Capitulo 38:"Tu y yo, bajo la lluvia".

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Acarició el pelaje de chefsito con una sonrisa mientras él juega con aquella pelota que le regalo mi italiano convirtiéndolo en su juguete favorito, tomó la pelota aventándosela y con maldad hago que caiga sobre el regazo de Alan y me mira de mala manera cuando mi perro se para con mucha energía, pero antes de que vaya contra él, el timbre suena provocando que la emoción de chefsito se haga más grande y corra detrás de Mónica para abrir la puerta.

Me asomo para ver con exactitud el momento que la pelirroja se asoma por la mirilla y después rueda los ojos ignorando a la persona que está detrás de la puerta, cuando veo que está a punto de regresar sin abrir la puerta es cuando decido intervenir.

― Abre la puerta Mónica.

Bufa con exasperación para después susurrar con aburrimiento.

― ¿Por qué diario tengo que verle la cara?

Mi corazón se acelera cuando escucho su voz a unos metros, es imposible que mis manos no vayan rápido a mi cabello aplacando un poco mis cabellos sueltos, aunque siempre que Matteo me ve su misión es decirme lo preciosa que me veo hoy.

― ¡Vaya! ¿No tienes casa o qué? Harta de siempre ver tu cara larga en mi piso.

―Insisto, me encantan tus afectuosos recibimientos flama andante.

Escuchamos como Mónica gruñe en respuesta.

― Tu novia también está harta de verte aquí diario ¿Conoces la palabra espacio?

― No es lo que ella me dice cada vez que vengo a verla, no seas envidiosa, ya Daniel vendrá a verte.

Alan y yo rodamos los ojos con diversión cuando escuchamos nuevamente aquellas peleas suyas, donde se tiran hasta no aguantar más.

Mi sonrisa tamborilea en mi boca y puedo escuchar el momento perfecto en que trago saliva con el corazón acelerado en mi pecho, sintiendo esa sensación cosquilleante en mi estómago al verlo parado a unos metros de mí, no disimulo el escaneo rápido que le doy a su cuerpo sorprendida por la ropa que lleva puesta, veo de reojo como las mejillas de Matteo se llenan de color hasta llegar a sus orejas mientras mete una de sus manos en aquel pantalón de mezclilla algo suelto y mi boca se hizo agua al ver como esa simple camiseta blanca se pegaba a sus bíceps resaltando sus venas. Aquel cabello negro siempre desordenado, suave y brilloso.

Juro que mis bragas estuvieron a punto de caerse cuando aquellos labios rojizos y regordetes se estiraron en una sonrisa ladina hacia mi dirección, las mariposas dentro de mí revoloteaban con más fuerza cuando sus Nike blancas hicieron ruido conforme se acercaba a mí.

Amor y Venganza [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora