que hace unos segundos le estaba exigiendo. —Lo lamento, por todo, la he pasado muy mal y no tengo porqué desquitarme contigo. -me soltó la pierna que sostenía dejándola con delicadeza para apoyarme sobre ella. —Vistete, te llevaré a cenar y luego a tu casa.

Sin más salió de allí dejándome como si fuera maraca por como estaba temblando.

.........

—¿Cuándo será el acto de grado? -preguntó Gia comiendo palomitas de maíz. —No nos han dicho nada.

Tentemos A La Suerte |#1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora