𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 5

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—Ese Jones y tú traen algo— tarareo Archie mientras estaba acostado en la cama de Betty.

—¡Solo está jodiendo!

—¿No has escuchado? Si te molesta es porque le gustas.

—Archie por dios ya no estamos en la primaria— rodó los ojos.

—Esta intentando coquetear contigo y tú te haces de la vista gorda

—Por enésima vez, si quiere seguir coqueteando que lo haga, yo no quiero una maldita relación.

—Algo aunque sea mínimo, te tiene que gustar de el— dijo mientras se colocaba boca abajo y apoyaba los codos en la cama y su cara entre sus manos.

—No, además ¡Su voz es tan irritante!

—Para mi es sexy

—Arch, ¿Estás seguro que eres cien por ciento heterosexual?

—Si ¿Por?

—Por nada.

—¿El fin de semana iremos a casa?— cuestiono el pelirrojo.

Betty y Archie no compartían ningún parentesco, pero los padres de Archie fallecieron cuando el era muy joven por lo que los Cooper al ser amigos de toda la vida de los Andrews decidieron hacerse de cargo del pequeño.

—Yo creo que si, deje algunas cosas y las quiero traer.

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—Dios, esa chica— suspiró —¡Vuela mi mente!

—Definitivamente te he perdido— suspiró rendido Dean.

—¿Has visto sus ojos? Son hermosos.

—Hermano recuerda que sigues con Verónica.

—Las cosas ya no son lo mismo.

Cómo de costumbre entro Verónica sin tocar y azotando la puerta.

—¡Aprende a tocar! ¿Que tal si estaba desnudo?— le gritó Dean.

—¿Enfrente de Forsythe?— cuestionó Verónica

—A ver, el es mi amigo muchísimo antes de que fueran novios. Y si tú lo has visto desnudo veinte veces yo lo he visto cincuenta.

Verónica abrió la boca indignada ante el cruel comentario.

—Yo solo venía por mi osito, vamos te tengo una sorpresa.

—Ronnie tengo tarea, ahora no puedo.

—Si puedes, me tarde mucho consiguiendo alguien que prepara la sorpresa. Así que vas a venir si o si.

—Esta bien, Dean no hagas nada raro en mi cama.

—¡No prometo nada!— gritó mientras el pelinegro salía del dormitorio.

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Forsythe subió del lado del copiloto y Verónica  tomó un venda y se la dió.

—Colocatela.

Forsythe se la colocó a regañadientes, si había algo que odiaba más que las fiestas eran las sorpresas.

—Yo no se cómo sigues siendo amigo de Dean, cada año se pone más raro, no entiendo porque no puede ser normal por una vez en su vida.

—Ser normal es aburrido.

—Como digas, ya llegamos.

—Eso fue rápido.

—Antes de salir te tengo un regalito, por nuestro cuarto aniversario.

Forsythe reprimió un gritó. Lo había olvidado, no le compró nada y sabía que eso era equivalente a una tercera guerra mundial.

—Toma, ábrelo— le entregó una pequeña bolsa color gris.

Forsythe lo abrió y contenía una caja, al destaparla vio el grande lujoso y brillante reloj.

—Ronnie, debió a ver costado una fortuna— fingió una sonrisa. El prefería lo sencillo y ese reloj claramente no lo era.

—Lo mejor para mí bebé. Ahora bajemos que nos espera una reservación.

Forsythe odiaba ir a restaurantes lujos, creía que la comida era exageradamente cara y ni siquiera era tan buena. El con una simple hamburguesa era feliz, pero en sus ahora cuatro años de relación Verónica seguía sin prestarle atención a sus gustos.

—Feliz cuarto aniversario bebé— Ambos se encontraban dentro del lugar en el cual había poca gente y solo se escuchaban murmullos de ellos mismos.

—Igual para ti Ronnie.

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Al finalizar regresaron a Stonewall Prep y cada uno fue a su dormitorio.

En el de Verónica se encontraba Donna recostada sobre su cama.

—¿Cómo les fue? Supongo que fue perfecto.

—No te equivocas. Es la mejor cita que hemos tenido, fue tan especial sobre todo porque es nuestro aniversario— habló con una voz melódica.

—Vamos Verónica deja de fingir somos solo tú y yo.

—Estoy harta de estar junto a el. No me da lo que necesito.

—Buscate alguno del equipo del fútbol, ellos dicen si a todo.

—¿Crees que no lo he hecho?

—¡Entonces deja a Forsythe!

—Te he dicho mil veces que no puedo somos una apariencia que no puede ser borrada.

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