Capítulo 17: Ruptura

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A medida que pasan los días, ya los síntomas de mi embarazo casi es imperceptible. Ya tengo el vientre un poco abultado y me siento más pesada que antes.

Aún tengo las ideas un poco desordenadas después del sueño que tuve hace unos días, sigo confundida y me siento algo extraña con respecto a eso. Sé que mi ADN está mutando y el crecimiento de mis cromosomas están casi al final de su fase. Algo que me tiene tan preocupada es que si llego a perder el control sería tan peligroso para mí así como para mi hijo. Los días pasan y no noto nada, pero estoy convencida de que mi mutación se desarrolle por completo y allí es donde las cosas podrían complicarse.

Lo que necesito ahora es comprobar que tan lejos puedo llegar. Debo asegurarme que realmente estoy desarrollando un don más, un don que desconozco su procedencia.

Estaba esperando a mi padre que llegue de su casería en el bosque si es que fue para eso, así tendría la oportunidad de preguntarle ciertas cositas que obligadamente tendrá que decírmelas porque si no lo hace, me veré obligada a hacerlo hablar por la fuerza. Voy a escabullirme en su mente para descubrir toda su farsa, porque desde el principio ya me estuve dando cuenta que algo andaba mal con mi padre. Pues, no se veía como un padre preocupado por su hijo que supuestamente fue secuestrado. Aunque no se necesita ser una telépata para darse cuenta de semejante mentira

—Hola padre, por fin llegas—enarqué una ceja sentada en el sofá.

—Oh, hija mía. Veo que me estabas esperando—dijo mi padre sin prestarme tanta atención.

—Mmm... Algo así.

—¿Necesitas algo?

—De hecho sí—me levanto del sofá y me dirijo a él a paso lento—Es sobre Abel, ¿sabes dónde está?

—Hija, ¿a qué viene todo esto?—finge no estar nervioso pero bastaba con que un niño lo huela para darse cuenta que no sabe ocultar su nerviosismo.

—No te hagas, y responde. ¿Sabes o no sabes dónde está Abel?

—No tengo idea de qué estás hablando. Recuerda que tu hermano fue secuestrado...

—Ohh ¿no tienes idea?—me cruzo de brazos—¿Entonces por qué no mandas a todo tu ejército de alfas, omegas y betas para que lo busquen? ¿O acaso no te importa tanto la vida de Abel? Dime, porque tú mandaste a todo un continente cuando hace un tiempo fui secuestrada por vampiros, ¿por qué no haces lo mismo por tu hijo?

—Chloë, ¿Qué pretendes? Te he dicho que no sé donde podría estar, por eso no he mandado a los soldados por su rescate.

—¿Ah no? ¿No sabes? O... ¿no recuerdas dónde le mandaste?

—¿Recordar qué cosa? ¿A qué te refieres?

—Pues ahora te hago memoria.

Siento como se activan las conexiones eléctricas y transitan mi cerebro. Mi vista y todo mi alrededor se vuelven de un color azul, enfoco mi mirada en la profundidad de los ojos de mi padre haciendo un perfecto contacto visual.

 Mi vista y todo mi alrededor se vuelven de un color azul, enfoco mi mirada en la profundidad de los ojos de mi padre haciendo un perfecto contacto visual

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Mi hermano es mi Mate©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora