Capítulo 1

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Su vida desde que terminó la universidad se había convertido en pura monotonía. Iba de casa al trabajo y del trabajo a casa. Atrás quedaron los días de libertad y disfrute, ahora el poco tiempo que tenía libre lo empleaba en salir a buscar un piso de alquiler para poder emanciparse.

Adoraba a sus padres con toda su alma, pero a sus veinticuatro años y con la suerte de tener un buen trabajo, necesitaba empezar a volar solo y valerse por sí mismo.

- ¿Qué tenía esta de malo, hyung? - le preguntó el pelirrojo que lo acompañaba, cansado de ver casas y terminar siempre con la misma respuesta.

- Está demasiado lejos del trabajo y yo no tengo coche.

- Pero puedes coger el autobús. - replicó el chico. Namjoon suspiró agotado.

- Tarda más de media hora en llegar y ni siquiera tiene buenos horarios, Kook. - el menor rodó los ojos y abrió la puerta del coche.

- Entonces sácate el carnet de una vez. ¿No te da vergüenza que tu amigo tres años menor que tú te lleve a todas partes? - le preguntó riendo mientras se abrochaba el cinturón. El rubio lo miró molesto arqueando una ceja.

- De verdad que a veces no entiendo por qué aún te soporto.

Jungkook, Kook para los amigos y 'el de los dientes de conejo' para los enemigos, era un chico de veintiún años al que Namjoon conocía desde que tenía uso de razón.

Los padres de ambos eran amigos desde la universidad y habían vivido toda su vida en la misma calle. Así que Jungkook era para él como ese hermano pequeño que, biológicamente, nunca había tenido.

No compartían muchas aficiones, de hecho no tenían casi nada en común, pero se sentía agusto con su compañía y disfrutaba pasando tiempo con él.

...

Pararon en un local de comida rápida que encontraron en el camino. La hora del almuerzo se les había pasado por culpa de la búsqueda de un piso decente y eso era algo que Jungkook no perdonaba.

- Me he apuntado al gimnasio, hyung. - le dijo entusiasmado mientras masticaba su enorme hamburguesa doble.

- Vaya, ¿y lo estás celebrando? - le respondió el rubio señalando su comida.

- Necesito más calorías, quiero ponerme fuerte para mejorar mis notas en la universidad. - Namjoon se echó a reír al verlo sacar músculo.

- Seguro que te dan una matrícula de honor si te ven comer así.

- ¿De verdad no quieres nada, hyung? - el mayor negó con la cabeza.

- Llevo desde ayer con el estómago revuelto desde lo que te conté. -  respondió masajeándose el abdomen con la palma de su mano.

- ¿Sabes algo más del chico ese de las quemaduras? - le preguntó Jungkook con una mezcla de curiosidad y preocupación.

- Solo sé que está en la UCI. Por suerte no inhaló demasiado humo, pero está con oxígeno y tiene que recuperarse de las quemaduras. - le respondió con un hilo de tristeza en la voz.

- ¿Vas a ir a verlo? - Namjoon se quedó pensativo por un instante.

- Bueno, le prometí a su madre que cuidaría de él. - le respondió recordando la conversación que había tenido con la señora. - Quizás pueda conseguir que me asignen sus curas.

- Seguro que ella te estará muy agradecida si lo haces, hyung.

...

Después del almuerzo de Jungkook la jornada de visitas a casas disponibles continuó. Visitaron unas cuantas más hasta que por fin Namjoon pareció encontrar lo que buscaba.

Era un pequeño piso de dos dormitorios, situado bastante cerca del hospital donde trabaja. En caso de que tuviera que ir de urgencias, podría hacerlo a pie y el resto de días con su turno normal, podría coger el autobús, ya que estaba bien comunicado.

El precio del alquiler también entraba dentro de sus posibilidades. Así que después de meditarlo, recorrerlo un par de veces para asegurarse y preguntarle a Jungkook su opinión, decidió quedárselo.

Firmó el contrato esa misma tarde, porque fue lo bastante precavido como para llevar consigo los papeles que sabía que le pedirían. Y como el piso estaba vacío, el dueño de la inmobiliaria no tuvo problemas en entregarle las llaves al instante.

- Tienes dos habitaciones, hyung. - dijo el menor caminando emocionado por toda la casa. - Podré venir a dormir contigo o traerme a algún amiguito o amiguita algún dia.

- Ni te creas que vas a usar mi hogar de picadero. - le advirtió Namjoon mirándolo con las cejas levantadas. Jungkook se echó a reír, adoraba sacarlo de sus casillas con esos temas.

- Bueno, pero podré hacerte compañía algún día, ¿no?

- Claro que sí. Siempre y cuando me dejes la casa reluciente después. Te conozco de sobra, sé lo cerdo que puedes llegar a ser.

El menor se acercó a él y pasó el brazo por encima de su hombro, moviendo las cejas arriba y abajo con picardía.

- No hyung, no lo sabes. - Namjoon suspiró exhausto. Odiaba cuando su amigo se ponía en modo conquistador con él.

- Deja esos juegos conmigo, Kook. - el pelirrojo soltó una divertida carcajada. - Nunca me he acostado con un tío y si lo hiciera, no sería contigo.

Jungkook se llevó una mano al pecho fingiendo dolor, lo que provocó la risa del mayor.

- Está bien hyung, tendré que buscarme a alguien a quien darle todo el amor que tú no quieres entonces. - le respondió con voz dramática, secándose una inexistente lágrima. Namjoon, ignorándolo como casi siempre hacía cuando se ponía en ese modo, cogió las llaves del coche y se las lanzó.

- Si tanto me quieres llévame al centro comercial y a casa de mis padres. - le pidió entre risas. - Necesito comprar lo básico para poder instalarme cuanto antes y recoger algo de ropa, y no tengo más días libres esta semana. - Jungkook suspiró y asintió con la cabeza.

- Voy a empezar a cobrarte por los servicios de chófer. - el rubio soltó una carcajada irónica al escucharlo.

- Entonces tendré que empezar a cobrarte yo a ti todas las comidas a las que te invito. - el menor lo miró con odio, entrecerrando sus ojos.

- Bien jugado, hyung.

Subieron de nuevo al coche en dirección al centro comercial. Tenía mucho que comprar y muy poco tiempo disponible, pero sabía que Jungkook lo ayudaría todo lo posible a construir su nuevo hogar y que con él a su lado todo sería más fácil.

Cúrame [NAMJIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora