Capítulo 13

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Seguíamos en un extraño estado de shock, por llamarlo de alguna manera, fue muy rara la actitud de Robert, no es que haya sido muy evidente, nosotras teníamos un pequeño don para "leer" a las personas y en éstas ocasiones era muy útil.
La forma en la que sus ojos se volvieron intensos, su apretón, el ligero carraspeo después de decir "alumnas", algo raro sucedía, o tal vez, lo más seguro, es que le estoy dándo demasiadas vueltas al asunto y estoy hasta inventando cosas dónde no las hay;  debido a que se nos hizo tarde mientras seguíamos ahí pensando y soltando uno que otro comentario, las chicas optaron por quedarse esa noche de nuevo, nos cambiamos y nos acomodamos para dormir, estábamos algo cansadas como para oír música, ver una película o incluso hablar, y yo, me conectaría mañana, no quiero internet por estos momentos.

............................

—¡BUENOS DÍAS! -grité saltando sobre las chicas-

Dani soltó un grito y se levantó tan rápido que se de bruses en el suelo, Gia intentó golpearme pero la esquive.

—¿Qué rayos te pasa? -preguntó Dani-

—Ay pero que mal humor, chicas es domingo, hoy vamos a casa de Bruno.

Al decir el nombre de mi mejor amigo ellas se levantaron rápidamente y pelearon por quién iba ducharse primero, definitivamente, los regalos las volvían locas, si, ellas querían a Bruno, pero no tenían esa conexión que yo tengo con él, en fin, después de que entrara primero Gia, gracias a que empujó a Dani, estuvimos esperando hasta que salió, ya unos treinta minutos más tarde estábamos desayunando.

—Estan muy arregladas hoy  niñas ¿Eso por qué será? -preguntó mamá viéndonos con los ojos entrecerrados-

—Bruno llegó el viernes mamá, hoy vamos a ir a su casa -sonrei-

—Oye qué bien, creí que ese chico no volvería ¿Y vendrá a almorzar? -preguntó dándole un sorbo a su café-

Yo lo pensé unos segundos, a mamá le agrada Bruno y a Bruno le agrada mamá, no veo porqué no, asentí a su pregunta y me dirigí a lavar los platos, después de eso nos sentamos en la sala a esperar su llegada, tenía un sentimiento fuerte en el estómago, por extraño que parezca estaba nerviosa, tenía casi un año sin verlo, no sabía si había cambiado, cómo se vería, si todavía será mi oso cariñoso.

Los minutos pasaban y justo cuando estaba a punto de tomar mi teléfono para enviarle un mensaje sonó el timbre.
Me levanté y a paso rápido fui hasta la puerta, cuando la abrí una enorme sonrisa junto con unos bellos ojos brillantes me saludaron, no lo pensé mucho, me arrojé sobre sus brazos, él me abrazó igualmente, levantándome del suelo y dándo vueltas.

—Mi querido viajero, te extrañé muchísimo -le repartí besos a lo largo de la mejilla-

—Yo también te extrañé mucho hermosa -me dió un beso en cada mejilla para después bajarme-

Lo tomé de la mano y entre a la casa con él, una vez adentro mamá le dió un gran abrazo y las muchachas se colgaron de sus brazos.

—Ni en mi casa me quieren tanto -bromeó-

—Ay aquí siempre serás bienvenido Bruno, eres un buen muchacho -dijo mamá-

Él  le dió un abrazo fuerte y se sentó en el sillón, comenzó a contarnos sobre su recorrido por Italia, conociendo los lugares más visitados por los turistas, oírlo describir la basílica de San Pedro daba gusto, parecía un niño hablando de su película favorita; llegada la hora del almuerzo nos reunimos en la mesa para comer una deliciosa pasta con albóndigas, comíamos entre bromas y en un momento un trocito de carne me dió en la mejilla, yo sorprendida miré a todos en la mesa, pero solo había un culpable.

—Limpiame -dije volteando a ver a quién estaba sentado al lado mío-

—¿Qué? ¿Por qué yo? Yo no fui -dijo Bruno como niño-

—Fuiste tu Bruno no lo niegues, ahora, por favor, limpiame -señalé la manchita de salsa en mi mejilla-

Él sonrió.

—Está bien, te limpiare.

Colocó su mano en mi hombro y pasó su lengua por la mancha limpiandola.

—Iugh, ¡Bruno! -tomé la servilleta y me limpié-

Todos rieron y yo les seguí.
Mamá recogió para lavar los trastes, me levanté para ayudarla pero dijo que lo dejara así, que atendiera al visitante. Dani, Gia, Bruno y yo fuimos a la sala y nos sentamos a conversar.
Cuando mamá terminó le dijimos que íbamos a casa de mi amigo, nos despedimos, salimos y subimos en su auto.

El trayecto era un poquito largo, pero no importaba, siempre íbamos hablando o escuchando música, cuando llegamos a su casa nos bajamos y fuimos a paso rápido hasta la entrada, él estuvo unos segundos mirándonos antes de abrir la puerta, cuando ya lo creyó adecuado la abrió, entramos y en la mesa de centro de la sala habían cuatro cajas, Dani y Gia corrieron hasta ellas, en las que vieron sus nombres las agarraron y sin muchas contemplaciones las abrieron.

—¿Y usted bella dama? ¿No buscará su caja? -señaló la mesita-

—No es que no quiera el regalo, pero tenía más ganas de verte y estar contigo que con una caja -reí y lo abracé fuertemente, aspirando su aroma- tu colonia me encanta.

—Lo sé, siempre me pongo cuando voy a verte.

Cualquier persona creería que somos novios o algo parecido, pero no era así, simplemente nos amábamos de la forma en la que se aman los hermanos, un vínculo más fuerte que el de hermanos incluso, sin saber cómo nos hicimos amigos y ha sido una de las mejores amistades hasta ahora.

Decidí abrir mi caja en casa, ya que me gustaba mantener en privado mis reacciones, además era buena excusa que para mamá también había una caja, así que se guardaron en el auto, fuimos a mi casa de nuevo, las chicas buscaron sus cosas, las llevamos a sus respectivos hogares y Bruno y yo optamos por ir al cine.

La película que escogimos resultó bastante buena, quién diría que una historia sobre un asesino retirado sería tan interesante y llena de acción, cuando salimos nos tomamos de la mano y caminamos en dirección al auto por el estacionamiento, íbamos comentando la película cuando de la nada un auto frena bruscamente evitando atropellarnos, Bruno, al momento de oír el frenazo me abrazó y me cubrió de manera protectora decidido a recibir los daños él, al ver que no ocurrió nada simplemente me tomó nuevamente de la mano y nos apartamos completamente a lo que el auto arrancó rápido, incluso furioso diría yo y desapareció de nuestra vista.

<Qué raro>

Robert pdv

Había ido con Jack al cine para ver una película de acción, resultó bastante buena por suerte, no sentí que el dinero se desperdició, cuando salimos del cine me despedí de mi amigo y cada quién fue a su auto, iba en dirección a la salida del estacionamiento cuando una parejita se atravesó, por suerte mis reflejos no me fallaron y frené justo a tiempo, pero cuando los observé con más atención resulta que la chica era Mack, el muchacho que iba con ella la tenía entre sus brazos, un sabor amargo llegó a mi boca, eso me hizo fruncir el ceño, ver cómo la tenía de la cintura me hizo sentir un completo disgusto, al ver que estaban fuera de peligro la tomó de la mano y se apartó con ella, apreté el volante y pise furiosamente el acelerador.

Tentemos A La Suerte |#1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora