"Construyamos un mundo mejor. -"
Disfruten.
(Este capítulo está ambientado completamente en el pasado.)
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Los pasillos solitarios de Serei Den brillaban impolutos gracias a la luz del sol que se filtraba a través de los grandes ventanales del lugar, solo los guardias, que hacían rondas constantes por todos ellos, llenaban el silencio reconfortante que los inundaba. Todos estaban algo nerviosos, pues ese día se llevaría a cabo el primer día de trabajo formal del nuevo emperador y su adorable Consorte.
Habían sido informados el día anterior de las visitas que se recibirían en el despacho principal del Emperador; los asistentes del Emperador estaban listos desde hacía algunas horas, prepararon bebidas y algo de comida, se les dijo que era muy posible que la reunión se alargara duramente la mayor parte del día y no querían ser tomados por sorpresa, mucho menos ser reprendidos por el Emperador mismo, aunque Aristóteles como insistió en ser llamado, era bastante más relajado que su Tío.
Unos minutos antes de la hora pactada; los invitados comenzaron a llegar, los primero fueron los hermanos OrVero, cuyo inmenso poder espiritual los anuncio antes que sus pasos, Casilda la poderosa fiscal vestía un hermoso traje negro entallado a su esbelta pero voluptuosa figura, haciendo resonar sus tacones plata por el brillante piso del lugar, su hermano Rodrigo iba vestido con un traje gris y una capa del mismo color, ambos saludaron amablemente a los guardias, antes de pararse frente a la puertas del despacho.
-Buenos días Excelencias, son los primeros en llegar, por favor pasen y tomen asiento en donde sus nombres están escritos, el Emperador y su Consorte no dieron un orden del día, por lo cual será una reunión libre, si desean tomar algo, háganlo saber y con gusto les serviremos. Adelante por favor. - Dijo uno de los secretarios del Emperador, temblando ligeramente bajo la atenta mirada de aquellos dos hermosos Alfas.
-Gracias, antes de entrar me gustaría pedir algo de Café para mi hermana y para mí, si son tan amables. Con su permiso. - Rodrigo OrVero dijo amable, mientras conducía a su hermana hacía el interior de la sala, ella solo sonrió, mientras acomodaba su espeso cabello negro tras su oreja. - Por supuesto su excelencia, en un momento se los entregamos, por favor esperen con paciencia. - Ambos asintieron antes de perderse tras las pesadas puertas.
No hubo tiempo de descanso; pues tras ellos 4 de los 6 hermanos D'von aparecieron, encabezados por Anna López D'Vón y tras ella, José López D'von, Guadalupe López D'von y la menor entre ellos, Anna Lupe López D'von. Después de saludarlos a todos y solicitar algo de café y té, el grupo D'von se adentró también en la sala, perdiéndose el efecto aplastante de su poder tras aquella puerta. Los guardias y secretarios temblaban ligeramente al sentir tan amenazantes presencias tan cerca, aunque muchos de ellos habían trabajado durante años al servicio de la Familia Real, el Emperador rara vez llamaba a seres tan fuertes en grupos como este, salvo las reuniones de los Princeps y la Cour que se daban cada tanto, este tipo de juntas eran inusuales.
Finalmente, el último en llegar fue el grupo del recién nombrado ministro del interior, Andrés Servant venía acompañado por el tercer hijo de los OrVero, Diego, junto a Julieta la viuda del Príncipe Juan Pablo y ahora nombrada consejera del próximo Consorte, tras ellos y viéndose un poco fuera de lugar, venían los hermanos De la Rivere. Aurora y Valexa parecían genuinamente incomodos, pero hablaban animadamente cuando se les dirigían algunas palabras.
- ¿Ya están todos dentro? - Preguntó Julieta en cuanto estuvieron frente a ellos. - Así es mi señora, como ordeno, se ha dispuesto comida y bebida, así como la designación de asientos que pidió su Excelencia el Trono de las Almas. ¿Algo más en lo que podamos servirle? - Preguntó uno de sus compañeros asistentes, mientras todos inclinaban la cabeza con respeto, esperando órdenes.
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Consorte.
FanfictionLas puertas de su despacho se abrieron de golpe; dejando ver enseguida, la figura cansada y angustiada de un mensajero del imperio. Francisco López D'von, dejo lo que estaba haciendo para poner atención, indudablemente eran malas noticias. - ¿Que pa...