Los cinco minutos

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Jamás le había visto así, tan contento, tan reluciente. Desde hacía muchísimos años que sus ojos no tenían aquel brillo especial... Era como estuviera siendo genuinamente feliz. Cada tarde aparecía con una amplia sonrisa, hubiera sol o lluvia, daba igual, con cada paso que daba lo iluminaba todo. Al verle tan feliz, no podía evitar sonreír, contagiarse de su luminosidad. Probablemente aquellos días serían sus mejores recuerdos juntos a su hermano Horacio. Le encantaba verle feliz, por ello siempre buscaba la escusa para acudir a comisaría. Quería verle feliz; quería que al menos uno de los dos fuera feliz.

Recordaría, en especial, aquel día de invierno, en el que caminaron desde plaza central hasta comisaría. Cuando visualizaron al platinado en el parking, Horacio aceleró el paso. Una lluvia repentina; el pavimento lleno de charcos, las gotas sobre su cresta roja que comenzaba a despeinarse. La sonrisa más bella que jamás antes vio en un día tan gris como aquel. Se arrimaron al comisario, comentaron un tema sin asunto. Fueron tan solo cinco minutos, pero que para Horacio fueron una vida entera, y el ruso se lanzó tras una alerta de robo a badulaque. Caminaron de regreso. No hacía falta más nada. Pese lo lúgubre que lucía aquel día, para Horacio, se había vuelto primavera.

Lo recordaba. En sus retinas estaba grabado aquel resplandor de su hermano... Jamás habría querido que aquella luz se apagase. Jamás. Sin embargo, cuando le vio descender por la montaña y el sujeto se identificó como Volkov, sintió miedo a la vez que ira. ¿Horacio le había engañado? ¿Qué significaba aquello? No podía ver la sonrisa primaveral de su hermano. Su mano izquierda se estremeció. Tenía miedo. Cerró los ojos y sintió el fuerte olor a maquillaje barato. Una gota de sudor le surcó la sien derecha.

Disparos.

¿Qué cojones has hecho?

Una vida por una vida.

Ya no habría más sonrisas primaverales. Ya no había más idas a comisaría para verle florecer. Ya no. Nunca. El rostro consternado de su hermano se grabaría en su alma a fuego. Bastaron cinco minutos para destruirle. Volkov no volvería, y tampoco él.

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Volkacio sad porque me odio. 

Son casi las tres de la mañana y estaba escuchando varias versiones de "Te recuerdo Amanda" de Victor Jara. Recordé el stereo de ayer en el que Perxitaa y Momon hablaron sobre el volkacio, en especial cuando Momon dijo que le gustaba la buena cara que Horacio siempre intenta(ba) poner... ¿Y si a Volkov también le agradaba que Horacio siempre estuviera feliz? No sé. Salió esto de esa mezcla rara de cosas super distintas, pero bueno...

Ah! Pese a que en Infames a Gustabo no se le ve muy arrepentido de haberle disparado a Volkov, quiero creer que sí lo está jeje

Ojalá les guste y no se pongan sad como yo uwu

Oneshots VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora