Narra Chloë
¿Se considera correcto tener relaciones con alguien de tu familia? Pues, la verdad es que mis padres son hermanos, y de allí salimos Abel y yo. Entonces no es tan malo como parece.
Yo creo que mientras haya amor verdadero, todo se vale, independientemente de la edad, género o en mi caso, el parentesco con una familia. Porque mi hermano siempre está al pendiente de mí, me cuida, me mima y todo eso lo valoro mucho. Tanto que me hizo amarlo, a tal punto de que estoy por entregar mi cuerpo y alma a él.
Abel va a marcarme definitivamente como a su mate, un evento que cualquier omega espera desde el primer día de su transformación. Estoy nerviosa, y no por el hecho de que yo sea virgen y tendré mi primera vez, sino porque "esa" primera vez será con alguien de mi familia, alguien con quien comparto sangre desde mi nacimiento.
Estoy tratando de tener pensamientos optimistas, porque sin dudas es la única manera de que todo salga bien. Y ahora, estoy a punto de compartir sábanas, mezclar mi sudor con el de él y unir nuestras almas para siempre.
Me encontraba recostada sobre la cama, esperando a que Abel saliera del baño. Es irónico porque mi lugar debería ser ese, pero ahora es totalmente al revés.
—Cariño, ¿Modo lobo o modo humano?—dijo Abel con un tono pícaro desde el baño.
—Modo Abel, quiero el modo Abel...—dije inquieta.
Salió del baño, con un bóxer negro, era un bóxer que le ajustaba a tal punto que marcaba su paquete. No pude evitar mirar semejante bulto, aún así, sentí como mis mejillas empezaban a arder.
—Rawwrr..—gruñó Abel, donde desde el baño saltó a la cama.
Empezó a besarme en los labios con profundidad, me sentí deseada.
Luego, pasaba su lengua a mi cuello mientras yo liberaba un leve jadeo entre-sonrojos. Me manoseaba los glúteos apretándomelas con sus garras, no pude contenerme ante aquél estímulo, así que solté un leve gemido.—¿Estás lista Chloë?¿Lista para que nos entreguemos en cuerpo y alma?—dijo tomándome del mentón. Nuestros rostros estaban a pocos centímetros, fácilmente podría sentir el ritmo de su respiración.
—Si...—contesté—Contigo siempre estoy lista...
Abel esboza una sonrisa lasciva.
Cuando cerré los ojos para dejarme llevar por la pasión, mi cuerpo actuaba solo, al ritmo de los besos de Abel. Mientras que el ambiente cada vez se ponía más caluroso.
Me empezó a sacar la lencería erótica que llevaba puesto, haciendo un caminito de besos en mi abdomen, me estremecía lo bastante hasta el punto de arquear la espalda , puesto a que en esa zona soy muy sensible al igual que en mis pezones.
Abel se quitaba la ropa interior, quedando como Dios lo trajo al mundo. Desde ese momento, mis mejillas, ambas orejas y todo mi rostro empezaron a hervir dejándome en evidencia de que todo esto me ponía nerviosa.
Abel me insinuaba con la mirada, me hacía gestos para que tocase el artefacto que le colgaba entre las piernas.
Empecé a masajearlo, Abel se mordía los labios mientras jadeaba. Seguidamente, posicionó su mano sobre mi cabeza para dirigir el movimiento que hacía a la par que succionaba su malsonante arma.
Luego de un rato, Abel decide recostarme en el lecho mientras me acariciaba las piernas.
Nunca había sentido esta sensación, este fuego que me calcinaba por dentro, teniendo una conexión íntima uniendo lazos, y aunque parezca muy apresurado hacer el amor a solamente pocas semanas de mi transformación y de habernos declarado como mates, la vehemencia que nos une es más sólida que la punta de un peñasco.
Desde aquel momento que fui rescatada de los colmillos del vampiro ese, supe al instante que Abel era el indicado. Me di cuenta que es capaz de arriesgar su propia vida por mí, por verme bien y hacerme sentir protegida.
—Aahhh—solté un quejido por la embestida que me proporcionaba Abel.
Para ser mi primera vez, se siente tan bien. Yo estaba convencida de que iba a doler, pero no, no fue así. Al principio se sintió como un calambre en la entrepierna pero con los movimientos que hacía Abel, se sentía más que un simple orgasmo.
—Mmmhh...—gemí—No pares....
Con cada vaivén, mis gemidos eran mas fuertes, mis piernas rodeaban la cintura de mi amado. Mis uñas eran largas, por lo que dejaban algunas marcas en su espalda.
—¿Te gusta?—pregunta Abel entre jadeos
—¿Tú? Me gustas mucho...—respondí.
A la par de sus movimientos, unimos nuestros labios y jugueteábamos con nuestras lenguas. Abel estiraba mis labios con sus dientes, dientes blancos, labios rojizos, y jugosos, todo esto eran momentos afrodisíacos que cualquier conexón que tengamos nos dejaría sin aliento y con la frente húmeda por el sudor.
Llegué al orgasmo y tanto yo como Abel, quedamos tan satisfechos pero a la vez muy cansados que simplemente nos quedamos dormidos.
╭══════•>✾<•══════╮
A la mañana siguiente....
╰══════•>✾<•══════╯La luz del sol penetraba a través de las cortinas, abrí mis ojos lentamente dejando que se acostumbraran a la claridad. Me encontraba recostada sobre el pecho de Abel, con su abdomen rodeado de mi brazo.
Estábamos desnudos después del momento más feliz de mi vida, y tal cual quedamos anoche, así volvimos a despertar. Estaba muy contenta que por reflejo solté una leve risa.
Abel abría los ojos y levanté la mirada hacia él.—Buenos días, mi luna preciosa—unió sus labios con los míos.
—Buenos días, mi sol precioso—le devuelvo el beso.
Y es así que estuvimos un buen rato en la cama que lo volvimos a hacer. De ser por mí, quisiera que este momento durara para siempre.
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Mi hermano es mi Mate©
WerewolfHermanos, amantes, lobos ¿Qué más? Una relación... poco usual. ⚠️ADVERTENCIA: Esta historia contiene material explícito, además, podría herir la sensibilidad de algunas personas. Y si no es de su agrado abstenerse a leerla. Se recomienda discreción...