18-Confesiones

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Maya

Los días transcurren,  vivía sometida a una rutina, no tenía una meta para seguir, no tenía algo que me motivara a llegar con una sonrisa a casa, algo que me hiciera bien

Una vez creí en el amor y una vez me rompieron el corazón, pero nunca me di cuenta que el amor verdadero lo tenía en casa.

Los abrazos repentinos de mamá, las cenas improvisadas en la oficina de papá, las sonrisas que salían involuntariamente a él charlar con mamá, eso era verdadero amor.

Se preguntarán qué pasaba en nuestras vidas, no?.

Adam salía diariamente y se encontraba mejor que nunca, según sus palabras, desde la fiesta en el bar su felicidad era notable y eso me llenaba el corazón de alegría.

Karina por otro lado, me contaba en sus llamadas nocturnas cuán feliz se encontraba con Diego, la cita fue genial según sus propias palabras, Diego la llevó a su restaurante favorito, y en pocas palabras la cita fue exitosa.

Y yo, mis noches se resumían en copas de vino, cigarrillos y un buen libro sentada en mi terraza hasta altas horas de la noche.

Ese era el incómodo momento en cuál te das cuenta que eres toda una señora que prefiere estar sola y tranquila en casa, cuidando sus plantas o yo que se.

Lo sé, estaba viviendo mi vida a él extremo.

~

Me encontraba caminando en el centro comercial en busca de los mejores pretzels para mi desayuno, sin duda eran de los mejores que haya probado, la gente camina animadamente con bolsas en sus manos

Yo por mi parte caminaba apresurada, llegaría tarde a el trabajo por buscar esos pretzels, pero valían totalmente la pena.

Cuando adquirí los pretzels me dirijo a toda prisa a mi auto para ponerme en marcha a el trabajo, encendiendo mi típico cigarro con The Fray sonando en la radio.

~

Aparqué mi auto en el estacionamiento de el hospital de papá, tome los pretzels y mi bolso para adentrarme en el hospital y después dirigirme a los vestidores para cambiar de atuendo a mi uniforme, me enfundé en la misma camisa que Axel había señalando como linda con palabras sarcásticas.

Involuntariamente una sonrisa pinto mis labios mientras me enfundaba en los pantalones

-Disculpa, me podrías decir donde se encuentra el vestidor de chicos?- dijo una voz masculina a mis espaldas

Rápidamente giré para encarar a la voz en mis espaldas

-Si, en el siguiente pasillo a la izquierda- le conteste amable

-Soy nuevo y me perdí, disculpa- contestó de vuelta con una sonrisa avergonzada

Me tome el tiempo de ver completamente todo su rostro y sus facciones, tenía una piel trigueña que resaltaba sus ojos mieles, los cuales me miraban avergonzados, parecía ser de mi edad, tengo que admitir que el chico era atractivo.

-Eso lo explica ahora- le dije intentando bromear

-Bueno iré a cambiarme o llegaré tarde, muchas gracias- dijo él mirando su reloj que descansaba en su muñeca - Por cierto me llamó Armando - finalizó estirando su mano en mi dirección, para un saludo

-Maya- le dije tomando su mano a lo que él empezó a mover nuestras manos unidas animadamente, para después separarlas

Sin decir otra cosa se dio media vuelta y salió a toda prisa por la puerta.

Decisión Culpable Donde viven las historias. Descúbrelo ahora