CAPITULO 16

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Jonathan

No tenía ni la más remota idea de cómo Kim había llegado hasta la casa de mi hermano, me había asegurado de borrar mi rastro, aunque parecía que no lo suficiente.

– ¡Betty! – gritó Nora al girarse hacia la ventana, miré en su dirección y me encontré con los ojos desesperados de Betty que nos miraban a través del cristal del coche en el que estaba apresada.

– Ni se te ocurra moverte Nora – masculló Kim cruzándose de brazos.

– ¿Por qué haces esto Kimberly? ¿Qué te he hecho? ¡Dímelo! ­– Nora se adelantó un par de pasos hasta la mesa que la separaba de Kim y pegó un golpe a la madera que hizo volcar los vasos del desayuno que aún seguían medio llenos de leche.

Kim llevaba un atuendo un tanto inusual, vestida completamente de negro y el pelo rosa recogido en un moño que dejaba ver la gran cantidad de piercings que le recorrían las orejas, pero algo había cambiado, su mirada denotaba furia, aunque no más de la que sentía yo porque estuviese allí.

– Creo que tu novio puede responder a eso, a estas alturas debe de haber averiguado que no solo él ocultaba secretos ¿verdad Jonathan?

Nora se giró con los ojos rojos hacía mí, llenos de ira buscando respuestas.

– ­Tú también eres espía ¿no? ¿quién te ha mandado? ¿Harry? – grité dando dos zancadas hacia ella, me puse delante suya y tuve que contener mi instinto más agresivo y masculino para no estamparla contra la pared. Aun no tenía claro de qué palo iba esta tía.

– Sí y no. – dijo dando una vuelta alrededor de la mesa y cogiendo un cuchillo afilado, el cual empezó a tocar con el dedo índice la punta mientras sonreía maliciosamente.

– Si has venido a hacernos perder el tiempo...

– No, para nada, de hecho, creo que es hora de que los tres empecemos a pasar mucho más tiempo que antes, es decir, a ti Jona te conozco y muy bien de hecho – dijo apuntando con el cuchillo hacia mi entrepierna, la iba a matar como no parase aquel numerito pronto­– Pero a ti... Nora, no he tenido el placer de intimar contigo.

– Te lo repito por segunda vez, ¿qué quieres de mí Kim? – preguntó Nora, ya la conocía lo suficiente como para saber que estaba a punto de perder los papeles.

– Quiero lo que hay en tu cabeza. Fácil y sencillo ¿no crees? – dijo apuntando con el cuchillo la frente de Nora.

Instintivamente me adelanté y agarré el brazo de Kim con fuerza y la empujé hacia la pared, no quería hacerla daño, pero todo esto me estaba dando muy malas sensaciones.

– Jonathan, déjala, no puede hacernos nada, ha venido sola.

Nora me puso una mano en el hombro y tuve que centrarme en el contacto de su mano en mi piel para dejar de ejercer fuerza sobre Kim.

– Sí, O'Conell, déjame, aunque no parecías tenerlo tan claro cuando me besaste hace solo una semana. – Sentí los ojos de Nora clavados en mi nuca ante aquel comentario y la piel me ardió por dentro de pura rabia. – He venido en paz, si no os importa podéis relajaos... los dos.

Me alejé de Kim, aunque dando la espalda a Nora, no quería que entrecruzáramos miradas, no quería que supiese que besé a Kim solo por contentarla y ahora que estaba de parte de Harry me odiaba a mí mismo por haber sentido, aunque sea mera atracción por ella en algún momento.

Había encontrado aquel anuncio de "se busca compañero de piso" demasiado fácil para ser uno de los edificios más céntricos de Londres, y ahora sabía por qué, ella me buscaba desde el principio, había sido todo una gran farsa y era probable que el equipo del M16 me buscase para sus experimentos mucho antes de que yo decidiese formar parte de ellos como agente secreto.

– Aunque sí trabajo para Harry, no he venido de su parte. Digamos que también tengo mis intereses en todo este asunto y bueno qué más decir... me he cansado de fingir que no se nada sobre vosotros dos y vuestros viajes mentales al pasado. Quiero ser partícipe de esto, quiero lo que busca Harry. Y quiero destruirlo.

– Para empezar ni yo misma sé lo que busca mi padre con todo esto Kim, ¿crees que huimos porque queremos acaparar todo lo que se supone que nos está pasando? ¡no! Huimos porque nadie me ha explicado por qué es tan importante que esté teniendo alucinaciones de una mujer llamada Adele ¿sabes tú acaso qué se supone que debo encontrar en sus recuerdos?

Nora tenía las mejillas rojas a juego con su pelo largo y ondulado, incluso en la peor de las situaciones no podía apartar la vista de ella, pero tenía razón se merecía una respuesta, ambos la merecíamos.

– Nora tranquila. – dije posando las manos sobre sus mejillas, sabía que Kim ardería de furia, pero por muy falsa que su identidad hubiese sido conmigo tenía claro que sus sentimientos por mí no habían cambiado.

– Espera un momento ¿nadie os ha contado el porqué de las visiones? – dijo Kim dejándose caer en una de las sillas, automáticamente sacó sus llaves del coche y pulsó el botón de abrir, sonó un pitido procedente del volvo aparcado en el jardín que indicaba que las puertas estaban abiertas.

Betty salió del coche con las manos atadas a la espalda y vino corriendo hacia la entrada, la abrí la puerta y Nora vino enseguida a quitarle la cuerda que la apresaba y arrancarle con delicadeza la cinta adhesiva de la boca.

– Madre mía, acabas de hacerme una depilación completa, no me saldrá bigote nunca más. – dijo Betty abrazando a Nora. Ella sollozó entre sus brazos y ambas comenzaron a llorar.

Eché la vista hacia Kim. Su expresión me daba entender que estaba confundida y que era probable que Harry la hubiese ocultado también cierta información, pero aún así no la perdonaría por lo que había hecho.

– Jona... yo pensé que habríais descubierto ya el motivo... y que habíais comenzado la búsqueda por vuestra cuenta y yo... yo lo siento. – dijo ella levantándose con las manos en alto en señal de perdón.

– ¿Qué motivo? ¿qué búsqueda Kim? No tienes ni idea de nada, nos han utilizado como conejillos de indias, y no solo a nosotros sino a muchísima más gente hasta que el experimentó dio sus frutos solo en Nora y en mí. Pero nadie nos ha dado un folleto informativo para explicarnos amablemente cuál es el siguiente paso a seguir. Así que vete por dónde has venido y más te vale no decirle a Harry que en esta granja vive mi hermano y su familia o te prometo que te mataré.

Nora y Betty se posicionaron a mi lado, escuchaba la respiración agitada de Nora, estábamos exhaustos de todo aquello y la tensión en el aire en aquel momento era tan palpable que podría haberse cortado con un cuchillo.

– Escúchame, no podéis apartarme ahora, tengo que deciros algo.

Hubo un silencio sepulcral y Kim siguió hablando.

– Hay pruebas, documentos antiguos de la guerra que confirman la existencia de un lugar donde se albergó oro, cuadros para ser preservados y lo que es peor, armas nucleares y tecnología demasiado avanzada para la década de los cuarenta. Son archivos clasificados que estaban ocultos en la base hasta que Harry dio con ellos, esos archivos apuntaban a que fue la alianza entre una espía británica y un soldado del bando contrario quien consiguieron ocultar todo aquel tesoro y arsenal de armas para evitar la muerte de millones de personas.

Nora abrió los ojos de par en par y después me miró a mí. Se había dado cuenta de que éramos las dos últimas piezas de un puzzle que llevaba décadas sin ser completado.

– Y si todo eso ya lo sabíais ¿qué pintamos nosotros? – dije, aunque por desgracia comenzaba a intuirlo.

– La espía británica y el soldado alemán escaparon juntos y no se supo más de ellos. Murieron llevándose consigo a la tumba el paradero de aquel lugar, y eso es lo que busca Harry. Y es lo que está en vuestras cabezas. Quiere esas armas para comenzar una guerra civil y no parará hasta encontraros. 



En la piel de Adele ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora