Capítulo 19: ¿Armagedón?

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Narra Chloë

Me siento realmente como una estúpida. Como fue posible que Abel fuese capaz de involucrarse con unos vampiros desagradables. ¿Pero qué se le pasó por la cabeza para hacer algo así? Es una traición, no solamente para mí sino para toda la familia y toda la manada. Es inadmisible.

Ya no fue necesario que leyera su mente, porque ya lo había hecho con el de mi padre y fue más que suficiente para darme cuenta que ambos fueron desleales con toda la manada. Tendría que decírselo a mi mamá porque no es justo que ella siga con un tramposo como lo es mi padre. Pero todo a su debido momento.

Me encontraba recostada en la cama reposando, no me he sentido bien últimamente y sé que puse en riesgo mi embarazo en muchas circunstancias. El vientre me estaba pesando y a veces me dificultaba caminar, así que por ahora no voy a hacer nada. Estaba muy cansada, y decepcionada a la vez por todo lo que ha pasado estos días.

Justo cuando iba cerrando mis párpados, alguien entra a mi habitación sin permiso.

—¿Qué son esos modales Erik?—digo masajeando el puente de mi nariz con los ojos cerrados aún.

—Oh, lo siento hermanita. Perdóoon—respondió con un poco de ironía.

—¿Qué pasaría si yo estuviera en paños menores y tú entrando a mi habitación sin siquiera tocar la puerta?—demando.

—Que no pasaría mejor dicho.

—¿Qué?

—¿Qué?—repitió.

—Erik ya... ¿Serías tan amable de retirarte? Quiero descansar pero tú vienes a alterar mi armonía con tus comentarios... raros.

—Jajaja. Lo siento—rió nervioso— Cambiando de tema...—su rostro se puso serio—¿Fuiste a ver a Abel? ¿Por qué? Y no me digas por nada, porque tú y yo sabemos que no es así.

—No menciones ese nombre, por favor.

—¿Por? ¿Acaso se pelearon? ¿Terminaron?

—...—quedé en silencio por unos segundos—Sí, rompí con él...—dije con cólera y me vuelvo a acostar abrazando una almohada.

—Entiendo... ¿Esta vez qué hizo?

—¿Realmente quieres saberlo?—pregunté de espaldas.

—¿Por qué no? Soy tu hermano y tengo derecho a saber que te sucede para ver en qué puedo ayudarte.

—No Erik—le interrumpo dándome vuelta y mirándole a los ojos— No tienes derecho a nada, ya soy una mujer adulta, sé valerme por mí misma y el hecho de que seas mi hermano mayor no te da el derecho a meterte en mis asuntos. Mis problemas, mis líos; así que no quiero que vuelvas a tener un comportamiento tan impertinente como éste.

—Vale, tranquila. Pero recuerda que nuestro padre me mandó para que salve y cuidara de ti—hizo una pequeña pausa—Y aunque Abel... digo, aunque ese hombre no fue nunca a verte al hospital, fui yo quien estaba cuidando de ti todo este tiempo mientras estabas en coma.

—Entonces... ¿Tú sí cuidaste de mí cuando casi moría?—me parece muy bueno de su parte que dedique todo su tiempo en cuidarme.

—Exacto, y para seguir cuidándote necesito que me cuentes que pasó entre ustedes y ver si puedo ayudarte en algo o darle su merecido a ese idiota.

—Erik, no. A pesar de que hayas sido mi cuidador todo este tiempo, no es correcto que debas involucrarte en cosas que no te conciernen, ya te dije. Y no me hagas repetírtelo de nuevo.

—Pero eres mi hermana menor, debo velar por ti. Es más, te conviene porque así es la única forma que puedas solucionar tus contratiempos sin necesidad de moverte mucho.

Mi hermano es mi Mate©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora