Decisión Culpable

28-Luz

Axel

Limpie por décima vez mis manos en los costados de mis pantalones, lo que Maya provocaba en mi, era algo que ni yo mismo podía entender, mucho menos explicar.

Ella es... todo lo que está bien en esta vida.

Ella es color, es luz, es alegría...ella es vida.

Mi vida.

No puedo creer que ella estuvo meses y meses frente a mi, y hasta que sentí perderla, me di cuenta de cuánto la quería y cuando significaba para mi.

Muy mal Axel...

En algún momento de mi vida me dije a mi mismo que el amor no existía, que eso de las cosquillas en el estómago no existía.

Si mi yo de el pasado, me mirara ahora en el futuro, no creería lo que sus ojos mirarían. Ese yo de el pasado no podría creer que estaría nervioso hasta la última célula de su cuerpo, por una chica.

El timbre resonó por toda la casa.

Limpie nuevamente mis manos, estaba tan nervioso que estás no podían dejar de sudar.

Di un vistazo rápido a la casa para asegurarme que todo estuviera perfecto y en orden para ella, quería que fuera una Navidad especial, sus amigos me contaron de que esta sería la primera navidad que celebra después de un par de años.

A pasos apresurados salí de la casa, atravesé el jardín para abrir la puerta y encontrarme con la chica que se apoderaba cada segundo de mis pensamientos.

Estaba hermosa.

Un lindo vestido negro y una abrigo de el mismo color vestían su cuerpo, y por primera vez desde que nos conocimos la vi usar tacones, unos tacones rojos, los cuales le hacían lucir alta, su cabello estaba recogido en una coleta elegante. como dije...estaba hermosa.

Un par de cajas perfectamente envueltas descansaban en sus manos.

En cuanto sus ojos se encontraron con los míos, una hermosa sonrisa se dibujó en sus labios.

-Wow- dije sin pensar

Inmediatamente se sonrojó

-Hola- dijo tímida

-Te vez...hermosa- dije anonadado

-Tú no te vez nada mal- dijo recorriéndome con su mirada de arriba a abajo

-Pasa por favor- dije haciéndome a aun lado dejándole el paso libre. - Empieza a hacer algo de frío acá afuera- comenté

Ella asintió y comenzó a caminar lentamente, aun que más lento de lo normal a lo que yo empecé a caminar a su lado, como si no me hubiera percatado.

-Lamentó que algo tan sencillo como caminar me esté tomando tanto tiempo, pero no sé caminar en estas cosas- dijo riendo

Claro que sabía que ella odiaba lo tacones, y verla esforzándose para caminar en unos, me daba una extraña sensación la cual calentaba mi pecho, de una linda y extraña manera.

-Sostente, y déjame ayudarte con eso- dije ofreciéndole mi brazo y señalando las cajas

Ella tomó mi brazo apenada, y me ofreció las cajas, a lo que yo inmediatamente las tome.