Capitulo 4:"Ayudarla".

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No lo puedo creer, no, no, no

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No lo puedo creer, no, no, no. Como se atreve a dejarme aquí con la maldita palabra en la boca, y desafiarme a su antojo no sé qué se cree esa castaña pecosa. No puedo dejar esto así, no puedo dejar en alto que me haya dicho maleducado, ni siquiera soy maleducado, eso es una vil mentira de esa pecosa.

Fue imposible en no notar esas pequeñas manchas que cubren sus mejillas como si tuviera miles de estrellas pegadas en su piel. No puede dejarme aquí, pero tampoco puedo ir a seguirla como un maldito león en busca de su presa, no puedo permitir arrastrarme por ella sin algún fin en concreto.

¿Qué hago?

—Arggg... no puedo creer que estés haciendo esto Matteo Andreotti, un hombre como tú no busca, ellas te buscan a ti.— susurro con los puños apretados dentro de mis bolsillos.

Mis pies se empiezan a mover inconscientemente hacia la dirección donde se fue aquella mujer,  es imposible que no me cause gracia como se tambaleaba buscando un poco de equilibrio, es evidente que todo el alcohol que había consumido ya le estaba dando pelea y su descaro de hace unos minutos fue por la valentía que las cervezas le habían dado. Me había dejado con la palabra en la boca y eso hirió demasiado mi ego no lo voy a negar. Al entrar al área de la pista de baile no logro localizarla por ningún lado, aunque no debe ser difícil es como un pequeño Umpa Lumpa con esas piernas tan cortas no será tan difícil encontrarla por mi estatura.

Empiezo a voltear a todos lados siendo empujando por las personas y niego con la cabeza cuando la veo a unos metros de mi siendo interceptada por un maldito imbécil que le habla muy cerca para mi propio gusto y empiezo a caminar hacia su dirección en el momento que la toma del brazo, ella intenta zafarse puedo vislumbrar su cuerpo esta demasiado tenso y puedo jurar que la veo temblar como un animal pequeño. Maldita sea es obvio que ese imbécil quiere aprovecharse de la situación, ella esta tan borracha que en cada paso que trata de dar se tambalea. La dejaría en esa maldita situación para que aprenda la lección.

Pero no soy tan cabrón y ninguna mujer merece ese trato, ni mucho menos aprovecharse de ella cuando la mujer viene a divertirse un rato. Las mujeres desean salir de su casa sin miedo y con la tranquilidad de volver a casa sana y salva.

Y al parecer esta castaña pecosa si no la ayudo ella no regresara a su casa sana y salva.

Me encamino hacia su dirección ¿pero que soy yo, su maldito niñero o  qué?

— Venga muñeca te llevo a casa.— Escucho al maldito imbécil cuando llego junto a ellos, ella trata aun de zafarse inútilmente porque sus fuerzas no son lo suficiente en comparación con las de el.

Antes de que el alcance agarrar su muñeca, la agarro del brazo de manera mas delicada que hace unos instante para ponerla detrás de mio.

— Creo que alcance a escuchar que te quieres llevar a mi chica del antro.— Lo fulminó con la mirada y dejo caer mi mano con fuerza sobre su hombro y el hace una mueca de dolor.

Amor y Venganza [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora