Capítulo 55

558 13 1
                                    

Los días comenzaron a transcurrir lentos, Bruno se quedó por petición de mi madre para que me cuidara mientras ella trabajaba, al llegar ella entraba en mi habitación para saludarme, yo solo la miraba o la ignoraba, claro que esto la disgustaba, pero no hacía nada al respecto para reprenderme. Cuando los días se convirtieron en semanas las cuatro paredes de mi habitación terminaron teniendo nombre (Lía, Lucas, Lizzi y Lennny) yo no salía de mi habitación más que para ducharme, no tenía ánimos de comer o ver televisión en la sala de estar, por supuesto, mi amigo me obligaba a consumir algún alimento para poder mantenerme viva (segun él), pero sin Robert no sentía que seguir respirando tuviera algún sentido, cuando miraba el anillo que me dió me daban ganas de llorar, pero me negaba a quitarmelo.

Desde esa tarde, Robert  no me había enviado un solo mensaje de texto, yo le escribí miles, pero sencillamente no contestaba, eso me desesperaba.
Pasaba las tardes leyendo o escribiendo, siempre acompañada por música, distrayendo mi mente de pensamientos intrusivos y cuando llovía  solo me sentaba a ver y oír la lluvia con la habitación en completo silencio mientras reflexionaba, pero un día, mientras decidía si dejar morir a mi protagonista a manos de un fantasma o no, me llegó un mensaje de Jack, intenté ignorarlo, pero cuando me di cuenta ya lo estaba leyendo una y otra vez.

—Mack, sé que no debería ponerme en contacto contigo (pero nunca me ha importado mucho portarme bien) Robert está en un estado deplorable, no logro animarlo de ninguna manera, si no quieres venir lo entenderé, pero te ruego que vengas, él te necesita y he de suponer que tú a él.

Ese texto me aceleró el corazón, miré la hora, era casi medianoche, voltee a ver a Bruno que dormía plácidamente en mi cama, con el mayor silencio posible me levanté de la silla, busqué en mi armario un conjunto deportivo, me cambié  rápido y me senté en el suelo para colocarme los zapatos, pero al levantar la mirada Bruno me observaba fijamente.

—¿Paseo nocturno? -preguntó entrecerrando los ojos.

Me levanté y lo confronté. —Puedes quedarte aquí y acusarme con mi madre mientras yo camino sola a mitad de la noche a casa de Jack o podrías llevarme para asegurarte de que estoy bien.  Sabes que me niego a dejarlo, Bruno.

Se dejó caer en la cama mientras soltaba un suspiro de frustración, golpeó sus puños un par de veces y después se levantó para colocarse los zapatos.

—Sabes que esta relación  no es buena para ti, Mack, al menos no por ahora. -se quejó.

No le presté atención a su sermón, lo que me importaba era saber que no me dejaría ir sola. Para evitar cualquier incidente con mamá bloqueamos la puerta y salimos por la ventana, la misma ventana por la que Robert se había colado centenar de veces. Encendió la camioneta y condujo hasta casa de Jack, por supuesto, le avisé que iba en camino, al llegar estaba la entrada abierta y él de pie en el umbral de la puerta esperando.

—¿Vienes? -le pregunté a mi amigo mientras me desabrochaba el cinturón de seguridad.

—Oh, no, no, yo me quedo aquí, muero de sueño así que dormiré aquí, ya he dormido en el auto antes -contestó inclinando el espaldar de su asiento a todo lo que daba para quedar recostado.

Saludé a Jack, este me guió hasta la habitación de Robert, una vez frente a su puerta me tomó del brazo para retenerme unos instantes.

—Mack, te debo advertir que no se ve muy bien, él pareciera que lo declararon desahuciado, Robert no tuvo una vida muy normal, no pudo vivir su juventud, contigo estaba recuperando un poco de ese tiempo robado y ahora que se separaron, pareciera que le hubieran quitado un pulmón. -cada palabra que pronunciaba parecía lastimarme.

Coloqué mi mano sobre su hombro intentando tranquilizarlo. —No te preocupes más, Jack, yo siento como si me hubieran quitado la única mitad que conservaba de mi corazón.

Tentemos A La Suerte |#1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora