Indelible love

𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 11

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Forsythe y Dean daban vueltas alrededor de la cancha junto a los demás estudiantes.

—¿Cuántos alumnos eliminarán en la siguiente ronda?— preguntó Dean.

—A cuatro, y después es la final.

—No te preocupes, estoy seguro que ganarás, siempre lo haces.

—Lo se.

Forsythe era una persona que actuaba muy seguro de si mismo, pocas veces alguien lo había visto dudar o arrepentirse de alguna desición, tal vez era por eso que todos lo miraban con admiración o deseo, queriendo ser él, no teniendo que dudar de sus decisiones, tal vez, solo tal vez la clave de su popularidad era su determinación.

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Archie y Betty iban hablando mientras caminaban a su siguiente clase.

—¿Lista para la siguiente ronda?— preguntó Archie.

—Si, necesito ganar, tener un puntaje más alto que Forsythe y bajarlo de ese pedestal.

—¿Es enserio?

—¿A caso alguna vez te he mentido?

—Bueno, una vez en tercero de primaria te comiste mi galleta y dijiste que no fuiste tú.

—Archie porfavor concéntrate.

—A si, como piensas destruir todo lo que alguien ha logrado, que tal si Forsythe no es tan malo.

—Archie— habló cansada — ¿De verdad ya olvidaste lo que te dije? El nos está quitando la oportunidad de ganar la beca.

—¿Y si la necesita?

—¡Obvio no! Es solo un ricachón egocéntrico más que quiere presumir.

—Yo solo decía— levantó las manos en señal de inocencia.

—Ademas se supone que yo soy tu amiga no el.

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Una semana después solo quedaban cuatro alumnos en la carrera del saber, entre ellos Forsythe y Betty, ese día se llevaría acabo la ronda final y sería en el auditorio frente a toda la escuela.

—¿Estás listo?— preguntó Dean a Forsythe.

—Por supuesto.

—¿Qué hace el pelirrojo aquí?— preguntó Daniel Fox, uno de los finalistas.

—Soy el apoyo de Betty.

—Te dije que no te necesito, pero eres muy terco y metiche— contestó Betty mientras rodaba los ojos.

—Ademas, Dean tampoco participa y está aquí— se defendió Archie.

—¡Ya basta de pelear!— gritó nerviosa Paola Gray, la otra finalista— Suficiente tengo con que el concurso sea frente a todo el colegio.

—Eso es lo que estaba pensando ¿Porque frente a toda la escuela y no solo ustedes?— dijo Dean.

—Para tener presión y se nos sea más complicado, o eso creen ellos, pero yo por ejemplo, ya estoy acostumbrado a la atención— presumió Forsythe.

—Por dios, ¿puedes dejar de hacerte el importante por cinco minutos?— replicó Betty molesta.

—No— sonrió arrogante.

—Ya es hora, acomodense detrás del escritorio con su respectivo nombre— dijo Kevin uno de los chicos que ayudaba.

Los cuatro salieron del camerino hacia el escenario mientras que los presentes los recibían entre aplausos y elogios.

—¿Listos?— preguntó que el maestro Cisneros.

Todos asintieron al mismo tiempo.

—¿Cuáles son los cinco sentidos?— preguntó el maestro.

El primero en contestar fue Daniel —¡Gusto, vista, tacto, oído y olfato!

—¿Es un chiste, verdad?— dijo Forsythe.

—No señor Jones, haga silencio.

—Esto será pan comido.

—¿Cuál es el océano más grande del mundo?

—El Pacífico, con 165 millones de kilómetros cuadrados de extensión— contestó inmediatamente Betty.

Habían sido un total de cincuenta preguntas en treinta minutos después de contar los puntos como era de esperarse solo había quedado Betty y Forsythe.

—El primero en obtener tres puntos será el ganador, ¿Entendido?— ambos asintieron —¿Cuál es la capital de Dinamarca?

Los dos contestaron al mismo tiempo
—Copenhague.

—Correcto punto para ambos, ¿Qué producto se cultiva más Guatemala?

—Café— contestó Forsythe, recordando el viaje que hizo con su familia.

—Excelente, ¿Cuál es el idioma más antiguo de los que sobreviven en Europa?

—El vasco— respondió Betty.

—Correcto, está será la pregunta que definirá al ganador, ¿Cuál es el hueso más pequeño del ser humano?

—El estribo— habló Betty.

—Eso es... ¡Correcto! Un fuerte aplauso para la ganadora de la carrera del saber, Elizabeth Cooper.

El auditoría estalló en gritos y aplausos, Betty sonrió orgullosa mientras le entregaban su diploma y estrechaba la mano con su contrincante.

—Felicidades, lo lograste— dijo Forsythe con un tono frío.

—Que esto te sirva de prueba de que conmigo no se juega.

Forsythe se dió la vuelta y regresó a su camerino donde ya lo esperaba Dean.

—No digas nada— dijo Forsythe tirándose al sofá.

—Amigo, como pudiste perder si estudiaste sin parar diariamente.

—Nunca fui bueno en anatomía, además era cultura general, como iba a saber eso— posó su mano sobre sus ojos.

—Pues ella lo hizo— dijo haciendo una mueca.

Forsythe se paró del sofá sin decir nada y fue hacia su casa.

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