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Harry se presentó en el apartamento de Percy y su madre al borde de un ataque te ansiedad.

No era la mejor manera de conocer a la madre del chico que te gusta, ¿no crees?

Harry frotó sus muslos y cerró los ojos con fuerza, negándose a abrir los ojos y volver a la realidad.

Sintió una mano en su hombro, se sobresaltó levemente.

—Señor Potter, ¿seguro que puede con esto?

—Estoy seguro —dijo, tomando aire, reteniéndolo y soltándolo—. S-sólo... Necesito calmarme.

Harry se sentía mareado, le temblaban las piernas y su respiración estaba sumamente acelerada, pero poco a poco logró calmarse, se calmó tanto como pudo y limpió sus manos sudorosas en el pantalón.

Tocó el timbre y la puerta se abrió casi inmediatamente.

—Harry —dijo Percy, con alivio—. Señor —saludó a Snape—. Adelante.

—Me quedo atrás —dijo el mayor—. Volveré por usted en cuatro horas y media —sus ojos se dirigieron a Harry, mientras observaba el reloj en su muñeca—. Diviértase.

—Adiós —dijo Harry, su voz convertida en un jadeo.

Y después pasó a la sala de estar, sujetando fuertemente la manga de Percy, sintiendo nuevamente náuseas, pero obligándose a seguir.

En la sala de estar había únicamente tres personas, la madre de Percy, Tyson y un hombre que no conocía y no podía adivinar quién era.

Sintió su corazón palpitar con fuerza, sintió el bilis subir por su garganta, dejando un sabor amargo y una sensación de ardor. Se obligó a tragar y a poner buena cara.

—¡El niño bonito está aquí! —exclamó Tyson.

Harry se obligó a sonreír, observando como el cíclope aplaudía feliz.

—Mamá, Paul, él es Harry, Harry, ella es mi madre, Sally, y su novio, Paul Blofis.

—U-un... Un- —Harry sintió como se formaba un nudo en su garganta—. Un... Gusto...

Sally le dio una sonrisa suave.

—Igualmente, ¿quieres helado y pastel? Son azules.

Harry asintió de manera leve, tal vez un poco más calmado que antes cuando se sentó entremedio de Tyson y Percy, incluso no se sobresaltó (tanto) cuando Sally rozó accidentalmente su mano al dejar el plato con lo dicho.

Jugaron juegos de mesa los cinco juntos y Harry se comenzó a relajar, sobretodo porque Percy lo dejó sostener su mano en todo momento, y lo agradecía.

O lo hizo, hasta que llegó el padre divino de Percy.

—Señor —dijo, sintiendo un nudo en su garganta.

—Oh, ¿oh? Hola, Harry.

El dios estuvo a punto de tocarle la cabeza, pero sorpresivamente su mano fue detenida por la de Percy.

—No creo que sea conveniente, papá.

Cuando Percy y Poseidón se fueron a hablar a la cocina, Harry se permitió hacerse un ovillo, se permitió asustarse, ya no importaba si tenía frente a él a la mamá de Percy y al padrastro de este, se sentía asustado en ese nuevo entorno.

Media hora después de que se fue el dios, el timbre sonó.

Sally fue a atender, y, unos segundos después, llegó junto a Severus Snape.

Harry casi que corrió a lado del hombre, este tomó su muñeca y frunció el ceño.

—¿Señor Potter?

—N-no ahora, podemos... ¿podemos?

—Entendido. Gracias por recibir con ustedes a mi sobrino —dijo, manteniéndose rígido.

***

Una vez en el campamento, Harry devolvió todo lo que tenía en el estómago, llorando con fuerza.

Esa era su ansiedad social.

Tocar Fondo [HP/PJO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora