Capítulo VIII

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Alejandra pov.

Llegó Lunes por la mañana y aún estábamos acostadas... si acostadas, Ana se quedó a dormir en mi casa porque llegamos hoy en la madrugada y ni modo de que se fuera sola a su casa, así que ella durmió aquí conmigo, compartiendo la misma cama. La castaña dormía recargada en mi pecho mientras su brazo derecho envolvía mi cintura, agarré mi celular y grabé un pequeño video mostrándose ella pero sin subirla a ninguna red social.

---- Ana.- Dije mientras comenzaba a moverla para que pudiera despertar pero era algo imposible.---- Chiqui despierta.- Dije con tono de voz chiquiado, hasta que ella se movió ligeramente.

----- ¿Cómo me dijiste?.- Dijo ella con su voz roca.

---- Perdón... Yo no quise....- Ana se levantó un poco viéndome adormilada sonriendo.

---- Me gusta.- Dice y se volvió acurrucar pero esta vez su rostro lo escondió en mi cuello depositando un beso en él que hizo que provocará un escalofríos.

Desperté nuevamente porque me había quedado dormida, pero esta vez Ana ya no estaba.

---- Chiqui.- Le hablé pero ella no contestó, así que fui a buscarla en el baño pero no se encontraba, bajé al comedor donde nada más Momis estaba.---- Momis has visto a Ana?.---- Le pregunté a la señora de baja estatura que se encontraba lavando los trastes.

----- Si hija, salió y me dijo que te dijera que se tenía que ir a su casa para checar a su perro.. El toby, boby, cody...

----- Es Cobby Momis.- Dije sonriendo y me senté en la silla observando mi celular que no tenía mensajes de ella como de aviso que se tuvo que ir, así que le marqué pero directamente me mandó buzón.

Subí a mi habitación para irme a bañar, tardé como una hora para ya estar lista e irme directo a la casa de Ana lo cual afuera de la casa estaba un auto azul, pero no le tomé mucha importancia y caminé a la entrada tocando el timbre pero tardó en abrir hasta después de un minuto se abrió la puerta mostrando a un chico sin camisa y con una toalla alrededor de su cintura.

---- Ho-Hola... Yo...- Dije mientras me trababa porque mi voz comenzó a quebrarse.

---- A quién buscas perdón?... - Preguntó el chico pero yo seguía en shock.

---- ¿¡Amor quién es?!.- Escuché la voz de Ana y en serio jure que no estuviera semidesnuda. Ella llegó mostrándose con solamente una camisa blanca que la cubría debajo de su trasero.----Ale!.- Dijo la chica mientras se miraba sorprendida.

---- No... Ya veo que estás bien y vaya que bien.- Dije con la voz entrecortada y me fui de ahí, las lágrimas comenzaron a salir y el coraje que comenzaba a sentirse entre mis venas.

---- ERES UNA ESTÚPIDA ALEJANDRA! .- Dije gritando de coraje, pedí un Uber y tardó dos minutos en llegar, al subirme comenzó a conducir hasta dejarme a mi destino, bajé del auto y entré a la casa azotando la puerta que Momis y mi hermano notaron mi comportamiento.

---- Ey Ey qué traes?.- Dice Nestor alzando la voz pero lo ignoré y subí corriendo por la escaleras hasta mi cuarto encerrandome, me acosté en mi cama y lloré aún más.

Esto me pasa por estúpida, por entregada, jamás debí acercarme más a ella, porque por ella terminé a Chace. Jamás debí haberme acercado a ella, pero fue inevitable no hacerlo porque ella igual se entregó, ella me demostró tanto que pensé que íbamos a ser algo más, pero veo que no.

(...)

Desperté después de haberme quedado llorando, agarré mi celular y mire que eran las tres de la mañana, algo sorprendente porque no me había quedado dormida bastante tiempo, observé que tenia 15 llamadas y 7 mensajes perdidas de Ana, pero decidí no contestarle porque dentro de mi estaba molesto con ella, me fui al baño para poder lavarme la cara y mirarme al espejo notandome que mi ojos estaban hinchados, fui a mi closet para ponerme unos leggins y top negro. Bajé las escaleras con mis calcetines puestos y caminé por el pasillo trasero de las escaleras llegando a una puerta de madera color blanca, al abrirla encendí las luces de las escaleras que daban directo al sótano, comencé a bajar y nuevamente encendí la luces pero esta vez de toda la habitación haciendo notar el salón de danza que había mandado hacer mi papá. Por primera vez entré a este lugar comenzando a caminar alrededor de este tocando todo el material que tenía hasta llegar a la pared donde una vitrina de cristal estaba posando con trofeos encima, todos los trofeos tenían como estatua a una bailarina, en la parte de la base llevaba escrito mi nombre y el lugar que había quedado, unos en tercer lugar, otros en segundo y otros en primer lugar, lo cual esos estaban en la parte de arriba luciendose mejor que los otros trofeos, habían medallas también colgadas a los lados, fotografías que pensé que jamás iba a volver a ver, el sentimiento de volver a ver esto me hacía sentir mucha nostalgia hasta lograr llorar, me derrumbe cayendo de rodillas ante la vitrina llorando con mucho dolor y pegando un gritó de desesperación, comencé a pegarle al piso y me levanté del suelo caminado al estéreo reproduciendo Words de Skylar Grey, la canción con la que iba audicionar.

EL PODER DE CREER EN TI (Editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora