Tras acabar con Tania, agarré a Airón con todas mis fuerzas y conseguimos salir de allí. Ambos con nuestras pistolas disparando a todo aquel tóxico que se pusiera en nuestro camino. Una vez salimos de aquel hospital, pudimos sacarnos la soga del cuello que llevábamos desde que entramos, y respirar nuevamente, estábamos sanos y salvos.
***
—Uff... Ha estado cerca —dijo Airón volviéndose hacia atrás continuamente y un poco más alegre.
Yo iba detrás suya y mucho más cansada. Comenzaba a encontrarme mal y a tener algunos temblores y mareos en mi cuerpo. El muchacho esperó junto a la puerta y me miró desde lo lejos algo preocupado
—¿Estás bien?
—Si... es solo que necesito... —en ese momento perdí fuerzas en las piernas, intenté apoyarme en la pared pero caí al suelo.
—¿Sonia? ¡¡Sonia!! —el muchacho se acercó rápidamente y me ayudó a levantarme—. No me jodas ahora.
—Vamos fuera—le dije poniendo mi brazo sobre su hombro
El muchacho obedeció y me llevó por el pasillo del hospital con algo de torpeza
—¿Qué narices te pasa? ¿Te han mordido?
—No... Me he mareado un poco.
—¿Y qué hago? —dijo saliendo por la puerta del hospital. Yo miré a mi alrededor y señalé unos bancos.
—Déjame ahí. Necesito un pequeño descanso.
Airón me llevó hacia un pequeño banco a las afueras del hospital y me dejó ahí sentada. Comencé a sudar por mi frente y a notarme muy acalorada. Sabía que era temporal y que era solo por la presión del momento, pero no dejaba de preocuparme.
Él se sentó en el suelo bastante firme.
—Descansa un rato. Yo vigilaré —comentó.
—Quédate —le dije frunciendo el ceño por el dolor de cabeza y echándome una pequeña cabezada.
—Tranquila —dijo seriamente.
Por mi parte, cerré los ojos confiando por primera vez en Airón. Espero que por favor no se mueva, ni nos meta en problemas. Me encuentro mal.
***
Narra Sergio
Pasado un tiempo, David y yo nos cansamos de leer, y él se dirigió a ver como estaba Alex mientras me mantenía mirando continuamente por la ventana. A lo lejos solamente alcanzaba a ver esa interminable avenida industrial de las afueras de Plasencia, sin nadie y sin noticias. Pronto v a pasar la mañana entera y aún no han llegado ni los oigo venir. Alex parece que está bien, se mantiene estable, pero no sé qué será de la herida en el tobillo, si habrá que cortar, si Sonia podrá realizar una buena operación o si por el contrario se complicaría... Estoy muy nervioso.
En un momento en el que observaba por la ventana,
—Sergio... —David se acercó a mí.
—Dime.
—Dice Alex si tenemos agua ¿Tienes un poco?
—Eh... sí, claro. —Me dirigí hacia mi mochila y cogí una botella.
Me acerqué a Alex con cuidado y poco a poco. Traté de despertarlo pero no parecía moverse.
—¿Alex? —traté de mover los brazos para que despertase—. ¡Alex! —me recosté en su pecho para ver si había pulso o respiración.
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Dos Pasos al Infierno
Science FictionTras una guerra bioquímica que ha asolado gran parte del planeta y transformado en monstruos a otros, dos jóvenes hermanos, tratan de buscar refugio en el norte de España, uno de los pocos lugares del mundo que no ha quedado totalmente destruido por...