"Por el Imperio."

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"El amor siempre por encima del deber. -"

Disfrútenlo.

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Freya, la Sagrada Capital del Tule; no solo era famosa por ser la ciudad más grande y rica del continente, lo era también por ser el lugar donde residían los ciudadanos más acaudalados, letrados y refinados de este. La gran capital se enorgullecía de alojar una gran cantidad de edificios de imponente arquitectura, los museos, teatros, plazas, estatuas, jardines y cafeterías que abundaban en ella, eran de gran renombre.

De entre estas últimas; había una que logró en poco tiempo posicionarse como la favorita de las grandes elites, a diferencia de muchas otras, esta no pertenecía a un miembro de la Cour o del consejo de Familias, era de un ciudadano común, que gracias a las políticas del Emperador Aristóteles y su Consorte, logró salir de la pobreza y poner un pequeño local, que se convirtió en el favorito de muchos.

Creció poco a poco; gracias a su calidad, su empeño en salir adelante y por supuesto por su práctica de recibir a todo cliente. Freya; capital del lujo y el exceso, se llenó de gente de clase media, ciudadanos que cada vez más podían darse uno que otro lujo. Y es que la economía bajo el dúo Alfa y Omega creció a tal nivel que no había más pobreza, era, aun tras la muerte de su querido Emperador Aristóteles Córcega del Tule, una época dorada.

Un bonito letrero de madera te recibía tras entrar en ella; este anunciaba en grandes letras el nombre de dicha cafetería, Claire de Lune se llamaba, bajo estas letras, la divertida frase "Sonríe, el Emperador Cuauhtémoc existe", amenizaba el aspecto de la pared. Este café en particular sería testigo de una de las muestras iniciales, de que el imperio estaba cambiando.

- ¿Escuchaste el rumor? - Un hombre alto, de pelo negro, vestido de manera elegante dijo, antes de beber, su interlocutor subió la mirada, mientras masticaba su pastel de vainilla y fresas. - ¿Cuál de todos? ¿Y sobre quién? - El primer sujeto sonrió; su manera de hablar y comportarse mostraba que era un miembro de la Cour, al igual que su acompañante.

-Tienes razón; con tantos sucesos uno ya no sabe de qué se habla si no especifican antes, pues del usurpador del trono, ese Emperador Consorte. - El otro sujeto, de cabello castaño claro y ojos verdes, asintió. - ¿Que paso ahora con él? Le salió otro amante o de que se le acusa ahora. - Respondió, mientras soplaba a su bebida caliente.

Aunque su plática era discreta; tanto los meseros, así como los comensales, podían oír sus voces claramente, era un lugar muy tranquilo y la hora del día hacía que no hubiese tanto bullicio. - Nada de eso; esos son chismes pasados, ni el Sultán ni el Presidente son de su agrado, además, sabemos que muy pocos amantes serían capaces de complacerlo. No después de la muerte de ese sucio Emperador; ya sabes que se decía que la tenía de caballo, el hueco que debió haber dejado en esa puta debe ser inmenso. - El comentario de mal gusto no pasó desapercibido por nadie, ni la risa desagradable que le precedió.

Tanto empleados como comensales; pusieron aún más atención a la plática que se llevaba a cabo en esa mesa apartada del resto, siguiendo con enojo, pero con interés, las expresiones que hacían de su gobernante. - Ese chiste estuvo bueno; es lamentable su estado, es una buena perra Omega, con esa piel, esa cara y ese cuerpo, no imagino como debió haberlo sometido el Emperador muerto. Estoy seguro de que debe pujar super rico, las putas remilgosas son las mejores, pero bueno, ¿qué me ibas a decir? - El segundo sujeto recuperó de nuevo el hilo de la plática original, captando la atención del primero.

-Cierto; lo había olvidado, hablar del Omega Consorte siempre es divertido, pues se rumorea por los pasillos del palacio, que Cuauhtémoc puede estar enfermo de gravedad. - Este comentario; no solo asombro al interlocutor de aquel hombre, sino que captó aún más la atención de todos los que seguían de cerca esa platica, afortunadamente para ellos, la otra parte de esa conversación hizo la pregunta correcta.

Consorte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora