Amor y Venganza [+18]

Capitulo 5:"Entrevista".

—¡Toma la maldita pistola niña!.—me grita ofreciéndome el arma, pero yo no puedo pensar en nada más que ver al hombre parado, viéndose débil y vulnerable.

—Bien. Lo haré yo.—Antes de que pueda detenerla ella aprieta el gatillo y le dispara a aquel hombre en el cráneo, un disparo certero y que te lleva a la muerte rápidamente.

En segundos me encuentro sola en un gran charco de sangre mojándome los pies, la sangre va aumentando en el punto que me ahogo con la sangre de aquel hombre. La sangre me cubre cada parte del cuerpo, me quema la piel de una manera dolorosa.

"No hice nada, no hice nada" —Me repito mentalmente

Abro mis ojos rápidamente, mi respiración es agitada, mi corazón se me quiere salir de mi caja torácica, estoy sudando demasiado, y siento muchos escalofríos al recordar aquella pesadilla.

Necesito calmarme, o pronto tendré un maldito ataque de ansiedad, y no tengo a nadie que me ayude a superarlo o calmandome.

Siempre me persiguen esas pesadillas, esta vez fue diferente, hay veces en que yo soy la que muero, o en la que yo agarro el arma y disparó, no hay nada lógico en aquellas pesadillas que me atormentan desde hace mucho tiempo. Me siento atrapada de una manera angustiante.

Al lograr tranquilizarme, me doy cuenta que tengo un dolor de cabeza de los mil demonios.

Malditos tragos.

Tengo tantas ganas de vomi...

Esperen... Esta no es mi habitación, tampoco la de Mónica o Alan.

Qué demonios ¿Dónde diablos estoy?

A ver Angie recapitulemos todo lo que paso.— Me digo mentalmente

Antro.

Tragos.

Baile con Alan.

Mi maldito baile sensual al desconocido.

Más tragos.

Baño.

El maldito me acorrala contra la pared.

No, No, No puede ser, bajo mi vista a mi cuerpo.

No esto no puede estar pasando, estoy en ropa interior en una cama que no es mía y al parecer tampoco una casa que es mía.

El miedo llega a mí de manera repentina, no me puede pasar esto a mi otra vez. Necesito tranquilizarme pero estoy tan enojada que si veo al maldito cabrón que me trajo aquí y me desnudo contra mi propia voluntad lo moleré a golpes.

—Maldita sea Angie.— Susurro golpeándome la frente varias veces con la palma de mi mano.

—Vaya. Al parecer se te quemaron las neuronas por tanto alcohol.— Dice una voz masculina a unos metros de mí.