Cegado

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Edit*

*Nota de autora: Otra vez, no es volkacio como tal, pero igual le estoy llorando al shipp. ¿No les pasa que aunque vean a Horacio hermoso en otro shipp, Volkov siempre es una espinita clavada que jamás se podrán sacar?

~*~*~*~


Bailaba en el centro de la pista, las personas le rodeaban emocionadas en la espera de su turno para que, si quiera, les mirara. Llevaba una camiseta blanca sin mangas y corta, de esas que dejan al descubierto la tripa. Bajándosele por los hombros, una chaqueta ligera de estilo americano con un diseño popart. Los pantalones ajustados de un color rojo intenso, adornado con un cinturón Gucci. Los ojos pintados de negro, los labios brillosos. El cabello blanco en una cresta que estaba por ceder ante el calor y humedad de la discoteca. Él bailaba, sacudía su cabeza, levantaba los brazos festejando. Era el alma de la fiesta. Todo mundo buscaba estar cerca suya. Podía notar el interés de chicas y chicos sobre él, especialmente de quienes permanecían sentados en la barra y le miraban desde lejos, tal como él mismo hacía.

Estaba seguro de quién era. Ese rostro lo había visto entrar y salir de la comisaría un montón de veces, pero jamás pensó que le encontraría de esa forma; el agente era cuidadoso en desaparecer de la ciudad sin abandonarla. Definitivamente el mundo era más pequeño de lo que creía, pensó mientras empinaba su último shot de tequila; Coyote le había enseñado bien cómo beberlo. ¿Le reconocería si se acercaba a él? ¿Qué pasaba si bailaba un poco con él? El agente se notaba bastante pasado de copas, probablemente no recordaría ni la mitad de las personas con la que había bailado durante toda la noche, ¿qué más daba si jugueteaba con él por unos minutos si no le recordaría? Sentía una terrible curiosidad por ver qué ocurriría si...

Las luces cambiaron el ambiente de la pista, se tornaron azules y rojas. El dj acababa de pinchar Blinding Lights. El sonido del synthe hizo que su cuerpo se moviera sin siquiera pensarlo. Pasó a través del grupo que cada vez se cernía más a Horacio y, en cuanto quedó frente a él e hizo contacto visual con este, el agente conectó con él. Le ofreció una sonrisa coqueta. Era obvio que no le reconocía. Le acarició el rostro, pasando su mano con especial cuidado sobre su frondosa y suave barba. Volvió a sonreírle y se lanzó a bailar. Por supuesto, él siguió con el rollo del agente, imitando sus pasos o proponiendo unos nuevos. El primer coro terminaba, volviendo a la tranquilidad de la estrofa. Horacio dio media vuelta para pasar a su siguiente compañero, pero le retuvo, cogiéndole por la mano. El cresta soltó una sonrisa y volvió con él.

Horacio se apegaba a él, balanceándose al ritmo de la música que volvía a entrar al coro. Pasó sus brazos por sobre los hombros de Ford, rodeándole el cuello, acariciándole el cabello y cantando embobado el coro sobre su oreja. I said uuuhhh, i'm blinding by the lights... Le rodeó la cintura desnuda. Horacio seguía balanceándose, sintiendo la música, apegándose cada vez más a él, sintiendo su cuerpo contra el suyo.

En el último puente de la canción el agente del FBI le miró con detención. Notó que murmuraba algo, pero tan solo alcanzó a leerle en los labios las últimas palabras: ...diferente a él. Aún con la música de fondo, con las luces tenues, con la mirada de algunos curiosos sobre ellos, Horacio se acercó tímidamente en busca de un beso. Las cosas habían escalado demasiado rápido, pero no tuvo tiempo para pensar ni dudar en cuál era el siguiente paso a dar. Apretó al cresta contra sí y recibió sobre sus labios los del agente. Eran pequeños besos, casi infantiles hasta que, al fin, pudo penetrar en su boca.

Parecía que a nadie le importaba que estuviesen en medio de la pista besándose; la música no paraba, la gente no abandonaba sus bailes, e incluso quienes esperaban a Horacio ya no lo hacían, se habían mezclado con el borroso fondo de la fiesta.

El federal se apartó un poco, buscando su mirada. ¿Cómo lo hacía para tener su maquillaje impoluto? Pensó en cuanto vio los ojos perfectamente delineados de Horacio. Sonrió coqueto, juguetón, casi como un niño. El cresta le soltó del cuello para cogerle por la mano, avanzando entre la multitud. Se acercaron a la puerta de salida y se echaron a reír antes de volver a besarse. Le acorraló contra la pared mientras Horacio le abrazaba por la cintura, recorriendo media espalda con sus manos inquietas. Estaba claro lo que ambos querían en esos momentos.

Se montaron en el lujoso y colorido carro de Horacio. No pretendía avanzar demasiado, más bien buscaban apartarse un poco, que nadie les viese, llegando así a un mirador. Las luces de la ciudad bajo sus pies. Todo sería perfecto de no ser por el sujeto que se hallaba varios metros más allá, fumando solo mientras observaba la ciudad. ¿Acaso no era... el comisario del sur? Horacio le cogió por la mejilla, volteándole el rostro para mirarse cara a cara.

—Bebé, me acabas de raptar de una fiesta buenísima y te pones a mirar a otro...

—¿Raptar? Me pregunto quién habrá sido raptado... —balbuceó.

Notó que Horacio le acariciaba la barba. Parecía que realmente le gustaba.

—¿Te mola?

—Me molan los hombres... con aspecto rudo. —dijo embobado por la suavidad del cabello.

—¿Te gustan los chicos duros?

—Me gusta que lo hagan duro...

Soltó una sonrisa nerviosa, la manera tan seria y directa con la que el agente acababa de decir lo que dijo le cohibió.

—¿Te molan como yo? —preguntó el cresta.

—Me mola porque eres tú.

Notó que Horacio se sonrojaba. Le pareció lindo. Acortó distancia y le besó mientras le quitaba la chaqueta, la cual seguía llevando bajo los hombros.

—Que esto no salga de aquí, Sheriff. —dijo mientras se quitaba la camiseta. Que Horacio supiese quién era él, antes que asustarle, le encendió aún más. Se abalanzó sobre el agente federal para llenarlo de besos y caricias.

Oneshots VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora