[+18] El huevo.

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Hollins. Perdón. Soy del tipo que va a las fiestas de todos los barcos, pero siempre regreso a mi submarino Volkacio. 

Algo cortito pa no venir con mi etsesiva cantidad de testo.

Muchas gracias por sus favs y comentarios, nunca había tenido tantas lecturas y me hace refeliz cuando interactúan con mis fics malos uwu. Ya, dejo de dar la lata y pónganse modo diablo >:)

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La reunión acababa satisfactoriamente. Armando Miller se retiraba para organizar la malla, Ford iba en busca de su indumentaria para entrar de servicio y, por el contrario de lo normal, Horacio tomó asiento en el sofá. El federal empuñó su máscara mientras observaba con detención su puño. Hacía tan solo un par de días desde el asesinato de Athenea y Banks. No sabía qué tipo de relación tenía el FBI con la sureña, pero estaba claro que su muerte le había afectado, pensaba de pie en la puerta. Recordó los días posteriores a la muerte de Yakiv, cuando pasó por la tienda de ropa para cambiar su camisa por una negra, llevando así el luto. En realidad, no habían palabras para consolar al cresta, cualquiera habría estado de sobra. No era tan estúpido como para creer que a un agente federal le serían indiferentes estas situaciones, joder, eran personas después de todo, pero tampoco esperaba verle tan deprimido.

—La investigación va por buen camino, Horacio.

—Ya... —murmuró con los ojos cerrados, apretando con más fuerza la máscara negra. Dio un largo suspiro y agregó, en otro susurro: Fuck... Se levantó y acercó a la puerta. —Recuerde que me debe un huevo, eh. A ver cuándo puedo servírmelo. Me gustan bien duros, así se sorbe mejor el interior.

—Pues, cuando quieras. —se encogió de hombros. —Ya te dije, tengo preparado el derecho.

—¿Cuándo quiera? —repitió en un murmullo. El rubio asintió. —¿Qué tal ahora?

La mirada del federal era... ¿distinta? El cresta apoyó el antebrazo en el marco de la puerta, justo frente a él. ¿Acaso Horacio le estaba coqueteando de verdad? Intentó sostener la mirada del agente, pero no pudo con él, soltando una sonrisa algo nerviosa. En verdad no era la primera vez que hombre le coqueteaba, más de alguna vez le había tocado rechazar a uno, pero esta vez había algo...

Desde el mensaje del estríper que habían comenzado a juguetear así, nada era serio y puro palabrerío, sin embargo, ahora comenzaba a dudar. Estaba claro que Horacio no era del tipo que titubeaba, y él mucho menos. El moreno no era particularmente lindo, habían chicos mucho más monos que el cresta, pensaba, de quererse enrollar con otro tío lo haría con alguna que fuera más de su tipo...

—Si quiere, no hay problema, eh. Solo recordaré que el Sheriff Collins no cumple con su palabra. —dijo mientras cruzaba la puerta.

—¿Realmente quieres comerme los huevos?

Horacio soltó una sonrisa con aires de engreída y se encogió de hombros.

—Venga. —y cruzó la sala de reuniones de Sandy, guiando al federal.

Llegó al baño de los camarines y cerró la puerta, apoyando su espalda sobre esta. El cresta le agarró por la cadera y se le acercó para besarle, pero Collins le esquivó. Horacio soltó una discreta risa.

—¿Vamos directo, sin más? —susurró.

—Me quieres comer los huevos, no el morro. —respondió irónico.

—Vaaale. —dijo arrastrando la a.

El federal se arrodilló frente a él y acercó su mejilla derecha a la entrepierna del rubio. Le sacó la camisa de dentro del pantalón y deslizó sus manos por el abdomen del sheriff. Sí que estaba bien formado el cabrón, pensó mientras le recorría con sus manos, mirando de vez en cuando hacia arriba. Le desabotonó la camisa, apoyó sus manos en la hebilla del cinturón y se estiró para besarle el bajo vientre, justo bajo el obligo. Collins arqueó una ceja mientras Horacio le desataban el cinturón. Soltó el botón del pantalón y bajó la cremallera. Inclusive la ropa interior de Collins era negra. Por sobre la tela, rozó con sus labios la entrepierna del rubio. Notó que el comandante de los sheriffs soltaba un suspiro entrecortado, como si intentase retener el aire.

Oneshots VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora