Te odio

116 11 51
                                    

Nota de autor:

Ilustración de @tatsuga01 en su cuenta de Twitter.

No puedo encontrar el nombre del ilustrador de la portada, en cuanto lo encuentre lo agrego, lo siento 💔

Este capítulo toca temas muy delicados, se requiere discreción.

Los pasos hacían eco en el largo pasillo. Se sentía frío dentro del hospital, las luces a medio encender, las batas blancas en cada rostro que veía, el ambiente lúgubre de las salas de esperas. El androide odiaba los hospitales, le traían recuerdos horribles, desde las infidelidades de Nines, hasta las propias idas al doctor de Mathilda, que siempre terminaban en regaños del doctor por el terrible historial que tenía la niña en su pasado con su madre. Estar ahí era como entrar al propio infierno, más la incertidumbre de no saber lo que pasaba, necesitaba saber de Gavin, necesitaba asegurarse que estaría bien.

Los sollozos se escucharon el ingresar al pasillo de las cámaras de regeneración. Connor se detuvo a algunos metros de la familia Reed. Astrid estaba ahí, Elliot se aferraba a ella sollozando mientras Mathilda lloraba a gritos.

Eso no podía ser cierto, no podía ser verdad. El androide dio unos pasos más viendo que Elijah volteaba a verlo con ojos rojos por un llanto silencioso.

-¿Gavin? –Preguntó en un susurro el androide, pero Elijah negó con la cabeza para informarle lo inevitable.

-Falleció...

Un remolino de emociones subió a la cabeza de Connor mientras detenía sus pasos y miraba a Elijah sin poder decir nada, el hombre se acercó a él con una bolsa entre sus manos, una bolsa de papel.

-Falleció hace algunos minutos, no soportó la noche –Informó el CEO de CyberLife mientras estiraba sus brazos hacia delante para entregarle aquel paquete al androide, quien lo recibió y bajó la mirada hacia el para ver dentro una sudadera gris y un pelaje blanco con negro- Debes enterrarlo y usar cal para que otros animales no lo desentierren.

Connor abrió los ojos de golpe para ver hacia las cortinas que dejaban entrar algunos rayos de sol, todo era calmo y cálido, un ronquido por una parte, un resoplido por otro mientras que Connor volteaba para ver a Hank dormir a su lado dándole la espalda. Bajó la mirada aun algo adormilado y casi sobre sus pies estaba Sumo, quien resoplaba profundamente dormido, su respiración elevaba su lomo mientras movía levemente sus patas, probablemente corría sobre praderas o perseguía alguna liebre en sus sueños.

Connor volteó la mirada hacia las cortinas, recordaba que hace mucho tiempo solía dormir ahí, no siempre en cama de Hank, de echo era muy raro que el teniente lo dejara dormir a su lado, pero se sentía reconfortarle volver a ese lugar, un espacio seguro en el que podía ser él mismo, sin mascaras ni engaños.

-¿Despertaste hace mucho?

El androide volteó hacia Hank, viendo que había volteado hacia él para verlo, su cabello revuelto jugueteaba travieso sobre la almohada he hizo sonreír a Connor.

-Acabo de activarme, tuve un buen descanso –Respondió para luego sonreír viendo a Hank sentarse y acomodar su cabello.

-Está muy bien descansar, pero yo debo ir al trabajo. Tú puedes quedarte tanto como quieras, has tus cosas y luego vuelves aquí, no me enfadaré.

Hank se levantó dejando escapar un quejido, estiró un poco su cuerpo y arrastró sus pies fuera del cuarto para poder ir a la ducha. Sumo, quien acababa desesperar, dejó escapar un gemido y luego bostezó perezosamente bajando de la cama y rodeándola para ir hacia Connor subiendo su cabeza a la cama esperando una caricia.

Un Juego De TresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora