«— El rostro verdadero del canalla no se ve hasta que lo usa.»
Otelo, Acto II, Escena I.
En la recamara aparentemente abandonada del segundo nivel de la gran casona de lady Hiroko Hyuga, las antorchas casi se habían consumido por completo.
Sakura tosió mientras se guiaba por el brillo humeante de la fuente lumínica hacia la cama de Kabuto. La joven de rosada cabellera se había quedado hasta muy tarde luego de su inaudito hallazgo, y también parte del día siguiente, pero por más tiempo que pasaba en su compañía no le bastaba, necesitaba más, todo sea por ayudar a mi Sasuke-kun, pensaba. Ese día se había despertado al alba, y se quedó en cama hasta que fue una hora decente para salir de casa, sin que sus padres sospecharan, ya que ese día no tenía ninguna misión o turno en el hospital. Su mirada se posó en el techo, mientras recordaba las mejillas encendidas de Kabuto y sus largos dedos entrelazados con los suyos, rogándole. Él aún deliraba; ¿Y si acaso despertaba y se recuperaba lo suficiente para marcharse sin ayudarla? O peor ¿Y si moría? De ser posible ella lo habría acompañado a tiempo completo, quedándose todo el tiempo a su lado, pero, por supuesto, no podía hacer eso sin contarle a sus padres o sin levantar sospechas en lady Tsunade. Por fin, avanzo el tiempo, sintió que fue eterno, pudo levantarse y correr a la casa Hyuga. Al llegar lamentó que Kabuto seguía dormido, pero se animó al ver que su herida estaba mucho mejor. Según su vasto conocimiento en medicina, estaba convencida de que el peliblanco se salvaría.
La respiración superficial y silbante resonaba por toda la habitación.
— Lady Hiroko —susurró Sakura— ¿No puede apagar las antorchas? El humo que despiden no le hace bien, su respiración es irregular.
— Ya hemos probado —respondió la anciana— Las antorchas deben permanecer encendidas.
— Pero ¿Por qué motivo?
Lady Hiroko la miró con una sonrisa melancólica.
— Te lo demostraré. Acércate a él.
Confundida, Sakura se aproximó al costado de la cama, Kabuto seguía sumido en un sueño agitado, pero profundo. Lady Hiroko se dirigió a un rincón, sacó una de las antorchas de su soporte y la apagó. Había otra antorcha en la habitación, pero la luminosidad bajo considerablemente cerca de Sakura.
— ¡No... No!
Sakura se sorprendió al oír el profundo grito de Kabuto, quien de inmediato se incorporó en la cama. Al apoyar una mano en su hombro, sintió su piel tensa y caliente.
— Shhh... Tranquilo... —trató de calmar Sakura.
— Luz —suplicó, y sus ojos la perforaron mientras se aferraba a su brazo— ¡Por favor! Por favor, luz.
— Aún hay luz, poca, pero queda...
Las uñas de Kabuto se clavaban en su piel.
— Soy Kabuto Yakushi, médico ninja, mano derecha y aprendiz de Orochimaru-sama, esposo de aquella que se encuentra en su sueño eterno en esta cripta, la bella Shion...
— Lo sé, sé quién eres, shhh... —respondía pacientemente la joven.
— ¡Qué no se apaguen las antorchas! ¡Avisen dónde estoy desangrándome! ¡No me dejen en la oscuridad! ¡Itachi...!
Su voz era casi un desgarrador grito, Sakura trataba en vano de calmar al delirante hombre.
Detrás de ella, se encendió una luz.
— ¿Ya está, ves? —susurró Sakura— Estas a salvo.
Los ojos desorbitados de Kabuto recorrieron la recámara con dificultad, llenos de confusión. Sus manos soltaron las de ella.
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Una Tregua
FanfictionEn el pasado invierno una Hyūga con un Uchiha se enamoraron... Pero perecieron en el intento. Su amor no pudo con el odio de sus clanes. La Hokage decide que la única forma de terminar los enfrentamientos entre dos nobles clanes y traer la paz al in...