Day 4: Intento de coqueteo

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Conway le arrastró hasta el casino. Realmente no tenía el ánimo para jugar, pero el Super le obligó y, como buen subordinado, no le quedó más que obedecer. La manera en la que Conway se había vuelto tan cercano con Gustabo le asustaba, había algo que no dejaba de producirle desconfianza. De cierta forma, hasta prefería estar allí para ver el avance de su relación, ser testigo y poner en evidencia cualquier conducta sospechosa que tuviera para con el mayor rango del CNP.

Conway y Gustabo gritaban en la mesa de la ruleta, discutiendo sobre el color que saldría. Realmente era todo un espectáculo. Desde el mesón del bar podía verlos a la perfección mientras disfrutaba de su caipiroska. Horacio tomó asiento junto a él, desanimado. Se había obsesionado con una de las tragaperras y habría perdido todo el dinero de no ser por uno de los crupiers le pidió dejar de golpear la máquina y se retirarse. No podía creer que el cresta hubiese golpeado una máquina tragaperras en el casino. Horacio notó a la parejilla que chillaba en la mesa de la ruleta y se largó a reír.

—De verdad... —murmuró mientras pedía al bartender un cóctel.

—¿Ya no trae la cresta levantada? —preguntó mientras aún observaba a Conway y Gustabo.

—No... El viejo... —la mirada de desaprobación de Volkov no tardó en aparecer. —El Super me ha dicho que me saque la cresta si quiero entrar al CNP.

—¿Quiere entrar al CNP? —asintió. —Es algo bastante noble de su parte. —y se volteó a mirarle.

El bartender había traído un cosmopolitan y Horacio, antes de beberlo, se quedó pensativo mirando la copa. Nunca lo había notado, pero el chico realmente tenía buen perfil. El puente de su nariz era proporcionalmente pronunciado, el tabique era recto hasta la punta de su nariz, ligeramente respingada. Sus labios, el inferior un tanto más ancho que el superior, asimetría que se disimulaba por la perfectamente bien recortada barba. Horacio era el tipo de hombre que gastaba dinero en su imagen, pensó. ¿Debería dejarse un poco de dinero en perfilarse la barba?

—Tiene un bonito perfil, Horacio. —dijo. ¿Acaso el caipiroska le había aflojado la lengua? Pero si tan solo llevaba un par de copas...

Notó que Horacio se sonrojaba, incluso sus orejas habían cambiado de color. Le miró sorprendido, pero pronto intentó esconder su mirada en un gesto cohibido. Recordó las cientos de veces que Horacio había intentado ponerle incómodo, llamándole "Comisario Bombón" o piropeándole. Que el cresta se pusiera nervioso por un comentario simple, casual y casi ingenuo, le pareció tierno.

—A mí...gushta t... cabeza... —balbuceó antes de beber de golpe su copa y levantarse animado en busca de Gustabo.

Oneshots VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora