Capítulo 14: Tres granadas.

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Tania tenía razón. Las plantas bajas del hospital deberían estar repletas de recursos pero sería muy peligroso entrar ahí. Miré a Airón, parecía algo asustado por el desconocimiento. Él me devolvió la mirada.

—¿Pasa algo? —me preguntó

—¿Cómo te ves?

—¿Bajaremos a las plantas bajas? —me dijo entrecerrando los ojos.

—Si... Mantente siempre a mi lado y no te separes. No pienso salir a buscarte.

El chico tragó saliva. Al poco tiempo asintió con decisión.

—Vale.

Tania nos observaba mientras estaba pensando en algo. No sé muy bien en qué. Pero parecía un poco absorta en su imaginación. De repente se acercó a mí y me dio una palmadita en el hombro.

—¿Vamos?

—Vamos —respondí.

***

Bajamos las escaleras, eran unas escaleras ligeramente estrechas, tenía una pequeña sensación de estar encerrada. Fuimos bajando hasta encontrar una enorme puerta amarilla con una silla que hacía de barricada improvisada seguido de un mensaje en la puerta "NO PASAR. INFECTADOS DENTRO"

—Airón, ponte mascarilla.

—Lo sé —replicó sacando su mochila del hombro.

Tania también se colocó su mascarilla, quité la silla de la puerta y continuamos bajando por las escaleras. En seguida comenzamos a ver varios tóxicos muertos en el suelo. Se podía ver como tenían los huesos rotos y salidos. Airón se mantenía detrás de mí y Tania nos miró fijamente.

—Tened cuidado, puede ser que sigan vivos o en estado latente. Si tenéis que pisar a algún tóxico primero tocadlo con vuestra arma. Veo que no tenéis armas largas, así que iré yo primero.

—Vale —asentí. Miré a Airón que se encontraba algo nervioso. Le coloqué la mano en el hombro y traté de tranquilizarlo.

El chico asintió e intentó cederme el paso, pero me negué.

—Yo iré la última. Ve tú en el medio.

—Bien.

Nuestras linternas no alumbraban bien toda la sala. Y en ocasiones los cuerpos de tóxicos estaban incluso amontonados, lo que dificultaba aún más el avance. Continuamos por los restos del pasillo de urgencias. Se encontraba lleno de sangre y muertos en sillas de ruedas. Algunos aún tenían las vías en el brazo y caminaban con la bolsa de transfusión aún puesta. Tania se encargó de ese.

Estando ya en medio del pasillo, oímos algunos gruñidos detrás de mí. En seguida me di la vuelta para comprobar que algunos de los tóxicos se habían levantado y se dirigían corriendo hacia nosotros.

Cogí mi puñal y asesté un potente golpe sobre su cabeza matándolo de inmediato. Tania acudió en mi ayuda y apuñaló a otro.

—¡Ve por la derecha! — dije mientras apuñalaba a uno—. Aquí los tengo controlados. ¡Airón vigila que no vengan por el pasillo!

—¡Vale! —ambos hicieron lo que dije y al poco, Tania mató a dos que nos tenían acorralados en el pasillo pero...

—¡¡Sonia!! —gritó Airón—. ¡Vienen más, de frente!

En seguida Tania y yo acabamos con el grupo de la sala y nos colocamos para pelear contra ellos. Eran bastante rápidos y a veces esquivaban nuestros golpes. Lo cual era complicado a la hora de enfrentarse con muchos a la vez.

Dos Pasos al InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora