I only see you [SethClearwater] 1ª y 2ª TEMPORADA

CAPÍTULO EXTRA (I): La graduación

Narrador omnisciente

El gran día de Seth y Chris había llegado. Hoy recibirían los diplomas y serían oficialmente psicólogos. Después de cuatro duros años de noches en vela preparando exámenes, miles de apuntes estudiados, trabajos expuestos en clase, prácticas...hoy era el gran día. Los Cullen se habían trasladado desde Forks porque sabían que un día así, era para estar en familia. Además, los Cullen no iban solos, claro que no, les acompañaban Charlie, Sue y Leah con James, su actual marido y padre de la pequeña Tala, cuyo nombre significaba nada más y nada menos que lobo acechante. Un nombre muy acertado, claramente. Pero que estos últimos vendrían era una sorpresa para Chris y Seth, que sólo estaban informados de la visita de la familia Cullen. 

Christine's POV

-¿Estás lista, Chris?- Cerré el agua y me escurrí el pelo. Alice me estaba llamando desde el otro lado de la puerta. 

- ¡Sí, Alice! Salgo en un par de minutos. - Me enrollé con la toalla y procedí a secarme rápidamente con ella. Tenía los nervios a flor de piel. Hoy era la graduación y tanto Seth como yo estábamos eufóricos. Aún quedaban al menos cuatro horas para el acto en sí, pero Alice era tan extremadamente exagerada y perfeccionista que llevaba horas preparándolo todo y ahora me tocaba a mí pasar por el taller de chapa y pintura. Debía reconocer que aunque la moda no me desagradaba, mi hermana Bella me había transmitido un poco de ese... resquemor que tenía ella por la moda. O tal vez lo que me había transmitido era el pánico a Alice y a las compras, aún no podía estar segura. 

En cuanto salí envuelta en un albornoz, Alice y Rosalie me tomaron por un brazo cada una y casi sin esfuerzo, me sentaron en la cómoda silla del gran tocador que la inmensa habitación del hotel tenía. Y sí, si lo preguntáis, mi familia había decidido que lo mejor era reservar habitaciones en uno de los mejores hoteles de la ciudad, ya que no merecía la pena alquilar una casa para unos pocos días. Así que aquí estábamos todas las mujeres de la familia, Alice y Rose discutían sobre qué color de sombra de ojos iría mejor con mi tono de pelo y ojos, Bella se encontraba leyendo un libro sentada en la cama, y de vez en cuando miraba hacia nosotras y sonreía levemente. Su hija, al contrario que ella, se encontraba danzando por la habitación mientras intentaba decidirse entre dos vestidos y Esme...un momento. ¿Y Esme dónde se encontraba? 

 No le di demasiada importancia, hacía un momento que estaba hablando por teléfono sentada en el escritorio de la habitación. Rose me hizo mirar hacia el frente, porque sin darme cuenta mientras buscaba con la vista a Esme, había torcido la cabeza. Me miré en el espejo, por una parte me veía a mi, pero por otra veía a una persona muy diferente, me veía más madura, más mujer. Hasta ese momento no me había parado a pensar en lo que suponía para mí graduarme, estaba dejando atrás una etapa muy importante de mi vida y en la universidad había experimentado vivencias que de no ser así, no las hubiese vivido nunca. 

- Estás perfecta - Una fría pero cálida mano se apoyó sobre mi hombro y me hizo levantar la mirada. Bella me miraba sonriente, a lo largo de estos años había aprendido a conocer a mi hermana, y ahora podía ver cuán orgullosa se sentía de mí. Le devolví la sonrisa, poniendo mi mano sobre la suya y dando un leve apretón. Nunca habría imaginado estar así con Bella, mi hermana, aquella a la que durante tanto tiempo guardé rencor por no estar ahí conmigo y con Renée, a la que que yo misma prometí no volver a ver. Y ahora es una parte tan importante de mi vida, que no sé cómo he podido vivir quince años sin ella. 

 Miré mi reflejo en el espejo y pude observar que ya estaba lista. Me habían trenzado delicadamente dos mechones del cabello de la parte frontal, uniéndolos en la parte de arriba, formando así una pequeña corona a la que habían añadido pequeñas flores blancas; el maquillaje era sencillo y nada cargado: sombras de color gris y plata, delineador, máscara de pestañas... Alice y Rose habían hecho un grandísimo trabajo.