Prólogo

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En Konoha, el sol comenzaba a calentar, el invierno acabó, dando inicio a la primavera, ¡se extrañaba esa sensación cálida en el ambiente! En las calles de la aldea los habitantes transitaban por el centro de la ciudad, deteniéndose a comprar, a charlar, se observaba uno que otro ninja corriendo a una misión bajo los cálidos rayos solares que se reflejaban sobre ellos. Todo demuestra tranquilidad, un día normal en el centro de la aldea . La vida en los distritos, donde residen los honorables clanes, estaba rodeada de armonía y paz entre ellos... o eso aparentan en el día, ya que cuando se pone el sol y el aire es más frio, las calles se encuentran desprovistas de bullicio característico, los habitantes poco a poco se resguardan entre susurros a sus hogares, porque al caer la noche la falsa paz que emanan se acaba entre dos nobles clanes.

El pasado invierno fue frio y sangriento, las noches simbolizan muerte para los aldeanos, sienten en el aire los sonidos del roce de shuriken y kunai, recuerdos de los muertos, pero sobre todo de una triste historia de amor entre una Hyūga y un Uchiha.

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Al inicio del invierno

Día tras día lo mismo, se convirtió en una aburrida rutina entre misiones, reuniones con el consejo, deberes de primogénito y los conflictos innecesarios con los Hyūga, esto ultimo a Itachi le desagradaba, él era un ninja estaba acostumbrado a las batallas pero estas eran solo por el poder, una competencia estúpida, sí le preguntaban a él. Todo pudo ser distinto si ella...

— Te vez pensativo Tachi —irrumpió Shisui— ¿Quizá pensando en una bella mujer?

— No —respondió, ni loco le admitiría algo que ni él entendía a Shisui, y menos con Obito y Sasuke acercándose. Adoraba a su hermano, pero hay cosas que Itachi no comprendía.

Mientras el duo se acercaba, Shisui escucho a un par de aldeanos hablando de una celebración en la mansión Hyūga, ¿Qué mejor manera de animar a su amigo que colándose a una fiesta? pensó, le propondría infiltrarse, Obito obviamente lo apoyaría y así Itachi podría ver a la bella heredera que aunque Itachi no lo admitiera, estaba embelesado con ella.

— Por fin llegan tortugas —gritó Shisui— Equipo tengo un plan...

— Suena a una mala idea —respondió Sasuke, su primo era especialista en atraer problemas y más en compañía de Obito.

— Escucha y después te quejas enano —le dijo Obito, poniendo atención a Shisui.

Itachi solo los observaba, pero silenciosamente coincidía con Sasuke, el duo de ojinegros se complementaba al momento de crear un desastre.

— Deberías aprender de tu hermano Sasuke, espera a escuchar a los genios —dijo Shisui, guiñando un ojo— Hoy habrá una fiesta en la mansión Hyūga, y para animar a nuestro querido Tachi, nos infiltraremos.

— Paso —irrumpió Sasuke— Me voy a ver al Dobe, suerte con este par Itachi.

— Ignórenlo, es un amargado —respondió Obito— Bien Itachi es nuestro día de invadir y beber a costa de los estirados.

Itachi seguía en silencio, meditó la idea, quizá podría ver a esa chica de lejos... Se puso de pie y caminó hacia la mansión. Este acto fue tomado como una afirmación al plan por los pelinegros.

Mientras en la mansión...

Vestidas con elegantes kimonos se encontraban las herederas, acompañadas de un castaño de larga cabellera, estaban a la espera de una rubia que no quería salir de su habitación.

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