Mack

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Alemania, Francia, Noruega, Japón, Inglaterra e Italia fueron solo algunos de los muchos sitios que Mack y Bruno visitaron cuando se habían ido de su ciudad, así Bruno cumplió dos objetivos, cumplir su promesa de llevarla a conocer el mundo juntos y alejarla de su hogar y de él, su madre le dió instrucciones de llevársela, que vivieran juntos, que intentara que ella se enamorara de él y olvidara a Robert.

Actualmente seguían en Italia, en la costa, por suerte Bruno  a lo largo de los años en los que a viajado se ha hecho de muchos amigos por lo cuál conseguir hospedaje barato o incluso gratis no había Sido difícil y sumando el hecho de que había ahorrado una buena cantidad de su sueldo, podía darse el lujo de pasar meses de viaje sin hacer mayor esfuerzo laborar, haciendo trabajos por internet, al menos por periodos largos siempre y cuando los gastos se mantuvieran en un nivel moderado. Además, Bruno estaba dispuesto a todo por Mack, le dolía la petición de intentar que se enamorara de él para olvidar a otro hombre, porque quería que ella lo amara por ser él y no solo por ser él único con el que tiene opción, sin embargo, habría sido capaz de saltar de un avión  solo por ella, y le dolía el corazón reconocer que la amaba a esa magnitud.

Mack estaba sentada en el borde de la ventana, observando al mar mientras la brisa le alborotaba el cabello, en sus manos sostenía su diario, el cuál ya estaba hasta poco más de la mitad, lo había llenado con dolorosos sentimientos y recuerdos desde que dejó su casa, pasaba las noches en vela pensando y las pocas veces que conciliaba el sueño despertaba por pesadillas o sueños deliciosos con Robert, ante estos últimos, se despertaba porque no quería seguir estando ahí, no quería recordarlo, eso le dolía.

Bruno entró a la habitación, apenas cruzó la puerta se detuvo al verla al borde de la ventana y se sintió triste por ello, porque había hecho lo mismo en casi a todos los sitios a los que habían ido, se sentaba a mirar el horizonte, se aclaró la garganta interrumpiendo los pensamientos de ella y sobresaltandola un poco. —Hola Mackie -saludó con una sonrisa cálida.

—Hola Bruno -contestó sonriendo tanto como le fue posible (lo cuál terminó siendo una sonrisa un poco nostálgica).

Este se acercó y la abrazó por sobre sus hombros, rodeando su cuello para luego besarle la mejilla. —Te tengo una sorpresa, pequeña. -le susurró al oído.

Mack metió ambas piernas a la habitación, se puso de pie y abrazó el diario a su pecho esperando.

—No, no, no, primero, te hago una invitación a cenar conmigo esta noche, en ese lindo restaurante que vimos el otro día, allí te daré la noticia, paso por ti a las siete y media. -sonrió socarronamente y salió de la habitación.

La tarde pasó rápido, Mack se colocó un vestido corto de color negro con rosas, unos tacones bajitos igualmente negros y cuando se colocaba un poco de labial Bruno tocó la puerta. Al abrirla él la observó deslumbrado.

—¿Nos vamos? -preguntó ella con una sonrisa.

El extendió su brazo para que ella lo tomara y juntos salieron del hotel, dieron un corto paseo hasta que llegaron al restaurante, su mesa estaba al lado de un ventanal que permitía una preciosa vista al mar, ambos pidieron pasta y algunos mariscos, cuando terminaron la cena, pidieron postre y mientras Mack disfrutaba del helado de pistachos y chocolate, Bruno extendió un sobre frente a ella.

—Ha pasado ya un año y medio, entonces me tomé el atrevimiento de enviar una solicitud por ti, por suerte sabía a dónde querías ir.

Mack no entendía lo que decía hasta que observó el sobre con atención y notó que este poseía un sello oficial de la Universidad Forger a la que había fantaseado ir, miró a Bruno emocionada y aterrada a la vez.

—Pero... ¿Cómo? Bruno ¿Y si no me aceptan? -cuestionó nerviosa dándole vueltas al sobre en las manos.

Bruno colocó una de sus manos en el antebrazo de ella y le dió un ligero apretón. —De ser así ellos se lo pierden, además no sería el fin del mundo, sabes que siempre hay un plan B. -le sonrió tranquilizadoramente.

La solicitud le había dado una inmensa felicidad a Mack, la habían aceptado, al día siguiente se movilizaron de regreso a Estados Unidos, comenzó los estudios y al mismo tiempo terminó uno de sus primeros libros, publicandolo con su apodo, aún seguía sin querer ser conocida por su verdadero nombre, pues, aunque ya recordaba a su padre con una sonrisa y no tenía la necesidad de cubrir más sus cicatrices, no quería despegarse de su apodo, pues se había vuelto parte de su esencia.


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Aquí lo que ha sucedido desde la perspectiva de cada uno en el tiempo que ha pasado.
Prometo que la secuela sigue en pie.
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Gracias por llegar hasta aquí, te veo en la secuela.

Tentemos A La Suerte |#1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora