Pablo sacó la linterna y alumbró la sala de juegos.
—Joder, es un poco mierda porque no se ve nada.
Recordé que la electricidad en la zona de cuarentena se establecía con generadores portátiles y empecé a pensar que aquí podría haber uno.
—¿Y no habrá algún generador portátil?
Pablo se quedó pensativo... progresivamente, mientras más ideas se le venían a la cabeza más sonreía.
—Sonia, eres una jodida genia. Si por algún casual encontramos un generador, estableceremos la electricidad en toda la planta. —el chico salió de la sala de juegos—. ¡Ven sígueme!
—¿A dónde?
Pablo fue bajando las escaleras dando saltitos de alegría.
—Juro por mi padre que como restablezcamos la electricidad y podamos jugar a esta mierda, te haré una cena de despedida digna de Dioses.
—Aun no me has dicho donde.
—Es que yo tampoco lo sé. Jajaja —continuó corriendo por el centro comercial. Intentaba seguirlo pero iba bastante rápido. Pasado un rato se calmó y comenzó a andar mirando de un lado para otro.
—¿Buscas algo?
—Sí —se dirigió a una pared donde se encontraba un mapa del recinto—. ¡Sí! —tomó el mapa del recinto donde se encontraban todos los extintores en caso de incendio—. Mira, Sonia, en el mapa se ven los extintores, no la sala de generador. ¿Sabes que significa esto?
—Eh no... o sea, solo pone los extintores, no el nombre de sus salas...
—Exacto, por ello quiere decir que el mapa es una mierda y nos toca buscar la sala de generadores por nuestra cuenta —tiró el mapa hacia atrás—. Generalmente suelen colocar los generadores de electricidad en la planta más baja. Busquemos más escaleras para bajar y veamos si podemos restablecer la electricidad.
—Vale, si tú lo dices...
—Oye Sonia...
—Dime —respondí mirándolo a los ojos.
—Te veo un poco desanimada. ¿Te pasa algo?
—No, no es nada. Es solo... —moví mis manos nerviosamente sobre mi cabeza—. Pensamientos míos.
—Bueno, siempre puedes sacarlos a la luz, ¿no crees?
—Es igual, Pablo. Busquemos el generador.
—En caso de que te decidas... soy todo oídos. Vamos.
Salí dirección a unas escaleras que daban al piso inferior, él me siguió callado. El piso inferior se encontraba inundado.
—Mierda —Pablo miró el agua y comenzó a buscar una forma de cruzarlo.
—No voy a meterme ahí —dije con cara de asco y apartándome del lugar— . ¿Y si es agua ácida?
—No lo creo —dijo agachándose sobre la orilla —. La radiación como ya sabes no fue tan fuerte en Badajoz como en otros puntos de España. Dudo que esta agua sea ácida —acercó un dedo al agua mirándome con los ojos casi cerrados.
—Paaablo. No te la juegues. —miré a mi alrededor—. Vamos a buscar otro modo de cruzar el park...
—Listo. Definitivamente no está ácida el agua —posteriormente pasó corriendo sobre el agua—. ¡Sígueme!
—¡La madre que te...! —lo miré como intentaba dar saltitos para evitar mojarse más.
—¡No te separes! No sabemos qué puede haber aquí.
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Dos Pasos al Infierno
Science FictionTras una guerra bioquímica que ha asolado gran parte del planeta y transformado en monstruos a otros, dos jóvenes hermanos, tratan de buscar refugio en el norte de España, uno de los pocos lugares del mundo que no ha quedado totalmente destruido por...