Capitulo 33:"Se termino".

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Me quedé helada y con un único pensamiento en mente

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Me quedé helada y con un único pensamiento en mente.

Matteo Andreotti estaba detrás de esa puerta queriendo hablar conmigo, me abrazó a mi misma y niego con la cabeza, tragando nerviosa ante la idea de verlo.

No podía hacerlo.

El miedo se estaba apoderando de mí ¿Dejaré que el miedo tome ventaja de esta situación? Nunca había sido una persona segura, todas mis decisiones han estado ligadas a mi mamá y Lucia. Pero desde hace tiempo podía sentirme segura de tomar cualquier decisión sin miedo a ser juzgada o golpeada, porque ese italiano que está allá fuera me dio esa seguridad que me faltaba, pero también me devolvió la inseguridad de ser siempre la segunda opción de alguien.

Mi pecho duele cuando mis ojos se encuentran con ese azul que me mira con un rastro de tristeza en ellos. Pareció ver la duda e incertidumbre en mis ojos, ya que se acercó y me rodeó con sus delgaduchos brazos, y los golpes en la puerta volvieron a sonar y me aferre a Mónica con fuerza.

— No estás obligada hacerlo Angie. — susurro contra mi cabello.

— No me siento capaz de verlo. Porque sé que al mirarlo a los ojos se me será imposible, saber si todo lo que me dice es verdad — confesé mi miedo.

Escucho mi nombre resonando del otro lado de nosotros, es un grito angustiante y asfixiado, y mi nombre es gritado varias veces provocando que se me hiciera un hueco en el pecho, puedo sentir los pedazos de mi corazón incrustarse en mi pecho, lastimandome en el acto.

Unos susurros roncos y molestos se escucharon detrás de nosotras mostrando a Alan tallándose los ojos, bostezando tan grande que podría jurar que le cabría un animal vivo. Molesto murmuró millones de groserías en español, y sus ojos claros se encontraron con nosotras.

— ¿Quién es el pendejo que está gritando como si no fueran las 7 de la mañana? — Tiene puesto todavía su uniforme de enfermero y su cabello está apuntando a todos lados.

En este momento no es una belleza visual.

Mónica lo mata con la mirada ante su forma tan imprudente de ser. Y él se encoge de hombros despreocupado, pero cuando su mirada recae en mí su rostro cambia a uno preocupado.

— Oh. — se rasca su cabeza nervioso, se quita las cobijas de encima, poniéndose de pie, pero Alan es de las personas que no se pueden quedar callados tan fácilmente — Me sorprende, pensé que vendría anoche arrastrándose por tu perdón. Me debes 20 dólares roja.

Mónica desvió la mirada cuando volteó hacia ella y suspiro conmocionada viendo por última vez hacia la puerta.

— Iré a decirle sus verdades a ese italiano caliente — se sube las mangas de su uniforme hasta los codos no obstante lo detengo del brazo.

— No harás nada. — los miro — Nadie lo hará.

Tal vez estaba siendo cobarde, al no hacerle frente a la conversación pendiente que tenía con Matteo Andreotti. El masoquismo se hace presente en mí.

Amor y Venganza [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora