Introducción. Editado

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Muy buenas! Me llamo Eva y esta es la tercera novela que subo aquí. Esta ya la tenía subida a otra plataforma (por si la véis, que no penséis que la he tomado ni robado, es mía) pero he decidido subirla aquí porque es una historia que me gusta mucho. Siento si tiene faltas de ortografía pero empecé a escribirla hace casi cinco años, intentaré corregir todas las que vea. Espero que os guste, un saludo!

Atención: Los personajes no me pertenecen,todos menos Christine por ahora son de mi invención, los demás son de la magnífica Stephanie Meyer

-Aún no entiendo por qué tenemos que mudarnos- Solté entre dientes, con la vista fija en el parabrisas, el cual se movía de un lado a otro continuamente para limpiar las gotas de lluvia que caían sin cesar.

-Necesitamos un cambio de aires, además, acabará por gustarte Forks-Respondió mi madre, sin apartar la vista de la carretera.

-Habla por ti, además, llevas diciendo eso desde hace más de 6 meses. -seguía sin apartar la vista del frente, me daba miedo mirar por la ventanilla lateral del coche, pues sabía que todo era verde. Siempre me había gustado el verde, pero creo que ahora empezaba a odiarlo un poco.

-Christine...no te pongas así, por favor- Me suplicó, mientras me miraba de reojo, sentí el coche pararse debajo de nosotras, por un momento pensé que habíamos llegado y me atreví a echar un vistazo rápido, pero solo estábamos en un paso de peatones. Suspiré, me hundí un poco más en el asiento del coche, con los brazos cruzados sobre el pecho, en forma de desaprobación.

- Pero lo que no entiendo, es por qué exactamente Forks.

- Me han ofrecido un buen puesto de trabajo en la única guardería que hay y pagan bien.- Musitó, con gesto cansado. No quise seguir con la conversación, en vez de eso, me limité a jugar con la palanquita que cambiaba de posición el espejo retrovisor, de vez en cuando miraba de reojo a mi madre, el tiempo en el coche se me estaba pasando realmente largo,pensaba que me iba a dar un ataque de claustrofobia cuando por fin, Renée, mi madre, apagó el motor del coche y dijo con voz feliz:

-Llegamos, bienvenida a tu nueva casa- Sí, claro, como que nos va a durar más de un mes... Bufó, mi interior.

Estaba lloviendo por lo que me apresuré en salir del coche y ayudar a sacar mis cosas del maletero. Renée se había mudado con dos semanas de antelación para tener todo listo y arreglar el papeleo del contrato de seis meses. Al recordar eso, suspiré de alivio, pues por lo menos estaríamos ese lapsus de tiempo en un sitio fijo. En el último año, mi vida había sido un vaivén continuo,me había mudado más de 7 veces a diferentes pueblos o ciudades de Washington y alrededores. Desde que mi padre, Phil, había muerto el año pasado, mi madre no había sido la misma; -ni yo tampoco-, la alegría cuando sonreía ya no le llegaba a los ojos, si no que se quedaba ahí, en los labios.

Nunca había echado raíces en los sitios en los que había vivido, pues cuando empezaba a hacer amigas, mi madre me comunicaba que íbamos a mudarnos, de ahí que,por ahora, Forks solo era uno más de esos pueblos en los que había vivido.

Al entrar a trompicones por la puerta de la entrada, el olor a pintura inundó mis fosas nasales. Entre Renée y yo subimos mis pertenencias a el piso de arriba;- no eran muchas, pues al estar continuamente de viaje eran un estorbo;- mi madre me enseñó mi nueva habitación, era amplia con vistas al bosque- como no-de color azul cielo (mi favorito) y por suerte tenía un baño para mi es que me molestase compartirlo con Renée, pero me gustaba tener mi intimidad.

Estuvo conmigo parloteando de lo bonito que era Forks y lo que me iba a gustar todos los sitios y me prometió que me dejaría su coche para que fuese a Port Ángeles. Olvidaba que mi madre había vivido aquí cuando se casó con su primer marido,con el cual tenía una hija, de la que nunca hablaba. Mi madre debió de darse cuenta de que no le prestaba mucha atención,pues se despidió con la excusa de que iba a preparar la cena. Me alegré momentáneamente, a veces, en momentos como ese me gustaba estar suerte sola. Solo me tomó dos horas meter la ropa en el armario, poner los libros en la estantería y llevar mis cosas de aseo al baño, en el cual aproveché y me di una ducha reconfortante. Me vestí rápidamente, como sabía que no iba a salir más hasta mañana, me puse un viejo pantalón de chándal y una camiseta de mangas largas, otra de las cosas que me hacían odiar Forks, era su frío invernal,que a pesar de estar a mediados de junio, no nos acercábamos ni a los 20º C.

I only see you [SethClearwater] 1ª y 2ª TEMPORADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora